La Policía Nacional y la Local se sienten “desbordadas” ante el creciente número de menores extranjeros no acompañados (menas) que hay en las calles de la ciudad autónoma. Sólo el sábado por la tarde fueron trasladados al centro de La Purísima una quincena de jóvenes que estaban “deambulando” por la ciudad, según informó a El Faro el delegado de Comisiones Obreras (CCOO) en la Policía Local, Francisco José Faus. Asimismo, subrayó que los pequeños hurtos y destrozos cometidos por este colectivo son cada vez más numerosos. “Durante estas fechas hemos llevado a La Purísima a unos 150 chavales”, reseñó.
Entradas y salidas
No obstante, el problema es que al poco tiempo de haber sido dados de alta en el centro, los niños se marchan de las instalaciones y pasan días por los alrededores del puerto comercial esperando una oportunidad para colarse en los barcos que zarpan rumbo a la península.
En palabras del portavoz de la Unión Federal de Policía (UFP) de Melilla, José Guerrero Cámara, los menores se han convertido en “una auténtica legión” y consideró que la solución pasa por firmar un protocolo de colaboración con Marruecos para que estos jóvenes, que en su mayoría proceden del país vecino, sean repatriados. “Los niños no quieren estar en La Purísima y salen a merodear por la ciudad. Cuando están solos no son un problema, cuando van en bandas son difíciles de controlar. Los vecinos de Melilla La Vieja están bastante asustados”, remarcó.
Asimismo, recalcó que la mayor parte de los que aguardan una oportunidad de colarse en el barco están en las escolleras del puerto “esnifando pegamento” u otras sustancias estupefacientes para combatir el frío. “Es un problema muy complicado y la única solución la tiene el Gobierno central, que debe sentarse a negociar con el país vecino una solución para problema”, defendió Guerrero. El portavoz de la UFP aseguró que hay jóvenes que llevan dos años aguardando en la ciudad para subir como polizones a un barco. “No es una tarea nada sencilla. Primero se descuelgan desde la escollera hasta la zona de la antigua estación marítima. Desde ahí entran en la zona de seguridad del puerto y por último tienen que subir al buque sin que les vean”, detalló. Pese a todas las dificultades, hay jóvenes que logran su objetivo.
Pocas llegadas
Guerrero señaló que actualmente se están produciendo pocas entradas irregulares de menores a través de los pasos fronterizos, al contrario que en verano, cuando se produjo un repunte.
Además, apuntó que el régimen abierto que tienen estos niños en los centros de la Ciudad, principalmente en el de La Purísima, supone un problema, pues las entradas y salidas de jóvenes son continuas. “No hay un control exhaustivo. Esas instalaciones no pueden ser como una cárcel, pero tampoco convertirse en un sitio de libre circulación. Los propios niños no quieren estar allí porque les obligan a llevar una rutina. No es una crítica a la Ciudad, sé que es una situación muy complicada”, defendió. Para concluir, insistió en que la mejor medida a tomar es rubricar un convenio con las autoridades del país vecino que permita la correcta identificación de estos jóvenes y su posterior devolución a Marruecos.
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