Quevedo apuntó que se implantará un sistema de malla que permitirá que haya menos averías en la red.
El consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, apuntó ayer en rueda de prensa que una de las medidas que se estudió en la reunión que mantuvo el pasado miércoles con representantes del Gobierno central es implantar un sistema de malla para la red primaria de agua. Según el también vicepresidente de la Ciudad, esta medida hará que la presión con la que sale el agua de los grifos sea la misma en todos los barrios de la ciudad, independientemente de si se encuentra en una zona alta.
Quevedo, que dijo que esta medida es una de las que se pagará gracias a la financiación de la Unión Europea (UE) y que tiene como objetivo de realización el año 2020, añadió que la reforma también servirá para que haya “menos averías” en la distribución del caudal y que si la hubiera, se garantiza que todos los hogares pueden seguir teniendo agua corriente.
Por otra parte, el titular de Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad también destacó de la medida que será más fácil detectar fugas y reducir el cauce para que se desperdicie la menos cantidad de agua posible.
Asimismo, el consejero aseguró que estos fondos europeos también servirán para acometer reformas para “abastecer el distrito V” y ampliar el agua que proviene del tratamiento terciario, es decir, de la depuradora, para abastecer más zonas de riego de la ciudad, como los parques Hernández y Lobera.
Misma calidad
Por otra parte, Quevedo aseguró que el sistema en malla promovería que toda el agua del sistema primario, es decir, la que sale por los grifos de las casas y es potable, tenga la misma calidad, puesto que este mecanismo sirve para distribuir el agua de forma ecuánime por Melilla y toda la ciudad podría tener agua de los depósitos de la zona de Rostrogordo. “Ahora hay diferencias”, apuntó el consejero sobre este tema.
A este respecto, el titular de Medio Ambiente apuntó que “la condición de salinidad de los pozos de la ciudad es mala”, por lo que mediante el proyecto de ampliación de la desaladora al que la Ciudad lleva tiempo dándole vueltas y que finalmente financiará con los fondos europeos, se conseguirá que “casi toda el agua” provenga de esta estructura, lo que elevará la calidad del agua de Melilla.
Esta ampliación, tal y como trascendió en un primer momento de la reunión del pasado miércoles, tiene un coste de 16 millones de euros.
Entre 12 y 15 meses para la desaladora
El consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, señaló ayer en rueda de prensa que, pese a que el proyecto de ampliar la desaladora ya había sido aprobado gracias a la cofinanciación de los fondos europeos, con un coste de 16 millones de euros, la reunión que mantuvo en Madrid el pasado miércoles sirvió para intentar “agilizar” el comienzo de estas obras, que cuentan con un plazo estimado de entre 12 y 15 meses de duración.
Así pues, Quevedo destacó que espera que la declaración de impacto ambiental que necesitan estos trabajos esté lista antes de finales de 2016, para que la obra pueda comenzar antes de 2017.
El titular de Medio Ambiente también subrayó que, actualmente, la desaladora genera 20.000 metros cúbicos de agua de los 33.000 que gasta diariamente la población. Con la ampliación de estas instalaciones se lograría que “casi toda” el agua saliera de esta planta, puesto que se generarían 30.000 metros cúbicos al día de esta sustancia, mientras que los 3.000 restantes provendrían de los pozos con los que cuenta la ciudad.
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