La petición ayer de Vox para que se tomen medidas cautelares antes del nombramiento oficial de Eduardo de Castro como nuevo Presidente de la Ciudad ha puesto el énfasis en un confuso momento del Pleno de constitución de la nueva Asamblea de Melilla.
De hecho, la duda sobre si De Castro había presentado o no candidatura para poder ser votado como primera autoridad local se suscitó de inmediato en cuanto le concedió el primer apoyo el diputado por CpM, Mohamed Ahmed, primero también en votar conforme al orden alfabético.
“La duda sobre si De Castro había presentado o no candidatura para poder ser votado Presidente de la Ciudad se suscitó de inmediato, en cuanto le concedió el primer apoyo el diputado por CpM, Mohamed Ahmed, primero también en votar conforme al orden alfabético”
En ese momento, el ya expresidente Juan José Imbroda mira a diestro y siniestro y al tiempo que pregunta al Secretario de la Asamblea si De Catro había presentado candidatura, el diputado de menor edad, el socialista Mohamed Mohamed, que junto a Imbroda presidía el acto, irrumpe en aplausos, mira a De Castro y le pregunta: “¿te has presentado, verdad? ¿No, no te has presentado?”, añade con cara de sorpresa para, inmediatamente, una vez oído que le contestaba que sí, concluir “sí, sí se ha presentado”. Su intervención no sólo contagió los aplausos al resto de la bancada de CpM y PSOE sino que ayudó a convencer al expresidente Imbroda, que admitía haber podido oír mal y que por eso había pensado lo contrario.
Como ya escribí y algunos de ustedes quizás pudieron leerlo el pasado domingo, la designación de De Castro fue in extremis, entre otras razones por el detalle comentado que ahora el grupo de Vox pretende elevar a conflicto jurídico para poner en tela de juicio la validez de su proclamación como nuevo Presidente de Melilla.
Lo sucedido, sin duda, tuvo un punto de anomalía que quizás sea o no solo una anécdota. No obstante, también es verdad que se resolvió en el mismo acto con la admisión por parte de la mayoría de que efectivamente el nuevo Presidente había cumplido con el requisito previo de postularse para poder serlo. Otra cosa es que efectivamente dijese en principio que ‘no’, como consta en la grabación que he repasado un sinfín de veces y que, no obstante, hay quien escucha de forma bien distinta. Así donde yo y otros muchos oímos claramente un ‘no’, hay quien dice oír claramente la palabra “presentamos” o hasta la frase completa: “sí, presentamos candidatura”. Algo extraño teniendo en cuenta que entre un ´no´ y el resto de lo que otros dicen escuchar hay tanta diferencia como número de sílabas. Pero, además, si así fuera, habría que preguntarse quiénes presentaban, porque De Castro es diputado único por Ciudadanos y como tal no tiene derecho siquiera a formar grupo propio. Luego, sólo cabría haber dicho “me presento” como finalmente vino a decir en respuesta a los requerimientos del joven diputado socialista Mohamed Mohamed.
El enredo, en cualquier caso, quedó servido. Desconozco si esta aceptación de los presentes, que en ningún caso pusieron objeción ni hicieron salvedad alguna para que constara en acta, reviste de normalidad lo ocurrido y desprovee de cualquier consecuencia jurídica las acciones iniciadas por Vox, pero lo que sí creo es que la ‘anomalía’ da pruebas de la jugada de ajedrez entre De Castro y los principales grupos del frente anti-PP.
Un detalle muy relevante fue su gesto. Tras aclarar que sí, que se presentaba, giró, miró a alguien del público y trasformó su rictus adusto y casi asustado en una sonrisa cómplice y socarrona. Y es que el voto inicial de Mohamed Ahmed y la hábil manera de terciar del socialista Mohamed Mohamed ya le auguraban que iba a ser Presidente. Así, de su inicial ‘no’ bajito y con boca chica, pasó a un sí claro en respuesta a los que se mostraban más que dispuestos a hacerle Presidente.
Esa fue la jugada. Desde el principio fue también la impresión que me llevé, pero más aún tras repasar la grabación de la sesión y comprobar que, efectivamente, De Castro esperó a que sus aliados le aseguraran previamente el sillón principal. Antes de lanzarse tenía que cerciorarse y tanto el primer diputado de CpM llamado a votar como el socialista Mohamed Mohamed se encargaron de garantizarle que no iba a llevarse ningún golpetazo sino todo lo contrario.
CpM y PSOE posiblemente no sólo tenían su respuesta más que preparada sino que, a su favor, contaban con que en la presidencia de la sesión tendrían a un muy vehemente, joven y nuevo diputado, con claro gusto y afán de notoriedad. Lo puso sobradamente de manifiesto cuando intervino para conminar a marcharse a todo aquel que no estuviera de acuerdo con la designación del nuevo Presidente y también con su llamamiento al “honor” cuando le tocó ejercer el voto.. Es verdad que las voces de “traidor” que profirieron algunos de los presentes en el Salón Dorado merecían una reprobación y una llamada al respeto, pero en ningún caso de modo tan impropio e inadecuado y, mucho menos, con tal mal tono.
En Democracia las formas son importantísimas. Por eso, habrá que ver qué dice el acta de la sesión. Por Vox sabemos que ayer aún no estaba hecha. Así que no sabemos cómo se resolverá lo acontecido y de qué modo se zanjará el reflejo de la presentación de candidaturas antes de proceder al registro de los votos emitidos. Porque, claro está, no es posible votar a quien no se presenta, aunque esta vez haya resultado que sí y, a tiro pasado, una vez el triunfo quedaba claro, tener posibilidades de enmienda.
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