LA imagen de la Patrona de Melilla, la Virgen de la Victoria, representa el icono en el que se apoyaron sus habitantes a lo largo de cuatro siglos. A ella encomendaron sus sufrimientos, sus esperanzas y sus desánimos, en la larga noche de los 400 años. En todo ese periodo de tiempo, la imagen de la Virgen de la Victoria (en esa misma talla o en otra anterior), tuvo otros templos: el que se situaba sobre la plaza de Armas, y el desconocido de Virgen de la Victoria extramuros, en el que permaneció la imagen hasta la construcción de la iglesia de La Purísima Concepción.
En la Melilla del asedio permanente, tenía sentido que ese fuese el único e indiscutido templo en el que se asentase la imagen. Esto es así desde 1682, fecha de la terminación de la iglesia de la ciudad vieja. Hoy, en el año 2016, las cosas pueden ser de otra manera, y eso es lo que ha planteado el Vicario episcopal, Roberto Rojo, al plantear el posible cambio de ubicación de la imagen patronal de la Victoria, ya sea de modo permanente o temporal.
El barrio de Medina Sidonia es el de más escasa población. Las dificultades de acceso son las máximas posibles, carece de zonas de aparcamiento, y el templo patronal no dispone de las comodidades de las que se podría dotar al del Sagrado Corazón, el más amplio de todos, y situado en el centro de la ciudad.
El cambio, sobrevenido tras el terremoto del 25 de enero, ha mostrado que la presencia de la imagen religiosa más representativa de la ciudad, la Victoria, congrega un número de visitas constantes al templo, y una afluencia más abundante en el culto específico dedicado a su patronazgo, la novena. La imagen de la Virgen de la Victoria no pertenece ni a la Congregación, ni a un grupo, por muy devoto que se proclame de ella. La imagen pertenece y representa a todos los melillenses que quieran aceptarla como tal, al Obispado de Málaga y a la Iglesia de Melilla.
El Sagrado Corazón es también la sede del Arciprestazgo de Melilla y la iglesia más importante de la ciudad, de la que depende canónicamente el templo de La Purísima.
El traslado de la imagen de la Victoria a la sede Arciprestal ha tenido también la beneficiosa influencia de acercar la Patrona a todos/as los creyentes católicos, muchos/as de los cuales llevaban años sin ver físicamente la imagen, por las dificultades de acceso a la ciudad vieja.
La iniciativa de cambiar su ubicación, aunque sea de un modo temporal, lanzada a la luz pública por el Vicario Roberto Rojo, ya no tiene marcha atrás ni admite titubeos. Debe hacerse, mediante una comisión que él mismo designe, que establezca la duración de la permanencia en el Sagrado Corazón, las fechas de los traslados de la imagen, y también, la elaboración de un altar en el que ubicar la imagen patronal, durante su estancia en el templo arciprestal.
Ya no hay manera de volver atrás, el tiempo futuro exige deshacerse de ciertos atavismos, para garantizar la permanencia del resto. Deben cambiar muchas cosas en el templo arciprestal, pero desde aquí apoyamos la iniciativa, y personalmente al encargado de acometerla, don Roberto Rojo.
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