Categorías: Sociedad

La solidaridad con el Tercer Mundo tiene nombre propio

María Luisa, María del Carmen, Teresa, María, Marichu, Marisa, Ana María y Dolores, son las ocho voluntarias de Manos Unidas en Melilla · La mayoría lleva casi dos décadas en la entidad.

 

María Luisa, María del Carmen, Teresa, María, Marichu, Marisa, Ana María y Dolores.  Son los nombre propios de Manos Unidas en Melilla. Estas ocho mujeres llevan años trabajando desde la organización para ayudar a personas a las que seguramente nunca conocerán. La entidad, que realiza proyectos en el tercer mundo, cuenta en la ciudad con ellas, y otros colaboradores, para recaudar fondos y sensibilizar a la población para que la labor que realizan continúe viva mucho tiempo. Esta semana toca la feria del libro, que organizan en la plaza Menéndez Pelayo desde hace cinco años, pero además de estos eventos, las voluntarias llevan a cabo actividades día a día.
Dolores Ruiz es una de las que más tiempo lleva en Manos Unidas. Esta melillense de 78 años tiene claro que para ella la labor que realiza en la entidad es una prioridad. “Una siempre está pendiente de los hijos y los nietos, pero mi familia sabe que cuando hay algo que hacer para Manos Unidas, eso es lo primero”, asegura.
Las ocho se reúnen cada jueves en la iglesia del Sagrado Corazón para trazar el plan de acción que llevarán a cabo. Lo primero que hacen cada año es decidir para qué proyecto van a trabajar. “Hay muchos donde elegir y todos están muy estudiados por los responsables de Manos Unidas para que el dinero llegue a su destino y cumpla su fin. Nosotros vemos los que más nos interesan y solicitamos uno”, indicó Ruiz.
Para Dolores, la labor que hacen es “una obligación como cristiana”. “Una vez que tus hijos ya son mayores, tienes mucho tiempo libre y yo quería ocuparlo en algo que realmente mereciera la pena”, explicó como razón para llevar a cabo esta tarea.
Uno de los momentos más importantes para ellas es el rastrillo de Navidad, en el que sacan gran parte del dinero con el que cuentan para el proyecto anual. Dolores señaló además que se trata de una de las actividades que más trabajo lleva consigo. “Casi todo lo que vendemos allí son manualidades que hacemos nosotras mismas. Tejemos jerseys, cosemos mantelerías, pintamos figuritas...”, indicó.
Además, las voluntarias de Manos Unidas se encargan de ir pidiendo donativos a diferentes establecimientos e instituciones de la ciudad. La simpatía y la humildad con la que, realizan esta acción hacen que como señaló Dolores, “nunca nadie nos dice que no, siempre nos dan un donativo, más o menos grande, pero siempre nos dan algo”.
A sus 78 años, Dolores aseguró que ya las piernas se resienten cuando está tanto tiempo de pie, como en la feria del libro. A pesar de ello, señaló que “mientras el cuerpo aguante, seguirá trabajando con Manos Unidas”.
Sobre las razones que la llevaron a colaborar con la entidad, la melillense indicó que fue la inquietud de ayudar a los demás lo que la condujo a Manos Unidas. “Elegí esta entidad porque fue la primera que conocí y porque tenía claro que quería hacer algo útil para los demás”.
Dolores indicó, asimismo, que para ellos lo más importante, además de recaudar los fondos para los proyectos, es conseguir concienciar a la gente para que la labor continúe. “La sensibilización con las acciones que llevamos a cabo es tan importante como conseguir el dinero”.
Cada año, apuntó la voluntaria, Manos Unidas recauda en Melilla unos 35.000 euros, gracias a ellas, a los socios colaboradores que acuden a ayudarlas cuando lo necesitan, al presidente de la entidad en la ciudad, Alberto Vera, y a todos los que deciden comprar alguno de los objetos que venden o donar dinero u objetos.
La solidaridad es una palabra grande, en continente y en contenido, que a veces tiene cara propia. En este caso, los rostros de estas ocho melillenses, en los que las arrugas son sinónimo de experiencia y los achaques no son un impedimento, para que como ayer y hoy, permanezcan más de tres horas de pie en una plaza, vendiendo libros con la mejor de sus sonrisas y con una ilusión que contagian a todos los que se acercan a la mesa.
El tiempo libre de unos puede convertirse en un tiempo mejor para otros. Estas mujeres trabajan día a día para que los más necesitados, poco a poco, necesiten algo menos.

Compartir

Artículos recientes

Cultura anima a los propietarios de edificios con valor patrimonial del Rastro a participar de la regeneración del barrio

La Consejería de Cultura hará un llamamiento en las próximas semanas a los propietarios de…

2 horas hace

La Ciudad Autónoma establecerá un mercadillo de segunda mano para luchar contra la venta ambulante

La Ciudad Autónoma establecerá un mercadillo de segunda mano para luchar de esta forma contra…

3 horas hace

Yoga para ayudar a los afectados por la DANA, una iniciativa solidaria y para elevar la energía

Nuestra ciudad no deja de desarrollar iniciativas solidarias con los afectados por la Depresión Aislada…

4 horas hace

Fadela Mohatar califica de "muy osada" a Fernández Treviño por las críticas de la socialista sobre la contratación de su hermana

La consejera de Cultura, Fadela Mohatar, ha respondido a las críticas de la diputada por…

5 horas hace

Un mural de la mujer como guardiana de las tradiciones, nueva obra de Oxígeno Laboratorio en el Rastro

La consejera de Cultura, Fadela Mohatar, ha presentado esta mañana a los medios un nuevo…

6 horas hace

El cuadro melillense no tiene ninguna opción de la victoria

Estudiantes: Zainab, Nuhad, Shorrok (4), Salma, Amal (1), Samia (2), Aida, Ruth (9), Oriana (3), Fantine, Dikra,…

7 horas hace