El historiador Fernando Saurel ofreció una charla sobre la figura del ex presidente
El historiador y miembro de la Asociación de Estudios Melillenses Fernando Saurel ofreció ayer por la tarde una charla sobre la figura del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez, en la que analizó la importancia que tuvo la visita de Suárez a nuestra ciudad en 1980, poco antes de que presentara su dimisión al frente del Ejecutivo central.
La muerte del ex presidente el pasado 23 de marzo lo ha puesto de actualidad en los últimos meses. Saurel aprovechó ayer su ponencia para recordar la relevancia que tuvo Suárez en el proceso de Transición de nuestro país.
Saurel hizo un recorrido por los momentos más importantes de la vida del ex presidente. El ponente destacó cómo va escalando hasta que llega a los primeros puestos de importancia en la Administración, antes de convertirse en el máximo responsable del Gobierno.
El historiador resaltó durante su ponencia la visita del 6 de diciembre de 1980 y el impulso que ésta supuso para Melilla.
Saurel recordó que en aquellos momentos en nuestra ciudad había dos problemas importantes. Uno de ellos, indicó, de dejadez administrativa. El ponente explicó que en ese año se estaban comenzando los procesos autonómicos y le tocaba el turno a la comunidad andaluza, que en un primer momento se negó a que Melilla y Ceuta estuvieran dentro de Andalucía, algo que dejaba a las dos ciudades autónomas desamparadas. Al mismo tiempo, dijo el conferenciante, el Rey de Marruecos Hassan II estaba intentando anexionarse las dos ciudades.
Asimismo, Saurel indicó que también en esa época se comienza la construcción del dique de Beni Enzar en aguas españolas, lo que repercute negativamente tanto en la expansión del puerto de nuestra ciudad como en la economía local.
“En esos momentos estábamos en Melilla en una situación complicada y eso creo que motivó al presidente del Gobierno a decidir visitarnos, recordando aquellos años en los que hizo el servicio militar en la ciudad”, apostilló.
Al margen de estos problemas administrativos, Saurel apuntó que “el ruido de sable” (relacionado con el posterior intento de golpe de Estado, que se produjo unos meses después), sonaba mucho en una ciudad castrense como la nuestra.
La visita de Suárez sirvió, por tanto, para demostrar que la ciudad no estaba sola y que el Gobierno central seguía apostando por ella. De hecho, a partir de ese momento el Ayuntamiento local comenzó a recibir ayudas económicas que contribuyeron al desarrollo local.
Saurel destacó que el ex presidente tuvo la oportunidad de conocer de primera mano cómo era la situación de Melilla durante dos días. Además, aprovechó para reunirse con responsables militares, que en aquellos momentos aún tenían una gran relevancia, porque todavía había delegación gubernativa en los comandantes generales. “Había que hilar muy fino para hacer un trasvase de poderes en una ciudad, que además era tomada como un modelo por el golpe de Estado del 36”, apostilló. El ponente aseguró que el paso de Suárez por Melilla en aquel mes de diciembre de 1980 sirvió para modernizar la ciudad y dar una imagen distinta de los melillenses.
El conferenciante aseguró que hubiera sido muy complicado un proceso de transición tan tranquilo. “Fue un hombre de bastante talante que supo muy bien hacer lo que el Rey quería en aquel momento”, concluyó.
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