No pudo ser. La diferencia fue abismal entre un equipo hecho para ascender y otro para pelear por acabar en la zona alta. Cádiz y Melilla llegaban en su mejor momento en la competición a un duelo que resultó desigual.
Poco pudo hacer el equipo norteafricano para salir airoso de un enfrentamiento ante un rival, un escenario y un entorno de superior categoría. Aún así, la escuadra azulina vendió cara una derrota cimentada en el acierto a balón parado de un Cádiz que siempre creyó en la victoria empujado por el aliento de una descomunal afición.
El Melilla, que contó también con el apoyo de un nutrido grupo de aficionados de la Peña Nacho Aznar, supo manejar a un rival crecido a lo largo de una primera mitad en la que apenas dejó opciones al equipo anfitrión. Sin embargo, tras el paso por los vestuarios, el dominio del Cádiz se fue acrecentando hasta encerrar prácticamente al equipo unionista en su parcela. Solo el riguroso penalti señalado por el colegiado castellano manchego Escudero Marín ( al que le vino grande la majestuosidad del escenario) cuando el partido ya entraba en su recta final, allanó el camino de un líder errático a la hora de la definición. El segundo gol, ya en tiempo de prolongación, vino a corroborar la importancia de las acciones a balón parado cuando un equipo se atasca a la hora de finalizar las jugadas de ataque.
Aunque el triunfo del Cádiz CF fue merecido, a nadie se le escapa que el Melilla estuvo cerca de arañar un resultado positivo en uno de los campos más complicados de toda la categoría. Los azulinos, basados en un buen orden defensivo, aguantaron estoicamente las embestidas de los amarillos, quienes nunca temieron por la derrota debido al pobre bagaje ofensivo de un rival que no disparó en una sola ocasión entre los tres palos.
Más que caer derrotado en un campo y ante una afición que aún no ha visto perder a su equipo a lo largo de lo que se lleva disputado de competición, lo que fastidia es ver cómo el equipo no fue capaz de dar cuatro pases seguidos. El inicio de la segunda parte, en el que los azulinos tocaron algo más el balón, fue un mero espejismo. A más de uno, por no decir a la mayoría, la pelota le quemaba en el pie. Fue una pena, porque el escenario y el rival eran los adecuados para reivindicarse. Juanjo y Sufian, fueron de los pocos a los que la tenencia del cuero no le intimidaba. Después Borja y Koeman dejaron detalles para seguir pensando que la cantera tiene posibilidades de seguir teniendo protagonismo en un futuro no muy lejano.
A pesar de la derrota, la UD Melilla mantiene sus opciones intactas de cara a asaltar la zona de privilegio de la clasificación. Y es que, una semana más, los resultados que arrojó la jornada acompañaron al equipo norteafricano, que mantiene la sexta posición en la tabla clasificatoria. Sin embargo, los daños colaterales que dejó el duelo en tierras gaditanas podrían pasar factura a un equipo que tendrá que tirar de los menos habituales e incluso de algunos jugadores del tercera división para intentar que los tres puntos del domingo que viene ante el Real Betis B se queden en casa.
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