Tras cuatro horas esperando un compromiso de la Delegación para concertar una reunión, un representante del delegado consigue aunar voluntades en la concentración pacífica convocada ayer.
Primer objetivo conseguido. A las 12:00 horas de hoy una representación de diez personas de los vecinos de la Cañada de Hidum se reunirán con el delegado del Gobierno en Melilla, Gregorio Escobar, tras haber forzado un encuentro con el jefe del Gabinete Técnico de la Delegación, Francisco Mayoral, en la concentración pacífica convocada en la tarde de ayer por los vecinos de la barriada. No fue hasta pasadas las 19:00 horas cuando Mayoral se personó en el lugar a petición del presidente de la Asociación de Vecinos de la Cañada, Abdelkrim Mohand. Desde ese momento, las conversaciones mantenidas en un improvisado “territorio neutral” en las instalaciones del Museo del Automóvil no estuvieron exentas de momentos de tensión aunque tuvo un final feliz para los allí congregados.
Fue el propio jefe del Gabinete Técnico de la Delegación el que habló directamente con los cerca de 200 manifestantes apostados en la carretera de Hidum y a los que transmitió el mensaje de Escobar: “Mañana –por hoy– el delegado del Gobierno se va a reunir con un comisión de representantes del barrio y llevaréis por escrito los problemas que tenéis, reivindicaciones y propuestas para comenzar a trabajar conjuntamente”.
No obstante, advirtió que “no se puede dar solución de un día para otro a un problema de 50 años, pero se os va a escuchar”. Así terminó su alocución mientras que los manifestantes decidían disolver la concentración o continuar con el corte al tráfico rodado a la barriada. Mayoral fue escoltado en todo momento, en la distancia, por el comisario de la Jefatura Superior de Policía, José Manuel Calleja, y su segundo de abordo.
Al menos se abrió una vía al diálogo cumpliendo uno de los objetivos de los manifestantes. Una reunión con el delegado del Gobierno que permita al menos exponer los problemas y penalidades que muchas familias de la Cañada sufren a causa del alto índice de desempleo existente en el distrito, en especial, entre el colectivo juvenil.
Manifestación sin violencia
En torno a las 16:00 horas, la actividad en el seno del barrio de la Cañada hacía preveer una nueva protesta. El llamado ‘boca a boca’ y plasmado en varios muros del barrio se había convocado una manifestación pacífica con los mismos motivos que el primer día: alto índice de desempleo y, según los manifestantes, el injusto reparto de los puestos de trabajo en los Planes de Empleo de la Delegación entre los vecinos de la Cañada.
En principio, la convocatoria era de carácter pacífico y sin violencia pero los manifestantes no dudaron en ‘armarse’ ante una posible respuesta policial. En la entrada al barrio, varios contenedores volcados sobre la calzada y una barrera improvisada con neumáticos viejos fueron los preparativos ante una posible contienda. Por ello, muchos de los asistentes iban ataviados con pañuelos o camisetas para ocultar su rostro. El miedo a una posible identificación por parte de las autoridades policiales les obliga a ello, afirmaron.
Durante la tarde, pudieron volverse a ver carteles demandando “Un trabajo digno” y varias proclamas un tanto agitadas como “Trabajo o guerra”. La sangre no llegó al río en ningún momento por parte de los manifestantes ni por parte de la numerosa presencia policial en la rotonda de Las Palmeras.
Durante la tarde, el que fue acusado por parte del Partido Socialista de ser uno de los instigadores de estas protestas, el dirigente vecinal, Abdelkrim Mohand, hizo más bien todo lo contrario. Apaciguó los ánimos caldeados de una barriada castigada por el desempleo y actuó de interlocutor tanto con los agentes policiales allí presentes como, posteriormente, con el comisario Calleja y, por último, con el jefe del Gabinete Técnico de la Delegación.
Sus intenciones fueron claras en todo momento: “No queremos que haya violencia por ninguna parte, únicamente hemos trasladado al señor comisario que queremos que nos reciba el delegado del Gobierno y lleguemos a una solución pacífica”.
“Trabajo o guerra”
Algunos cabecillas de la concentración mantuvieron la calma en todo momento y cualquier conato de ataque con piedras, incluso estando presentes en el lugar numerosos medios de comunicación locales y nacionales, era recriminado duramente. Ellos mismos fueron los que trasladaron, en algunos momentos, unas demandas que más bien sonaban a ultimatums. “Queremos que el delegado del Gobierno venga personalmente al barrio”. Una demanda que no quedó satisfecha al tener que solicitar esta reunión por escrito en la Delegación.
Ciertamente, las primeras impresiones del breve encuentro mantenido entre Mohand y Mayoral provocó la confusión entre los manifestantes quienes, en un primer momento, se negaron en redondo a reestablecer el tráfico rodado en la Cañada. Las conversaciones duraron en torno a la media hora en la que también se vivieron momentos de tensión cuando Abdelkrim Mohand salió airadamente del Museo del Automóvil, un improvisado “punto neutral”, asegurando que el delegado Escobar se había negado a hablar con los vecinos y mantener una reunión y en su lugar se habría contactado telefónicamente con el líder de Coalición por Melilla, Mustafa Aberchán. “¿Pero quién es realmente el delegado del Gobierno de esta ciudad?”, preguntó Mohand.
No obstante, la voluntad de diálogo y entendimiento primó en la negociación con el feliz desenlace que hizo que la concentración finalizara sin ningún tipo de expresión violenta similar a los hechos ocurridos el pasado martes.
Lo que sí es cierto es que, los cabecillas de la manifestación con las caras tapadas en todo momento aseguraron que de no tener una pronta solución “continuaremos las protestas todos los días, hasta que se nos escuche”.
Una juventud ‘olvidada’
El alto índice del desempleo en el distrito de la Cañada de Hidum se ceba principalmente con la juventud. Muchos de ellos, fruto de un fracaso escolar del que Melilla lidera las estadísticas, se debate en un futuro incierto dominado por la droga y el menudeo. “Nos vemos obligados a vender droga porque no nos queda otra forma de ganarnos la vida para poder sobrevivir”, explicaba uno de los manifestantes ayer en la barriada. “Tengo 22 años, dos hijos y no he trabajado nunca, ¿qué tipo de democracia y derechos tenemos que ni siquiera podemos encontrar un trabajo digno?”, aclamaba otro. Estas fueron algunos de los testimonios que los manifestantes trasladaron a Francisco Mayoral, una vez les anunció que finalmente habrá una reunión con el delegado del Gobierno. Poco más huelga decir ante este panorama.
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