Cultura y Tradiciones

La iglesia de La Purísima Concepción se podrá visitar a partir de este miércoles

El Gobierno local casi en pleno ha acudido este martes a la inauguración semioficial de la iglesia de La Purísima Concepción, en Melilla la Vieja, que el público podrá visitar a partir de este miércoles de martes a viernes por la mañana y los fines de semana tanto por la mañana como por la tarde, siempre a cargo de azafatas y otro personal.

Tal como ha manifestado el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, no podrá entrar el que quiera, sino que habrá un orden, porque “esto es un tesoro que hay que cuidar y mantener muy bien".

Esta es una maravilla que tenemos que lucir y sentirnos muy orgullosos de ella”, ha insistido el presidente, quien ha reiterado su invitación a los ciudadanos para que vean en la iglesia la historia de Melilla desde 1497 hasta finales del siglo XIX, cuando se hizo la última restauración antes de la actual. En su opinión, además, es bueno que los ciudadanos vean cómo se embalsama y se limpian los altares y las imágenes, que estarán listos en cuatro meses aproximadamente, cuando debe empezar la restauración final.

Con todo ello, Imbroda confía en que en un año concluyan todos los trabajos, que ejecutará el Obispado de Málaga con la subvención de la Administración local mediante un convenio entre ambas partes.

Tras un recorrido por la iglesia que ha sido dirigido por el cronista oficial de Melilla, Antonio Bravo, el jefe del Ejecutivo autonómico ha destacado el trabajo de todo el equipo de arqueólogos e historiadores por su “vocación, cariño y corazón” en las obras de una iglesia que, en su opinión, es “el patrimonio más importante que pueda tener la Melilla antigua”.

Un día grande

Para la consejera de Cultura, Patrimonio Cultural y del Mayor, Fadela Mohatar, es un día para felicitarse, ya que se ha abierto al público la “maravillosa joya arquitectónica” que significa la iglesia de La Purísima Concepción.

Desde su punto de vista, el resultado, por el momento, de lo que se puede exhibir y disfrutar en el templo en cuanto a edades históricas, arquitectónicas y de estilos es “absolutamente formidable”.

La no invitación a Moh

Por lo demás, Imbroda ha respondido a la diputada del PSOE Elena Fernández Treviño, quien previamente le había afeado a la Ciudad que, fuera esto una preinauguración o una inauguración oficiosa, no hubiera invitado a la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, como representante del Ministerio de Cultura en Melilla, que invirtió más de un millón de euros en la obra. En su opinión, se ha tratado de “un gesto de poca elegancia”.

Al respecto, el presidente de la Ciudad Autónoma se ha excusado en que no se trataba de una inauguración oficial, que se hará cuando se termine la recuperación de todas las tallas y la restauración en su conjunto. En cualquier caso, Imbroda ha manifestado que Moh podría haber asistido, porque no hacía falta invitación, y que se le invitará a la inauguración oficial, si bien la primera persona en ser avisada será el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, ya que “esto es un templo y no un museo”.

Por su parte, la consejera de Cultura, Patrimonio Cultural y del Mayor, Fadela Mohatar, ha reafirmado que no se trataba de un acto de inauguración oficial, sino de una preinauguración al que se ha invitado a diputados de la Asamblea, entre los que estaban Gloria rojas y Elena Fernández Treviño, del PSOE, precisamente, y Amin Azmani, de Somos Melilla.

En su opinión, lo que pretendía ser una simple visita se ha visto “un poco sobredimensionada por la importancia del templo” y que “quizás está entendiendo el PSOE, muy mal entendido, que aquí se hubiese tenido alguna intención de excluir a nadie”.

“Lo organizamos a última hora con el vicario, cofradías y algunos vecinos de El Pueblo y ya está. Todo lo demás es sacar las cosas de contexto”, ha rematado la consejera, para quien, en ningún caso, se ha querido excluir a nadie, y todo lo demás es hacer "críticas de poco encaje”.

Paneles

La iglesia dispone de nueve paneles paneles explicativos.

Panel 1. La iglesia de San Miguel y de María Santísima de la Concepción, dos denominaciones para un mismo templo.

En 1578 Melilla fue asolada por un fuerte terremoto. Este seísmo destruyó totalmente la ermita más grande de la ciudad y que se encontraba en este mismo lugar, bajo la advocación de San Miguel. Ante la necesidad de construir un templo, el rey Felipe II encargó a su ingeniero mayor, Giacomo Palearo Fratín, el proyecto de una nueva iglesia, cosa que llevó a cabo en 1579. Sin embargo, las obras no comenzaron hasta 1598 bajo la dirección de Gregorio de Arano, maestro mayor de obras de Melilla, que dirigió todos los trabajos de fábrica y cantería. Su inauguración definitiva se demoró unos años, hasta 1608, gracias al impulso del gobernador Pedro de Heredia. Esta nueva iglesia también fue llamada inicialmente de San Miguel, nombre que persistiría hasta 1663, cuando cambió su advocación por la de María Santísima de la Concepción, hoy de la Purísima Concepción. Se trata de un templo de estilo Manierista, la fase final del Renacimiento, lo que es visible en su portada, en las arcadas del interior y en la utilización del número áureo en el diseño de su planta y alzado, mostrando un equilibrado juego de proporciones. De esta época destaca la portada, verdadera obra de arte inspirada en un grabado de Vignola y similar a algunas realizaciones del arquitecto Giacomo della Porta en Roma. La iglesia fue objeto de numerosas obras y ampliaciones a lo largo de su historia. Destacaremos las finalizadas en 1682 y las de ampliación a lo largo de todo el siglo XVIII, que permitieron la construcción de dos nuevas capillas con sus criptas y varias sacristías, levantándose la altura de todas las naves. También se engalanó su interior con molduras barrocas, hoy día desaparecidas.

Panel 2. La puerta lateral y el Conventico.

En esta nave lateral de la epístola, cubierta con bóvedas de arista, destacan las arcadas de medio punto sobre columnas compuestas de orden toscano. Su traza responde a una composición armónicamente matemática, basada en el módulo de dos varas y un pie, cuya repetición permite trazar todos los arcos. Estas arcadas corresponden a la primera fase constructiva de la iglesia, 1598-1608. Esta iglesia de San Miguel contaba con una puerta lateral en la nave de la epístola, que estuvo tapiada durante varios siglos y que ha sido descubierta gracias a los trabajos de restauración llevados a cabo. La puerta conserva su cara interior, aunque ha desaparecido la decoración labrada de su portada exterior. Por ella se accede a un patio, que es el único resto de lo que fue una antigua calle, paralela al muro de la epístola y que permitía acceder tanto a la iglesia lateralmente como a la sacristía principal. Desde el patio se pueden ver, a la derecha, la fachada trasera del antiguo convento de Capuchinos, creado en 1661 sobre unas casas de Álvarez de Perea, con su aljibe; y a la izquierda, la capilla del Rosario, levantada en 1779. La Orden Capuchina ha estado vinculada estrechamente con la iglesia de Melilla en varios periodos importantes de su historia, destacando su aportación en la segunda mitad del siglo XVII y durante todo el siglo XX, dotando al templo de un fuerte carácter franciscano, que se evidencia en la advocación de la iglesia y en el nombramiento de San Francisco de Asís como copatrono de la ciudad.

Panel 3: La capilla del Rosario.

La última obra importante de ampliación de la iglesia fue la construcción de un conjunto adosado a su nave de la epístola: la capilla, sacristía y panteón del Rosario, y que fue llevado a cabo por la cofradía del mismo nombre. Las obras se prolongaron entre 1779 y 1780 y dieron lugar a una capilla cubierta, con una vistosa cúpula de media naranja con linterna. En la base de la cúpula se puede leer la inscripción original que documenta la finalización de las obras en época del gobernador Antonio Manso, mientras que las pinturas de las pechinas y de la bóveda son de cronología más moderna, de principios del siglo XX, delatando una factura más popular y simplificada. La capilla contaba con un panteón-sepulcro para los miembros de la cofradía del Rosario, que estuvo en uso en el último tercio del siglo XVIII. El espacio está presidido por un retablo de la misma cronología, que delata ya cierto abandono de la estética barroca, sobre todo los dorados, aunque mantiene alguna ornamentación de este estilo. En su camarín, espacio rematado por elegantes molduras de yeso, se veneraba originalmente la imagen de la Virgen del Rosario y contaba con una sacristía propia (a la izquierda) y un pequeño habitáculo llamado depósito (a su derecha) que ha podido ser recuperado parcialmente en las obras llevadas a cabo en el templo. Todo este conjunto se sitúa sobre lo que fue la antigua calle que corría paralela al muro de la iglesia, en su nave de la epístola, y que permitía el acceso directo a la sacristía principal.

Panel 4. Nave de la epístola. Retablo y cripta de Nuestra Señora de la Soledad.

La nave de la epístola está cubierta por varios tramos de bóveda en arista, y en su cabecera se sitúa un interesante espacio barroco que consta de retablo, camarín y cripta para cofrades. La cofradía de la Virgen de la Soledad representa otro importante momento de la presencia de estas instituciones religiosas en la Iglesia de la Inmaculada Concepción durante el siglo XVIII. Su titular era la conocida históricamente como Virgen de la Soledad, aunque en la actualidad se la conoce como Virgen de Dolores, y preside desde su camarín un vistoso retablo plenamente barroco, con columnas entorchadas y molduras de este estilo, acompañada de varias tallas del mismo periodo. También disponía esta advocación de una monumental cripta para enterramiento de sus cofrades, aunque también recibieron sepultura en ella, a lo largo de la historia, personalidades relevantes de la ciudad, caso de vicarios y gobernadores. Esta cripta se construyó en 1770 y fue abandonada posteriormente, entrando en un absoluto olvido, y ha permanecido oculta hasta su reciente descubrimiento y excavación llevados a cabo gracias a los trabajos de restauración del templo. De planta rectangular y varias galerías de nichos, muestra una interesante bóveda y restos de algunas pinturas con referencias funerarias.

Panel 5. El presbiterio o altar mayor.

Siendo el principal espacio de la iglesia, el presbiterio es sin duda el más complejo por la sucesión de periodos históricos que podemos ver en su estructura y muros. Su fábrica inicial corresponde, sin duda, a la construcción de 1598-1608, pero algún problema con la cubierta hizo que en pocos años su techumbre estuviera en mal estado. Por ello, en 1682 se terminaban las obras de cubrición, según consta en una lápida que puede verse en uno de sus laterales. A mediados del siglo XVIII se emprendieron importantes obras de reforma de toda la iglesia, y la techumbre del presbiterio fue elevada en altura, construyéndose entonces la cúpula elíptica que hoy día presenta y el camarín hexagonal del retablo, ambos de estilo barroco churrigueresco. Estas transformaciones todavía son visibles en algunos elementos de sus muros, como antiguas ventanas cegadas o la forma en la que las yeserías barrocas se superpusieron sobre molduras talladas en piedra en los pilares situados en las esquinas. El retablo que preside el presbiterio es de 1931, pero la imagen principal es una talla manierista de la Virgen de la Victoria de finales del XVI, actual copatrona de la ciudad. Esta imagen fue trasladada a este espacio principal en 1741 cuando se demolió la ermita del mismo nombre. Las recientes obras de restauración han permitido un estudio arqueológico de este espacio, que ha proporcionado interesantes datos sobre enterramientos, en concreto de algunos de sus gobernadores, una de cuyas lápidas se conserva actualmente, y de varias estructuras de cronología prehispánica.

Panel 6. La sacristía principal.

Entramos a la sacristía principal desde el mismo presbiterio, aunque antiguamente disponía de puerta independiente con salida a la calle, que corría paralela a la nave de la epístola. La portada de acceso es una destacada obra propia del manierismo italiano en su despiece de dovelas, lo que nos confirma que se corresponde con la primera fase de la construcción del templo, al igual que la bóveda de cañón de sillería, que nos permite la entrada, ambas inspiradas en tratados de arquitectura del Renacimiento. Esta sacristía, después de las intervenciones del barroco, se convierte en el lugar por el que podemos acceder a tres camarines: el camarín de la Soledad, el camarín bajo de la Victoria y el camarín alto y principal de la Victoria. Este último ha perdido toda su ornamentación barroca, pero se conservan fotografías de un vistoso escudo entre molduras que representaba las armas de España y Portugal, por lo que se atribuye a Bárbara de Braganza, esposa del rey Fernando VI, quien debió contribuir directamente en estas obras. La sacristía ha sido el lugar elegido para depositar los restos humanos encontrados en las excavaciones que se han llevado a cabo en todo el templo, cuyo recuerdo se materializa en una lápida tallada en su memoria. Hay que recordar que tanto la iglesia en su interior, como en el cementerio que la rodeaba, llegó a contar con más de 10.000 enterramientos, reflejando la costumbre de la época de inhumar en lugar sagrado.

Panel 7. La nave del Evangelio: altares del Carmen y de San Francisco.

La nave del evangelio, cubierta también con bóveda en tramos de arista, presenta dos altares principales, los de la Virgen del Carmen y Ánimas Benditas y el de San Francisco. La importancia de la hermandad de las Ánimas Benditas explica la relevancia de un antiguo retablo de corte neoclásico, hoy día desaparecido, que se construiría en 1767 en la cabecera de esta nave. En su lugar permanece la imagen de la Virgen del Carmen, así como varias ánimas lamidas en llamas como referencia al purgatorio. La hornacina actual de sillería corresponde a la primera fase de las obras de la iglesia, 1598-1608, aunque presenta una modificación posterior en su altura, que se refleja en un tramo de ladrillo y que se corresponde con las obras de mediados del siglo XVIII. Por su parte, el retablo de San Francisco se debe a la intervención de la Orden Tercera de San Francisco, que en 1763 habilita un retablo para esta advocación de formas muy barrocas. En este retablo destacan columnas salomónicas, precedido por un artístico altar de mármol con incrustaciones de piedras nobles, sin duda el más valioso de la iglesia. En los pies de esta nave se sitúa el baptisterio, que conserva la pila bautismal y que ha recuperado, gracias a las obras recientes, su configuración original con una ventana.

Panel 8. Capilla del Nazareno.

Esta capilla forma parte de la ampliación barroca del templo. Es una capilla de planta cuadrangular rematada por una cúpula de media naranja adornada con varios florones de yeso. Su estructura ha sufrido varias modificaciones a lo largo de la historia del templo. Su primera fábrica data de 1682, cuando el gobernador Diego Toscano ordena su construcción como capilla del Sagrario o de Todos los Santos, y que contaba con una cripta, señalada como “bóveda y entierro muy primoroso“, donde se llevaron a cabo numerosos enterramientos. Sin embargo, su estado actual data de mediados del siglo XVIII, momento en el que se construye la cúpula actual y cuando debido a la reedificación se tuvieron que levantar nuevos muros, cuyos cimientos afectaron a la citada cripta, que vio muy mermada su capacidad. Desde este momento, se construyó otra cripta nueva en la zona llamada de la Tahona para uso conjunto de la cofradía del Santísimo Sacramento y las hermandades de Ánimas Benditas y Jesús Nazareno, ya que desde el último tercio del siglo XVIII estas instituciones compartían estatutos y el citado espacio funerario. Destacan su retablo barroco, obra de Antonio Reina, donde resaltan los estípites dorados y también la decoración barroca de sus yeserías, hoy día muy mermadas. También son de gran interés las puertas de la capilla y su sacristía, una obra maestra de la carpintería dieciochesca con fuerte influencia mudéjar.

Panel 9. Las excavaciones arqueológicas.

Las obras de restauración de la iglesia llevadas a cabo a partir del terremoto de 2016 han permitido desarrollar también varias campañas de excavación en la iglesia, que nos permiten actualmente conocer mucho más de este edificio y del lugar donde fue erigido. Fruto de ellas ha sido la recuperación de un arco ojival o gótico, estructura inédita en una iglesia renacentista, así como de dos criptas abovedadas que fueron utilizadas para enterramientos de los cofrades: las de la cofradía de la Soledad y la que utilizaron de forma conjunta la cofradía del Sagrario y hermandades de Ánimas Benditas y Jesús Nazareno, que se suman a la que ya se conocía llamada de la Tahona. Por otra parte, las excavaciones en el interior del templo han deparado interesantes hallazgos, sobre todo en la zona del presbiterio, al aparecer algunas estructuras excavadas en la roca de cronología prehispánica, sin poder precisar más sobre su antigüedad o incluso su función. También se han recuperado importantes restos cerámicos cuya cronología oscila entre el siglo XVI y el XVIII, y que están en vías de estudio. Superpuestas sobre estas estructuras de cronología anterior, se encuentran varias grandes fosas o tumbas, también excavadas sobre la roca, correspondientes al uso de la iglesia como lugar de enterramiento. Es este lugar se ubicaban los sepulcros de algunos de los gobernadores de la ciudad, junto a estructuras que delatan varias fases constructivas en el propio espacio del presbiterio, con su altar y sus escalinatas.

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