La historia de Antonieta, una cachivache, atrajo a un numeroso público que estuvo en la Feria del Libro en la plaza de las Culturas.
Celia y Víctor son las voces de las marionetas que ayer cobraron protagonismo en el pequeño escenario instalado en la plaza de las Culturas y que acogió la representación de la obra ‘Historia de cachivaches’. Hoy estarán de nuevo ofreciendo un espectáculo con marionetas grandes que seguro dejarán encantados a grandes y pequeños. La nueva historia que darán vida es ‘Enanos y gigantes’ y se realizará a las 19:00 horas, dentro de las actividades organizadas por la Consejería de Cultura de la Semana del Libro. Así, podrán aprovechar, y una vez que finalice esta función, dar una vuelta por las casetas de las librerías y editoriales y elegir varios libros para toda la familia.
La compañía Sol y Tierra ha estado en otras ocasiones en Melilla, y tanto Celia como Víctor destacaron la amabilidad de la tierra melillense. De la narración de ayer indicaron que la obra consistía en dar vida a aquellos objetos olvidados que tenemos en casa, ‘los cachivaches’. Así, resultó al final que estos objetos están mucho más vivos que lo que en principio se podría pensar. La historia que narraron ayer era la de una cachivache llamada Antonieta que tiene un problema, no sabe para qué sirve. Luego lo descubre y no le gusta nada de nada así que tiene que cambiar su camino para transformar su destino.
En ‘Historia de cachivaches’, los personajes son objetos cotidianos, como un martillo, una libreta o un lápiz, pero al narrar su vida cotidiana ante los pequeños acaban atrayendo su atención. Víctor indicó que ellos, cuando juegan en casa o en las clases, ya les dan vida y por ello, les hace gracia.
En esta obra, la propuesta escénica es minimalista y destacan sobre todo los títeres por su tamaño y colores, realizados especialmente para que los más pequeños comprendan bien qué es lo que ven.
Tanto a Víctor como a Celia se les ve en la escenografía, pero la historia es tan divertida y entretenida que ningún niño se da cuenta de que son ellos los que dirigen a las marionetas.
Otro aspecto que destacaron del público infantil es su naturalidad, ya que sino les gusta lo dicen sus caras de sorpresa o sus risas son más auténticas que las de los adultos.
“Es un aprendizaje continuo. Es el público más difícil y el más agradecido. En el momento en el que se ríe es verdadero. Es porque han entrado en la fantasía que les has propuesto. Es más verdadero”, señaló Celia.
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