Cultura y Tradiciones

Largas colas en Melilla para comprar el roscón de Reyes

Con la llegada de enero las confiterías de Melilla se convierten en el epicentro de una de las tradiciones más dulces y esperadas del año: el roscón de Reyes. Sobre las 10:00 horas del 5 de enero en la mayoría de las panaderías de Melilla no hay menos de diez personas esperando para hacerse con este ansiado dulce.

Este delicioso pastel que combina historia, sabor y una dosis de juego familiar marca el final de las fiestas navideñas y llena de vida las vitrinas de pastelerías y panaderías. Desde los obradores más tradicionales hasta las cadenas modernas, el roscón es el protagonista absoluto en esta temporada.

Durante las semanas previas al día de Reyes las confiterías trabajan a contrarreloj. En algunos establecimientos la producción de roscones comienza en la madrugada para garantizar que estén frescos para la venta diaria. Según la Confederación Española de Panadería, Pastelería y Afines (Ceoppan), el consumo de roscones se ha incrementado en los últimos años llegando a generar ingresos millonarios para el sector.

Los roscones tradicionales elaborados con una masa de brioche aromatizada con agua de azahar son los preferidos por muchos. Sin embargo, en los últimos años han surgido variantes que incluyen rellenos de nata, crema, trufa o pistacho entre otros. Además, cada vez más confiterías ofrecen versiones sin gluten, sin lactosa o veganas, adaptándose a las necesidades de todos los clientes.

Los ciudadanos de Melilla muestran una clara predilección por los roscones rellenos de nata. Luisa, encargada de una confitería comentaba que “desde que hemos abierto a las 08:00 horas no ha parado de llegar gente”. Asimismo, señalaba que aunque la nata sigue siendo la favorita, sabores como kinder y nutella están ganando popularidad entre los más jóvenes.

Este año el precio medio del roscón de Reyes en Melilla ha aumentado entre un 3% y un 5% según estimaciones locales. Este incremento se debe principalmente al aumento en el coste de materias primas como la mantequilla, el azúcar y la harina, productos que han experimentado subidas a nivel global.

Luisa, pastelera, explicaba que “hemos tenido que ajustar los precios ligeramente porque los costes no paran de subir, pero hemos intentado no trasladar todo el aumento a los clientes”. “Queremos que todos puedan disfrutar de esta tradición sin preocuparse demasiado por el precio”.

El precio de los roscones varía según dónde lo compres y del tamaño que lo compres. Puedes encontrarlos desde diez euros hasta 30 euros.

María una vecina melillense decía que “el roscón es algo que no puede faltar en Reyes, pero sí he notado que este año está un poco más caro”. “Aún así prefiero comprar uno bueno en la pastelería porque sé que es artesanal y de calidad”. Por otro lado José, un estudiante universitario, comentaba que “he comprado un roscón del supermercado porque es mejor para mi bolsillo”. “No es como el artesanal pero cumple con la tradición”.

En muchas confiterías los roscones se personalizan según el gusto del cliente. “Hay quienes prefieren menos fruta, otros piden rellenos dobles o incluso roscones gigantes para familias numerosas” comentaba Luisa, pastelera en Melilla.

Otros se han sumado a la tendencia del “rosconcito”, una versión individual ideal para regalar o disfrutar en solitario.

Así cada 5 de enero el roscón une a familiares y amigos en torno a una mesa entre risas, sorpresas y la emoción de descubrir quién será el afortunado en encontrar la figurita del rey o el haba. Más allá de su sabor, el roscón de Reyes encierra el espíritu de la celebración: compartir, disfrutar y mantener viva una tradición que, año tras año, endulza las navidades y los corazones.

Origen del roscón

El origen del roscón de Reyes se remonta a las celebraciones romanas de las Saturnales, festividades dedicadas al dios Saturno en las que se repartían tortas circulares. Con el tiempo, esta tradición fue adoptada por los cristianos, adaptándola a la festividad de la Epifanía, celebrada cada 5 de enero. El roscón, con su forma redonda y decoración brillante, simboliza la corona de los Reyes Magos quienes según la tradición cristiana llevaron oro, incienso y mirra al niño Jesús.

En su interior, se esconden dos elementos fundamentales. Una figurita generalmente de un rey o personaje y un haba. La figurita trae suerte a quien la encuentra, mientras que el haba significa que el afortunado deberá pagar el próximo roscón, perpetuando así la tradición.

 

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