La frontera terrestre entre España y Marruecos en Melilla vive este domingo uno de los peores días desde que comenzó la Operación Paso del Estrecho (OPE), con cientos de familias esperando más de nueve horas para poder cruzar desde la ciudad autónoma hacia el país vecino.
Según han informado a Efe fuentes policiales, la causa de tanta espera es la acumulación en la frontera de cerca de 700 vehículos que han desembarcado en Melilla a primera hora en dos buques diferentes, a los que se han unido otros 150 de otra embarcación en torno a las 13:30 horas.
En total, casi 900 vehículos de la OPE han llegado en un intervalo de siete horas a las inmediaciones del paso fronterizo, donde también había decenas de coches de residentes en Melilla que querían pasar a Marruecos para disfrutar del día, y a los que aún habrá que sumar los que desembarquen por la noche.
Fuentes policiales han precisado que esta estampa es habitual los domingos en la frontera de Melilla durante la Operación Paso del Estrecho porque llegan varios barcos muy temprano muy cargados de vehículos en tránsito hacia Marruecos, aunque también han reconocido que no es habitual que tarden tanto para poder cruzar.
La Delegación del Gobierno ha confirmado a Efe que no ha habido ninguna incidencia en la frontera y que únicamente había muchos coches que querían pasar hacia Marruecos porque, pese a que ya ha empezado la Fase de Retorno de la OPE, se están produciendo muchas más llegadas desde Europa hacia África que en el sentido inverso.
Tal y como ha podido presenciar Efe en las inmediaciones de la frontera, el hartazgo por la larga espera era la tónica general entre las familias que esperaban para poder pasar hacia Marruecos, prácticamente todas a pleno sol en un día muy caluroso, con 32 grados y un viento desapacible.
Mientras filas llenas de coches cargados hacían sonar el claxon para pedir celeridad, muchas familias se quejaban de la falta de zonas de sombra para poder esperar en unas condiciones mínimamente dignas, dada la carencia de otros espacios para resguardarse de un calor sofocante.
Por eso, decenas de personas, sobre todo mujeres y niños, se arremolinaban debajo de un gran árbol a escasos metros de la entrada del paso fronterizo de Beni-Enzar, ya que era prácticamente el único espacio de sombra disponible en las inmediaciones, donde también se quejan de la falta de agua y de unos servicios muy deficitarios.
Otra de las principales protestas de los pasajeros de la OPE es la falta de información. “No sabemos por qué llevamos sin movernos del mismo sitio desde las ocho de la mañana, nadie nos dice nada”, se lamentaba sobre las 17:00 horas un padre de familia después de nueve horas de espera, en total 17 desde que empezó su viaje al salir de su residencia en el norte de Francia.
Sin querer hablar a cámara ni decir tampoco su nombre, el hombre reconocía estar muy cansado porque el viaje tampoco termina una vez pasada la frontera: su destino es Oujda (Marruecos), a unos 300 kilómetros de Melilla, por lo que calculaba que “con suerte” podría llegar a su destino esta noche o incluso de madrugada.
A él esta situación tampoco le pillaba de nuevas, ya que comenta que ha viajado otros años en la OPE cogiendo el barco de Melilla para ahorrar algo de dinero en el precio del billete, pero apunta que esta es la ocasión en la que peor se ha encontrado la situación en la frontera.
Otro hombre a su lado asentía resignado antes de asegurar con rotundidad que no piensa viajar más por Melilla, al igual que otra familia marroquí, residente en Granada, que escuchaba la entrevista a escasos metros: “Ni aunque nos den gratis los billetes. No merece la pena perder el día y casi 300 euros en comida que traemos en el maletero para la familia”.
Este pasajero, que también ha querido dar su testimonio de manera anónima, está convencido de que esta no es más que otra táctica de su país para que la frontera de Melilla no funcione en una estrategia de ir aislando a la ciudad autónoma y debilitar su economía. “Al final se salen con la suya porque ya no venimos más por aquí”, lamenta.
A las quejas de los pasajeros de la OPE se unen las de los residentes de Melilla, que guardaban otra cola diferente, algo más corta, de unas tres horas para poder acceder al control fronterizo.
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