El equipo azulino desaprovecha una pena máxima en un encuentro horroroso en el que el fútbol brilla por su ausencia l A la escuadra melillense le faltó ideas para superar a un rival que solo vino a defender
La UD Melilla desaprovechó a las primeras de cambio, la oportunidad de salir de la zona de descenso ante un rival directo que saltó al irregular césped del Álvarez Claro con una propuesta de juego muy pobre, que el conjunto melillense hizo buena al ofrecer otra más paupérrima aún.
Lo peor del enfrentamiento ante el Arroyo no fue el empate, sino la imagen que ofreció el equipo. El Melilla no fue capaz de superar a un adversario que solo vino a hacer su partido, mostrándose rácano en ataque, aunque muy ordenado y sobrio en defensa. Los azulinos cayeron una y otra vez en la trampa del equipo extremeño, que obligó a los locales a abusar del juego directo en el que las segundas jugadas siempre cayeron del lado visitante.
El encuentro estuvo marcado por las numerosas ausencias en uno y otro bando. Fernando Currás apostó por una línea medular de contención en lugar de hacerlo por una de creación, ante un equipo que se sabía a lo que venía. El centro del campo estuvo totalmente perdido y atascado, sin desborde en las bandas y sin circulación por dentro.
El técnico decidió dejar aparcada la calidad en el banquillo con jugadores como Manolo, Braim y Borja López. Llama la atención que éste último no tuviera siquiera la oportunidad de demostrar la calidad que atesora en sus botas en un partido en el que el “patadón y tentetieso” estuvo presente a lo largo de los 90 minutos, ya que los azulinos fueron incapaces de encadenar tres pases seguidos. El entrenador unionista solo hizo dos cambios dejando una vez más sin jugar a Borja López, un futbolista que junto a Koeman es el jugador del plantel unionista que menos minutos ha disputado, pero el que mayor rendimiento ha dado si nos atenemos a los números. La perla melillense ha jugado tan solo 66 minutos hasta el momento y ha anotado un gol (ante el Cádiz CF), un promedio que, sin ser delantero, no tiene ni el propio Cristiano Ronaldo (1,77 por partido).
Así las cosas, y a pesar de que la UD Melilla no conoce la derrota en las últimas cinco jornadas, el panorama no es tan halagüeño como se esperaba antes de afrontar este partido, primero de la serie de los cuatro que tiene que jugar en casa en las próximas cinco jornadas.
El primer tiempo fue malo de solemnidad a pesar de que barruntaba otra cosa en el tramo inicial. Pedro Conde estuvo a punto de hacer el 1-0, pero su lanzamiento de falta directa desde la frontal se marchaba junto a la cepa del palo derecho de Facundo. La réplica no tardaría en llegar en un desajuste de la zaga local que Capó no aprovechaba al disparar mansamente a las manos de Álvaro.
Como si de un partido de futvoley se tratara, la pelota pasaba más tiempo en el aire que sobre el césped y, en una de las pocas ocasiones que lo hizo, Juanjo tuvo que emplearse a fondo para acudir al rescate y salvar una delicada situación en la que un jugador extremeño se plantaba solo ante Álvaro tras un error del canterano Pendu, quien tampoco estuvo a la altura de otros partidos.
Pasada la media hora de aburrimiento, llegaba la ocasión que pudo cambiar el designio del encuentro. El sevillano Mariscal Sánchez señalaba el punto de penalti al castigar de manera rigurosa un posible agarrón dentro del área de Carlao sobre Pedro Conde. David Sánchez, especialista en lanzamientos desde los once metros, optaba por un disparo colocado al palo izquierdo, pero Facundo adivinaba la intención del sevillano y enviaba la pelota a saque de esquina con una gran intervención.
El último cuarto de hora del primer acto fue un total despropósito con continuas imprecisiones por parte de ambos bandos, por lo que al descanso se llegaría con el empate a cero inicial.
El guión apenas cambiaría tras el paso por los vestuarios. El Arroyo CP seguía a lo suyo cortando como podía, aunque fuera de forma poco ortodoxa, cualquier atisbo de acercamiento a su área; mientras que la UD Melilla, ahora con el viento a favor, trataba, sin conseguirlo, poner cerco al portal extremeño. Aún así, y es de justicia reconocerlo, el único equipo que intentaba desnivelar el tanteador era el norteafricano.
A los tres minutos de la reanudación Pedro Conde no llegaba por muy poco a un balón enviado al área por Chota. Al filo de la hora de juego un centro desde la cal tras una internada de Guille Roldán no encontraba rematador y era despejado por la defensa. Pedro Conde cabeceaba fuera una falta lanzada por David Sánchez poco después.
El Melilla, sin hilvanar jugadas, buscaba sin recompensa un gol que pudo llegar en el 69' en un extraordinario pase de David Sánchez que Pedro Conde controlaba y tras zafarse de su marcador enganchaba un derechazo que obliga a Facundo a emplearse a fondo para enviar la pelota a saque de esquina. Tan solo tres minutos después, Chota servía una pelota de oro a Pedro Conde quien contralaba al borde del área y conectaba una volea a la que el mete extremeño respondía con los puños para impedir el tanto.
Ya no hubo más. El resto, hasta el final, fue un querer y no poder por parte del equipo azulino que sigue negado en las últimas jornadas de cara al gol, aunque a su favor tiene el haber frenado la sangría de tantos que encajaba, al haber sido capaz de dejar su portal a cero en las tres últimas comparecencias ligueras.
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