Un trabajo sobre fronteras del centro de Bolzano dice que medidas como la alambrada “no han resuelto nada”.
El acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía ha puesto en el foco de la actualidad la inmigración, los refugiados y las fronteras comunitarias. ‘Europa, el sueño roto’, un estudio hecho público esta semana, elaborado por investigadores de la Universidad de Bolzano, en Italia, y liderado por Matteo Moretti, hace una retrospectiva de las políticas migratorias comunitarias. Afirma, entre muchas otras cosas, que la construcción de las vallas de Melilla y Ceuta supuso poner “el primer muro europeo” al espacio Schengen. De hecho, el análisis apunta que dicho tratado “que debía crear una zona de libre circulación dentro de la UE, se centró principalmente, desde el principio, en un acuerdo policial”. “La caída de las fronteras internas tuvo como consecuencia el refuerzo de las lindes exteriores del espacio Schengen”, sentencia. Evitar el problema Asimismo, el trabajo liderado por el investigador de la Universidad de Bolzano, que también estudia otras fronteras, como la de Calais (que separa Francia del Reino Unido), afirma que “las barreras de Melilla y Ceuta, como el resto que poco a poco se han ido construyendo, no han resuelto el problema”. Además, expone que “muros” de este tipo han servido para “evitar afrontar las dimensiones y la realidad de los problemas y hacer cálculos electorales”. Por otra parte, dicho estudio asegura que las políticas migratorias de la UE desde los años 90 “han llevado a las flagrantes consecuencias de hoy en día”. La investigación también analiza el papel de los países del norte de la UE, y se muestra crítica por su falta de implicación.
Los países nórdicos “descargan el problema” en el sur
El estudio sobre espacio de libre circulación Schengen y fronteras, liderado por Matteo Moretti, investigador de la Universidad de Bolzano, asegura que las políticas de la Unión Europea (UE) en esta materia “se han desinteresado de un factor geográfico fundamental”. Y es que, según expone, no tienen en cuenta la presión migratoria que se ejerce sobre Grecia, Italia y España. “Los países del norte de la UE creyeron poder descargar este problema en los estados mediterráneos, pero los números demuestran cuánto se equivocaron”. De hecho, este informe hace referencia a las cifras de entrada de migrantes en la UE en 2015 y a la cantidad de peticiones de asilo registradas en este periodo. Así pues, del más de millón de personas que, según este estudio, llegaron a la UE a través de Grecia, Italia o España, la minoría solicitó asilo en estos países. Por lo tanto, con esta conclusión, el trabajo apunta que, aunque las políticas europeas pretendían que los países nórdicos no sufrieran la presión migratoria, finalmente la experimentaron. Tirando de datos de la Oficia Europea Estadística (Eurostat), los investigadores señalan que los países que más peticiones de protección internacional recibieron el pasado año fueron Alemania (441.800), Hungría (174.443) y Suecia (156.110), frente a las 83.245 de Italia o las alrededor de 9.500 de España. Ante todo lo expuesto, el informe de esta universidad del noreste de Italia culmina indicando que las políticas de la Unión Europea en materia de inmigración se han movido “entre parámetros económicos y los derechos humanos”.