Categorías: Cultura y Tradiciones

La risa musical de los más pequeños

Pequeño Sastre presenta en Melilla cuatro obras con marionetas y cuentacuentos en las que seis niños del público serán los protagonistas. El objetivo es que aprendan y se diviertan con el teatro.

La meta principal de la compañía Pequeño Sastre es que los niños aprendan y disfruten del teatro. Llevan unos 25 años ofreciendo obras con marionestas y cuentacuentos en los centros escolares y esta experiencia le sirve para asegurar que las cuatro historias que narrarán en Melilla los días 22 y 23 encandilarán a los más pequeños. Lo primero que sorprenderá al público, tanto pequeño como grande que acuda a esta cita en el teatro Kursaal, será que seis niños protagonizarán cada una de las obras de este teatro infantil. Además, la música clásica será otro de los componentes de esta iniciativa cultural. Pedro Yde y María José Almona son los creadores de este proyecto que comenzó con la intención de enseñar a los niños y acabó cobrando forma de teatro, lo que aportó la parte divertida de la interpretación en la escena. La música y el lenguaje son elementos clave en este teatro infantil, aseguró Yde. Apuntó que al contrario de lo que puedan pensar los adultos, a los niños no les molesta la música clásica y se adaptan muy bien a sonidos como la ópera. ¿Qué se tiene en cuenta a la hora de crear una obra de teatro para niños? Yde indicó que las historias que cuentan tienen que ver con novelas clásicas o lecturas de algún texto divertido. Además, aseguró que están muy pendientes de la actualidad social para incluir situaciones de la vida real en algunas de sus creaciones. Sin embargo, ninguna de las obras que veremos en Melilla tendrán este contenido social. ‘Donoso y la música’, ‘Donoso y los duendes’, ‘El caballero del pez’ y ‘El brebaje’ son historias que pretenden despertar la risa de los niños a través de elementos muy sencillos. En los textos de Pequeño Sastre aparecen algunos personajes que se podrían calificar de malvados, pero en ningún caso, llegan a ser violentos. Estos aspectos están muy cuidados en las obras de este grupo teatral, ya que desean que sus representaciones sirvan como un elemento más de apoyo de las clases que los niños reciben en el aula. De hecho, muchos maestros hablan con ellos antes de las actuaciones para abordar las historias en las clases con otro formato. La experiencia de estos 25 años trabajando con niños es lo que les permite escribir casi de forma automática las tramas y los personajes de estas narraciones. Incluso aseguran desde Pequeño Sastre que han llegado a imitar a los más pequeños y que ellos se reconocen en estas escenas, que se toman con mucho humor. Búsqueda de la risa Esta compañía aseguró que es un tópico pensar qué aporta el público infantil, ya que eso implica que hacen una diferencia con el adulto. Pequeño Sastre explicó que el resultado siempre es el mismo, la carcajada o la risa, sólo que “los niños son menos educados que los mayores, es decir, que son más expontáneos”. No obstante, reconocieron que siempre están aprendiendo cosas nuevas al estar en contacto con los más pequeños de la casa. Pequeño Sastre afirmó que su largo recorrido por los escenarios de teatros y colegios le ha permitido ver la evolución de los niños en estos años. Aseguró no están de acuerdo cuando dicen que los pequeños de ahora son más despiertos y saben más cosas. Así, explicó que en muchos aspectos, tienen más acceso a información de todo tipo y que pueden ser independientes con sus videojuegos y sus aparatos electrónicos. Sin embargo, destacó que muchos de ellos están menos protegidos que los niños de hace 20 años y sufren más abandono por parte de la sociedad. Con esta trayectoria, son miles las anécdotas que tiene para contar esta compañía. Entre ellas, las lágrimas de algunos niños que cuando se ven frente al resto de sus compañeros para participar en la función, no pueden soportar la presión y desean bajarse del escenario. Yde explicó el caso de un niño de diez años que se negó a coger a una compañera de la mano y decirle que la quería, lo marcaba el guión. Éste era ‘el chico duro de la clase’, pero claro está, la vergüenza pudo con su valentía. Al final, tuvo que continuarse la escena sin este detalle. Y es que los asuntos del corazón reblandecen a cualquiera. Pequeño Sastre estará en la ciudad en unos días con cuatro obras de teatro infantil divertidas y llenas de música, ¿alguien quiere salir voluntario?

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