Porque Isabel María Migallón Aguilar (1966) es un "espíritu inquieto" al que le "encanta" difundir la historia, pero no solo la que aparece en los libros y a la que podemos acceder todos, sino la de los "pequeños" relatos que conforman el "día a día" de una sociedad, creó Melipedia en 2017.
Con este grupo público de Facebook, que empezó con "cuatro gatos" y hoy cuenta con 1.300, la historiadora melillense ha ido "columniando" información, sobre todo de la prensa antigua, de la cual se confiesa una "adicta". Su "querido" Telegrama del Rif, luego Telegrama de Melilla, es una de las fuentes informativas más valiosas que utiliza para retratar lo que ha sido la ciudad desde principios del siglo XX.
Claro que no poco influyó en la idea de hacer esta Wikipedia de Melilla, el hecho de que pasara casi 25 años trabajando en el Archivo de la Ciudad. De hecho, Isabel siempre ha defendido que la historia de su pueblo (y de cualquier otro) no solo la conforman los grandes acontecimientos, sino también la cotidianidad de cada uno de sus habitantes.
Así, aunque no puede hacer todo lo extensos que quisiera los contenidos de Melipedia porque le falta tiempo, esta funcionaria de la Ciudad Autónoma de Melilla desde 1996 disfruta "muchísimo" encontrar esas diminutas notas de las cosas "más triviales" de su terruño para hacerlas públicas.
Muchas veces lo que comparte es un "corta y pega" de la prensa de antaño porque adora la forma en que se expresaban los periodistas entonces. Le gusta tanto ese lenguaje, de "palabras que hoy están totalmente en desuso", que intenta variarlo "lo menos posible". Incluso respeta las erratas de viejos anuncios publicitarios.
Precisamente esta documentación es la que le ha permitido hacer un retrato muy completo del pasado de Melilla. De ella salen postales que hablan de qué se comía o se bebía antes en la ciudad; de cómo eran las viviendas, las iglesias o las farmacias; de qué ropas se ponía la gente o qué hacía en sus ratos libres; de personalidades, efemérides o frases típicas; de oficios, costumbres o sitios emblemáticos.
Particular fascinación le ha despertado a Isabel en su encuentro perenne con la historia melillense, "cómo empezaron las mujeres a querer situarse en la sociedad como empresarias". La primera de ellas, de acuerdo con lo que ha podido concluir la historiadora, fue Adriana de Herrera, en una época tan lejana como el siglo XVIII.
Para Isabel, conocida como una estudiosa de las Campañas Militares desarrolladas a principios del siglo pasado, a Melilla la conforman, por una parte, la labor "fundamental" de los ingenieros militares, que es lo que le ha dado su estructura; y, por otra, esos pequeños comerciantes y hosteleros que lucharon "contra viento y marea" para articular todo el entramado económico que fue definiendo la ciudad. Es el caso de muchos establecimientos que "ni se sabía que existían" y que han sido descubiertos en Melipedia.
"No tuvieron que ser nada fáciles esos comienzos", piensa emocionada quien ama con especial devoción el área de Melilla la Vieja y el cementerio de la Purísima Concepción, por los que pasea casi a diario en invierno.
Poco a poco, Melipedia ha ido ganando espacio en el gusto popular y eso anima a Isabel a no detenerse. Pero su satisfacción no está dada por la cantidad de "likes" o de seguidores que consigue, sino por los comentarios de quienes agradecen que sus familiares o conocidos sean recordados "tantísimos años" después de haber contribuido a formar lo que es hoy Melilla; o de las generaciones más nuevas, a quienes les interesa saber de dónde vinieron.
Según ha expresado anteriormente a El Faro, Isabel, que en la actualidad trabaja en la Oficina del Cronista Oficial de Melilla, procura vivir sin "hacer daño a nadie" y, "en caso de hacerlo, tener la oportunidad de pedir perdón". Con sus dos hijas como motor impulsor, respira enamorada de su historia y, con ese respiro tan cercano, tan comprometido y profundo, traslada a los "melipédicos" la esencia más personal de su ciudad.