Después de muchos meses de retraso -demasiados, diría yo- ha sido aprobado el Plan Estratégico de Melilla 2020-2029 y, por desgracia, sin el consenso de todas las fuerzas políticas que requiere un Plan Estratégico para cambiar la estructura social y económica de una Ciudad en franca decadencia desde mucho antes de la pandemia. Pienso que es un error que se podrá corregir en el futuro porque entiendo que los que no han votado a favor no están en contra ni de las siete Líneas u Operaciones Estratégicas que contempla el Plan ni de la mayoría de las 92 actuaciones que se proponen y de las que se deberá hacer una revisión y análisis exhaustivo de cada una de ellas -pues entiendo que no son definitivas – valorando su dificultad y coste de puesta en marcha, capacidad y la posibilidad de conseguir los fondos necesarios (casi 800 millones de euros). Supongo que los de algún partido político no estarán conformes con algunas y los de otros partidos tampoco con otras, pero creo que se debe trabajar conjuntamente y con generosidad para lograr que, al menos, se pongan en marcha las que a todos les pueden satisfacer, aunque sea parcialmente y, sobre todo, beneficiar a Melilla y sus gentes.
He tenido acceso al Documento de Síntesis -creo que negociado con el Partido Popular de Melilla- y en el que se acordaba plantear al Gobierno de España un paquete de 17 propuestas alineadas con los objetivos del Plan. Ahora queda por ver si se mantienen esas peticiones consensuadas y si el Gobierno de España es capaz de asumirlas como propias e incluirlas en su prometido Plan Integral que ya debería haber sido presentado a la opinión pública y del que, por cierto, no hemos visto ni un breve tráiler. Y, aunque tengo mis dudas, espero del Gobierno que ponga el dinero de los PGE o de los Fondos Europeos que se necesiten para ello.
Ya veremos lo que nos presenta el Gobierno de Sánchez y espero que no se quede en promesas vagas que nunca se cumplen o se adopten medidas sin tener en cuenta la voluntad de los melillenses que últimamente solo estamos recibiendo de los políticos de turno “largas cambiadas” y “excusas de mal pagador” ante las quejas por lo mal que funcionan los transportes, por la suciedad en las calles, los cortes de agua, por la ineficacia de la Administración local para sacar adelante proyectos presentados como inmediatos hace meses, por los errores reiterados y no enmendados en la contratación pública de muchos servicios (salvamento en las playas, vigilancia jurada en instalaciones públicas, redacción de proyectos técnicos) o las inversiones anunciadas y no realizadas o irrealizables. Eso sí, con muchas sonrisas y sin ánimo alguno de aceptar su responsabilidad en ello.
Me temo -y de ahí el título del artículo- que todos los partidos políticos van a arrimar la ascua a su sardina pensando en lo que les conviene a ellos para ganar las próximas elecciones, sin darse cuenta que los ciudadanos estamos ya hasta el gorro del “y tú más” y de lo que los “hunos” no han hecho en 20 años o de lo que los “hotros” han dejado de hacer en los tres años que llevan gobernando. Lo cierto es que quien ponga encima de la mesa la solución a los graves problemas de Melilla, entre otros, el elevado coste y el mal servicio en los transportes, la seguridad y fluidez en el paso de las personas y mercancías por la frontera, la suciedad en las calles, el desempleo de los jóvenes, etc., se llevará el gato al agua en las próximas elecciones, pero -salvo sorpresa como la de Andalucía- no tendrá mayoría absoluta y deberá pactar con uno o más concejales de otro partido para hacerse con el Gobierno. Ya se ha demostrado que la ideología no es suficiente para decantar el voto hacia una opción política u otra. La gente quiere que le solucionen sus problemas y no que busquen el propio el bienestar de los políticos profesionales y de los que pululan a su alrededor para que les caiga algún trabajito en los planes de empleo o en las empresas que desarrollan los contratos que adjudica la Ciudad.
Como expuso recientemente en una entrevista mi amigo Juan Ignacio De Mesa, empresario familiar, primer alcalde democrático de Toledo durante el periodo 1979-1983 y uno de los promotores de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), hay que distinguir entre el político profesional y el político por vocación: “El primero —citando al economista, sociólogo, jurista y politólogo alemán, Max Weber— es el que hace de esta noble actividad una carrera para mejorar su estatus social, mientras que el segundo, sin embargo, está al servicio de ideales relacionados con la mejora de vida de sus conciudadanos”. Y me temo que, tanto en Melilla como en el resto de España, en estos tiempos, hay muchos de los primeros y pocos de los segundos. Lamentablemente.
Vuelvo al principio, para reseñar que -a mi parecer- las propuestas hechas por el PP en junio del 2021 y las más recientes conjuntas con el PP de Ceuta, las detalladas en el Plan Estratégico y las presentadas en el Senado por la CEME, coinciden en muchas de ellas y, sobre todo, en lo principal: cambiar la actual estructura económica y social de Melilla y dar un futuro a nuestros jóvenes. No entiendo que no se pueda llegar a un consenso.
La Ciudad tiene en Proyecto Melilla S.A. (PROMESA) una herramienta muy importante para facilitar las inversiones y creación de empleo en Melilla que no debería ser un campo de disputas políticas ni estar en manos de aficionados sino de técnicos que pongan en marcha los programas y actuaciones que la Junta General -conformada por los políticos miembros de la Asamblea- le encomiende al Consejo de Administración que, por cierto -y aunque su presidente no lo supiera- no requiere que todos sus miembros sean representantes de partidos políticos. Y otra herramienta de la que se ha hablado poco incomprensiblemente es el contrato adjudicado recientemente a la consultora KPMG para diseñar y ejecutar el “Plan de Promoción Económica de la CAM” y a la que se piden propuestas de mejoras del actual REF, asesoramiento en el planteamiento de consultas a la D.G. de Tributos respecto al tratamiento fiscal que pudiera afectar a la legislación tributaria aplicable en Melilla, confección de una base de datos de 200 empresas como mínimo de futuros inversores y la captación de al menos dos empresas nacionales o extranjeras que se implanten en Melilla y creen empleo, así como la confección de un dossier económico sobre las ventajas de invertir en Melilla y su presentación en distintos foros. Le deseo mucho éxito en su trabajo por el bien de todos.
Ya falta poco para las nuevas elecciones y, como estamos en precampaña electoral, le pido a los políticos que no pierdan más el tiempo en prometer lo que saben que no pueden cumplir y hagan lo imposible por sacar a esta ciudad en el pozo en el que entre unos y otros la han metido y exigir a quien corresponda lo que los melillenses necesitamos: seguridad en que tendremos un futuro mejor que el actual presente.
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