Cultura y Tradiciones

La UE da luz verde a la comercialización de la harina elaborada a base de insectos

En los últimos meses, un rumor ha proliferado en las redes sociales y algunos medios digitales: la Unión Europea estaría planeando obligarnos a consumir harina de gusano e insectos en nuestra dieta.

Esta afirmación, aunque alarmante, es completamente falsa, como explica la propia Comisión Europea. Se trata de un bulo diseñado para generar rechazo y desconfianza hacia la evolución de nuestra alimentación. Sin embargo, la realidad es muy distinta.

Es cierto que la UE ha autorizado la comercialización de algunos productos derivados de insectos, pero siempre bajo estrictas regulaciones y con un criterio fundamental: la transparencia. Ningún ciudadano europeo se verá forzado a consumirlos si no lo desea, subraya la Organización de Consumidores y Usuarios de España y cualquier producto que los contenga debe indicarlo claramente en su etiquetado.

Seguridad alimentaria: la prioridad de la UE

Hay que dejar muy claro que el proceso para que un nuevo alimento llegue a nuestras mesas no es ni sencillo, ni improvisado.

Antes de que cualquier producto a base de insectos pueda ser comercializado en la UE, debe superar un riguroso proceso de evaluación científica, liderado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Este organismo analiza su seguridad para el consumo humano y establece las condiciones de etiquetado y comercialización.

 Insectos, ¿el superalimento del futuro?

En este contexto, la reciente aprobación del Reglamento UE 2025/89 ha puesto en el centro de atención a la harina obtenida de larvas del llamado gusano de la harina (Tenebrio molitor), tratada con radiación ultravioleta para garantizar su esterilización. No obstante, su inclusión en un producto no será nunca un secreto: deberá aparecer claramente en la lista de ingredientes bajo su denominación oficial, además de advertencias sobre posibles reacciones alérgicas, especialmente para quienes sean sensibles a los crustáceos.

Los insectos como alimento: ¿una revolución gastronómica?

El consumo de insectos puede parecer una excentricidad en Occidente, pero en otras partes del mundo es una práctica habitual desde hace siglos. Países de Asia, África y América Latina han integrado insectos en sus dietas como fuente de proteínas y nutrientes esenciales. En la Unión Europea, la comercialización de insectos con fines alimentarios comenzó en 2015, aunque su aceptación sigue siendo un desafío cultural.

Los insectos son una fuente excepcional de proteínas, con valores biológicos comparables a los de la carne de vacuno o cerdo.

La harina de insecto puede contener hasta un 60% de proteína, además de ácidos grasos esenciales como el omega-3, y minerales como hierro, cobre y magnesio. También es rica en fibra, con efectos antioxidantes y beneficios potenciales para el control del colesterol y la glucemia.

Menos impacto ambiental, más eficiencia nutricional

Una de las razones principales por las que los insectos han ganado protagonismo en la industria alimentaria es su reducido impacto ecológico. Producir un kilo de insectos requiere cuatro veces menos alimento que producir la misma cantidad de carne de vacuno. Además, su crianza consume menos agua, ocupa menos suelo y genera hasta un 80% menos de emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la ganadería tradicional.

Con el crecimiento de las granjas de insectos y la optimización de su producción, los expertos creen que esta industria será rentable y sostenible en un futuro cercano. En los primeros años, los insectos podrían introducirse en nuestra dieta en forma de harinas y suplementos proteicos, pero con el tiempo podrían formar parte de nuestras costumbres alimenticias, del mismo modo en que lo han hecho los mariscos o el sushi en el pasado.

Un cambio de mentalidad en marcha

A pesar de los beneficios, la resistencia cultural sigue siendo uno de los mayores obstáculos para la popularización de los insectos en la alimentación occidental. La percepción de que son ‘sucios’ o ‘repulsivos’ es un prejuicio que, según los estudios, se diluye en las generaciones más jóvenes, más abiertas a probar nuevas alternativas alimenticias.

Lo cierto es que la ciencia y las instituciones europeas trabajan para garantizar que, si decides probarlos, lo hagas con la seguridad de que son alimentos controlados, saludables y sostenibles. Porque, al final, la decisión será siempre del consumidor. Sólo el tiempo dirá si los insectos logran conquistar el paladar europeo.

Nosotros no podemos preguntar a todos los europeos, pero sí a algunos melillenses. Así que salimos a la calle para conocer si  estarían dispuestos, o no a comprar harina elaborada a base de gusanos.

En general, los ciudadanos contestan aquello de que “ojos que no ven, corazón que no siente", aunque los hay más tradicionales y directamente dicen que no cocinarían con esta harina simple y llanamente porque les da “asco “.

Opiniones hay y para todos los gustos o, en este caso, para todos los sabores.

 

 

 

 

 

Ver comentarios

Compartir

Artículos recientes

Previsión Tiempo: Jueves, 20 de febrero de 2025

Este jueves, la probabilidad de lluvia disminuye drásticamente al 20%. No se espera acumulación de…

5 minutos hace

"Melilla la Vieja tal y como la conocemos va a cambiar"

Este viernes se celebra el Día Mundial de los Guías Turísticos y los guías de…

10 horas hace

"Si la delegada tuviese un mínimo de dignidad dimitiría"

La apertura del Hospital Universitario continúa en el ojo del huracán. Este miércoles, el vicepresidente…

11 horas hace

La Ciudad instalará un radar en la calle La Legión para reducir la siniestralidad

La Consejería de Seguridad Ciudadana implementará nuevas medidas para mejorar la seguridad vial en la…

11 horas hace

Miguel Marín: "El señor Robles siempre se lanza a decir tonterías y a decir cosas sin sentido"

El vicepresidente primero, Miguel Marín, respondió este miércoles a la petición del diputado socialista Rafael…

11 horas hace