La Semana Santa es, entre otras muchas lecturas, un universo de símbolos, que se han perpetuado desde el barroco. Ninguno de sus elementos está exento de simbolismo. La presencia de flores y plantas, en sus distintas manifestaciones, es en muchos casos más que un motivo de ornato, es una forma de lenguaje tan rico como enigmático...
Para hablarnos de todo ello El Faro de Melilla entrevista a Ángel Enrique Salvo Tierra (Algeciras 1957), profesor de Botánica en la Universidad de Málaga. A través de sus investigaciones sobre la interpretación de esos mensajes que tienen como vehículo las flores, ha realizado una disciplina que han denominado Botánica Cofrade.
-“Botánica Cofrade. Apuntes sobre el origen de la simbólica floral cristológica y mariana”. Háblenos de su libro.
-Es el primer libro sobre el conocimiento de los símbolos, tradiciones y usos de las flores y plantas en general que son objetos en los exornos empleados y elaborados por el mundo cofrade, tanto en altares como en tronos/pasos procesionales y en otras ornamentaciones religiosas.
-Muy interesante...
-Son 126 las páginas que conforma el libro, en el que se recopila una amplia serie de documentados artículos publicados en distintos medios, conteniendo además un cuadernillo central con otras 32 páginas donde figuran más de sesenta fotografías e ilustraciones a todo color. Sobresalen su portada y contraportada, en las cuales se reproduce un extraordinario dibujo -de técnica mixta sobre acrílico- con nazarenos “floreados” de distintas cofradías, obra realizada expresamente para la ocasión y finalidad por el insigne artista malagueño recientemente fallecido Eugenio Chicano.
-En las páginas interiores del libro se ilustran ornamentaciones vegetales a los pies de crucificados.
-La Semana Santa es, entre otras muchas lecturas, un universo de símbolos, que se han perpetuado desde el barroco. Ninguno de sus elementos está exento de simbolismo, alcanzando el nivel de misterios en muchos de los casos, y de ahí la capacidad de atraer y atrapar desde los más jóvenes a los más eruditos, en la búsqueda de un significado vinculado a sentimientos tan diversos como motivadores de una reflexión sobre la vida y la muerte.
-Las flores se identifican con el cristianismo. ¿Podría ahondar en esta idea?
-Así la rosa es la belleza que nace desde el orden. La rosa de Sharon es sustituida hoy en la simbólica cofrade por la rosa comercial cultivada, que procede de Asia y que tiene una versatilidad de formas y colores que enriquecen el leguaje floral.
-El lirio...
Si la rosa nace del orden, de los valles, por ser lugares rocosos e incultos, el lirio surge con más autoridad. Se convierte en el emblema de la expansión del cristianismo, hasta tal punto que es elegido como enseña por el rey Luis VII de Francia durante la segunda cruzada en el siglo XII, pasándose también a llamar desde entonces la Flor de Luis o Flor de Lis.
-La azucena...
-A partir del medievo a este contenido cristológico progresivamente se suma una simbología marial, relacionada con el desarrollo del culto a la Virgen, a la que se dedica el inmediato versículo del Cantar: "Como una azucena entre los cardos" (Ct 2, 2). Asimismo, son numerosos los fragmentos de las Sagradas Escrituras donde se presenta a la azucena como un símbolo de pureza y virginidad.
Según la interpretación del propio Orígenes: “tanto por la claridad de su pudor como por el fulgor de su sabiduría, para que también ellas (refiriéndose a las demás mujeres) se conviertan en azucenas que brotan de entre los cardos, esto es, que rehúyan los pensamientos y preocupaciones mundanas que en el Evangelio se compararon a las espinas.
-El clavel...
Las clavellinas (Dianthus sp.), tan genuinas de nuestras montañas, son uno de los más bellos exponentes de este género, cuyo significado griego es la flor de Dios. Curiosamente entre el centenar de especies vegetales que cita la Biblia no se recoge ninguna mención a esta planta. Pero no fue hasta mediados del siglo XIII cuando el clavel que hoy cultivamos, Dianthus caryophyllus, se introdujo en Europa, probablemente desde Asia Menor.
Con la entrada en el renacimiento surgen diversas representaciones de la "Virgen del clavel" en donde la Madre entrega una flor a su hijo. Lo hacen Leonardo, Rafael y Durero, y siempre dando un contundente valor comunicativo a la flor: el clavel representa el amor inmenso que le tiene una madre a su hijo, y así se convierte en el símbolo de amor maternal por excelencia. En España, donde es reconocida como flor nacional, la palabra tiene su origen en la forma de clavo (uno de los elementos de la Pasión) y en el aroma de algunas variedades que recuerdan a la de la especia del mismo nombre.
-Recomendaciones para innovaciones en la botánica cofrade...
-La elección de la decoración floral debe considerar siempre y unánimemente, las evocaciones del color, de la forma y de la fragancia. Los colores básicos de los ornatos florales deben construirse siempre desde el verde, que genera sentimiento de paz y tranquilidad. El verde es el emblema de la regeneración primaveral (primera luna llena de primavera en torno a la que se celebra Pascua cristiana, el paso de la muerte a la vida) y por ello simboliza la inmortalidad del alma. Y en este mismo sentido, los verdes oscuros son los más recomendables por conferir solemnidad mientras que los claros, deben relegarse a los momentos de esperanza.
-El color negro...
-El negro, color del luto, ha sido negado casi por completo del mundo vegetal, y comunica ideas tétricas, de tristeza y terror. Por ello se acude como antítesis al color blanco para simbolizar la muerte, como paz eterna.
-El color rojo...
-En su gama más oscura, es el idóneo para simbolizar la pasión religiosa, más allá de los más intensos o rosáceos vinculados a la pasión más mundana. Su presencia es la más recomendable en las representaciones previas a la muerte de Cristo.
-Los colores violáceos
-Sugieren sensación de equilibrio: entre la tierra y el cielo, entre la pasión y la reflexión, entre la tristeza por la pérdida a la vez que la esperanza desde la fe, de ahí que sea recomendable su uso desde el momento de venerar la muerte hasta la resurrección.
-¿Qué me dice de las formas de la decoración floral?
-Las formas de la decoración floral deben ser planas, con humildad, para no restar protagonismo a las Imágenes Titulares que se alzan sobre los pasos; si bien algunos elementos, ya sean a través de los exornos o en la propia escena, bien pueden desarrollarse en forma cónica con la punta señalando el cielo para que sirvan de guía a las miradas y que se eleven a la región de la luz.
-¿Las fragancias más aconsejables?
-Son las que se derivan de las resinas de coníferas. La mirra o los inciensos mayores evocan ambientes purificadores. Otro grupo de esencias es el de las labiadas (romero, lavandas, tomillos, etc.), especies aromáticas cuyas esencias de altísima producción justo en ese momento del año recuerdan la mediterraneidad y de manera especial el ambiente en el que se desarrolló toda la pasión de Cristo. El azahar de los cítricos (naranjos y limoneros) es agraciado y anuncia la primavera. El autóctono arrayán (mirto o murta) jugó el mismo papel anunciador durante mucho tiempo.