Cada especie de árbol tiene su especie de matorral asociado. La especie acompañante del Araar es la Jara de Cartagena. Una flor de una belleza maravillosa, con sus pétalos sutiles... Una flor que se desharía con un soplo de viento. El Faro de Melilla conversa sobre esta flor con el naturalita Manuel Tapias.
-En el bosque de Araar se encuentra una flor con una coloración fascinante, entre el rosa y el púrpura.
-En la zona de Cabo Tres Forcas se ven praderas enteras de estas Jaras de Cartagena (Cistus heterophyllus), en peligro y escasas. Esas praderas se les ha quitado el soporte forestal. Hay que entenderlas como una especie que hace de acompañamiento del bosque de Tetraclinis articulata, el bosque de Araar, tanto en la comunidad murciana como en Marruecos. Un bosque que aguanta muy bien la sequía y las altas temperaturas.
-Termófilo: organismos vivos que puede soportar condiciones extremas de temperatura relativamente altas. Muchos termófilos pertenecen al dominio Archaea. Estos organismos tienen una tasa de crecimiento rápida pero de corta duración.
-La Tretacliris articulata tiene su soto, -sus especies acompañantes-, que crecen debajo de los árboles: la Jara de Cartagena. La Jara que acompaña al alcornoque es la Jara prinfosa (Cistus ladanifer) En las zonas deforestadas quedan estas especies que aguantan bien sequía y altas temperatura, expuesta a los elementos. En Cabo Tres Forcas se ha talado el bosque de Araar y ha quedado la Jara de Cartagena, la flor que nos ocupa.
-Pétalos que parecen delicados, de papel... hermosos. Muy vistosa y aparece en la primavera corta de nuestra tierra. Vive en un ecosistema duro, con ciclo de vida corto por la aridez que le impide florecer en verano.
-La fragilidad y levedad de los pétalos como de papel, preparados para durar un día. La observación nos dice que florecen de forma continuada: sale una flor, dura un día y al final del día estos pétalos con aspecto de papel se caen y al día siguiente aparecen nuevas flores. Cuando llega el buen tiempo florece, el suelo está lleno de una alfombra de pétalos de las flores que han terminado su ciclo. Flor vistosa para ser polinizada por los insectos en ese espacio corto de tiempo. Cuantas más flores, más posibilidades de trascender, una flor que da paso -una vez fecundada- a otra flor al secarse. Los pétalos son poco carnosos, con textura de papel, para no consumir más energías que las necesarias. Con textura delicada consiguen llamar la atención como otra flor con pétalos carnosos. Es la flor perfecta para nuestro ecosistema.
-Están en peligro crítico de extinción.
-Es el nivel más alto de protección de una especie. En esta especie con más razón, quedan poquitas de forma natural. En la Comunidad Valenciana, hay solo tres ejemplares de forma natural y se están intentando reproducir en viveros. Esto indica el grado de peligro que tiene esta especie de desaparecer.
-En la comunidad murciana (aunque estaba citada a principios de siglo) se volvió a redescubrir hace poco y quienes encontraron las diez matas en un barranco, recogieron las semillas, con tan buen tino, que estas diez matas quedarían arrasadas en un incendio poco después. Es decir que, gracias a que recogieron las semillas, se pudieron cultivar. Se reprodujo en viveros y ahora se reproducen por centenares, con mucha dificultad. La reintroduccion está costando mucho puesto que las condiciones en la que nacía esta especie -hace unos siglos- han cambiado, hay mas aridez y más calor y todo ello hace que esté costando reproducirla.
En Melilla, el colectivo Guelaya ha plantado esta especie en la zona protegida del Barranco del Nano y gozan de buena salud, generan semillas que contribuirán a la extensión de esta Jara. Esta especie solamente vive en Melilla, Murcia y Comunidad Valenciana y están en peligro crítico de extinción en las tres localidades.
-Zonas protegidas del cabo de Tres Forcas, como hace siglos. Cosa única.
-Hay zonas bien protegidas del Cabo Tres Forcas donde, todavía, los Araares forman bosquetes bastante bien conservados que poseen las características que tenían los mismos hace siglos. En la zona del Rif, desde el Cabo Tres Forcas hasta Alhucemas, se pueden encontrar bosques de Araar bien conservados, con su soto. En la comunidad Murciana ya han perdido la riqueza acompañante y la Jara está por un lado, sin el acompañamiento que sí tiene en el norte de África. Los botánicos que estudian esta especie observan que en el Rif la flor convive con el árbol, como ocurría en Murcia hace siglos.
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