En 2025 se ha cumplido el 600 aniversario desde la primera mención documentada de la presencia del pueblo gitano en España, un hecho señalado por un salvoconducto emitido por Alfonso V de Aragón. Para conmemorar esta celebración, la Consejería de Cultura de Melilla ha organizado una visita guiada al Stand de Cultura Gitana, ubicado en el Museo Etnográfico de Melilla.
La visita guiada, liderada por Manuel Heredia, mediador intercultural y miembro de la Asociación Cultural Gitana del Siglo XXI, ha ofrecido a los asistentes una oportunidad única para adentrarse en los aspectos más profundos de la cultura gitana.
"Nosotros, la sociedad, los medios de comunicación, van lanzando información y nuestro cerebro la va asociando. Y desgraciadamente, al pueblo gitano siempre se le ha asociado cosas negativas", ha expresado Heredia al inicio de la visita. "Cuando se habla de gitanos, automáticamente nos vienen prejuicios que no son todos buenos y, además, que tampoco, en la mayoría de los casos, son reales", agregó, subrayando la distorsión de la realidad que ha sufrido este pueblo a lo largo de los siglos.
Heredia también ha recordado cómo figuras literarias como Federico García Lorca, en su Romancero gitano, ofrecieron una visión profundamente poética y simbólica del pueblo gitano. "El gitano es lo más elevado, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el asco, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal", citó Heredia, resaltando cómo el poeta español entendió y celebró la esencia de la cultura gitana.
Sin embargo, en contraposición a esta visión, la sociedad y las autoridades de su época, en muchas ocasiones, trataron de ocultar y desvirtuar su contribución. “Incluso hasta la RAE, la Real Academia de Lengua Española, cuando decía gitano, decía trapacero, persona que obra con engaños”, ha comentado indignado Heredia.
Uno de los elementos más llamativos del stand fue la bandera gitana. Esta bandera, que fue adoptada en el primer Congreso Mundial Gitano en 1971, está formada por tres elementos clave: una franja verde que representa el campo, una franja azul que simboliza el cielo y una rueda roja que hace alusión al viaje eterno del pueblo gitano, marcado por la sangre derramada a lo largo de su historia.
Además de los símbolos, la exposición presenta elementos característicos de la cultura gitana, como la galla (una vara), el pañuelo, la mascota (un sombrero), el mantón y la pañoleta. Heredia ha compartido con los asistentes que estos objetos no solo representan la tradición, sino también el respeto y la admiración que los jóvenes sienten por los mayores dentro de la comunidad gitana. "Lo que me llena de satisfacción es que los niños y los jóvenes siempre miran a las personas mayores con admiración y respeto", ha destacado, un valor que es central en la cultura gitana.
Sin embargo, no todo en la historia del pueblo gitano ha sido celebración. Heredia no ha dudado en abordar las graves persecuciones que los gitanos han sufrido a lo largo de los siglos. "En 1499, en Medina del Campo, empieza la primera legislación anti-gitana", subrayó, mientras explicaba cómo esta legislación severa impuso castigos atroces contra los gitanos. "Si alguna persona es sorprendida en otro municipio o en otra provincia que no sea la suya, se le darán 100 azotes en una plaza pública, si son mujeres, 50. Si es sorprendida por segunda vez, se le cortarán las orejas y se les desterrará de esas tierras", citó, detallando la brutalidad de las leyes que perseguían a los gitanos. "Y si es sorprendida por tercera vez, la pena era pena de Galeras, que eso era simplemente montarte en un barco, encadenarte y remar hasta morir.", ha proseguido Heredia, haciendo referencia a una de las formas más crueles de castigo impuestas a los gitanos en aquella época.
La historia del pueblo gitano también está marcada por los intentos de exterminio. "En 1749, el Marqués de Ensenada intentó exterminarnos", ha recordado Heredia con indignación. "En la misma noche, apresaron a todos los gitanos, separaron hombres y mujeres. Los hombres iban a las minas, a las galeras, y las mujeres a las casas de misericordia, con la intención de que, al pasar una generación, no nos reprodujésemos y terminase la raza gitana", explicó el guia.
La tragedia continuó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis incluyeron a los gitanos en su programa de exterminio. Heredia ha relatado cómo los gitanos fueron arrestados y enviados a campos de concentración por el simple hecho de serlo. "Los gitanos no teníamos una bandera ni representación alguna. Ni siquiera fuimos testigos del genocidio en el que otros pueblos fueron reconocidos", lamentó, explicando cómo la falta de organización impidió que el pueblo gitano recibiera la misma atención que otras víctimas del régimen nazi. "Tampoco recibimos ninguno de los fondos de compensaciones".
A pesar de estas tragedias, el pueblo gitano ha logrado mantenerse firme. El Congreso Mundial Gitano de 1971 en Londres marcó un hito en la historia del pueblo gitano, ya que fue en ese momento cuando se reconoció a los gitanos como un pueblo con identidad propia. "Hasta el 8 de abril de 1971, no teníamos bandera, himno ni representación institucional", ha explicado Heredia, recordando cómo el congreso dio origen a la adopción de la bandera gitana y el himno Yelen Yelen, simbolizando la unión y la lucha del pueblo gitano a nivel global.
En Melilla, la llegada del pueblo gitano tiene un significado especial. Durante la guerra del general Margallo, los gitanos fueron llamados a colaborar como herreros para el ejército. "Los gitanos, sin formación militar, empezaron a trabajar y a contribuir en la victoria", detalló Heredia, destacando cómo la relación entre gitanos y no gitanos en Melilla ha sido más cooperativa y respetuosa que en otras partes de la península.
A las 13:00 horas, los asistentes a la visita guiada tuvieron la oportunidad de disfrutar de una experiencia culinaria que complementó perfectamente la jornada. El taller de gastronomía gitana, organizado como parte de las actividades del evento, preparó un delicioso potaje de Navidad, un plato tradicional que forma parte de la rica herencia gastronómica del pueblo gitano. Este plato, lleno de sabor y tradición, permitió a los visitantes no solo conocer la historia y cultura gitana a través de las palabras de Heredia, sino también saborearla de una manera auténtica.
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