Pasó lo que tenía que pasar. El equipo que solo ha perdido un encuentro en casa de los ocho que había disputado no tuvo problemas en imponerse a su rival de ayer, al conjunto que las tres últimas visitas las cuenta por derrotas, y que no conoce el triunfo en el otro continente desde que el 22 de septiembre venciera por 1-6 al Sevilla Atlético en tierras andaluzas.
Pronto comenzó el Arroyo a hacerse dueño del partido. Su intensidad no fue la misma que la de los melillenses, que se limitaban a achicar huecos todo lo que podían. La primera ocasión arroyana llegaría por mediación de Juanfran que, escorado a la derecha del área chutó desviado ante la meta defendida por Munir, el mejor de los visitantes en el partido, a pesar de los dos goles encajados. Bezares y Buades se comieron por completo la medular norteafricana, que no existió en los primeros 45 minutos del partido.
El primer gol llegaría en el minuto 17, Bayón alcanzaría a rematar un córner botado por Juanjo al primer palo, su cabezazo fue inalcanzable para el meta Munir. El Melilla tenía muchos problemas a balón parado, Juanjo se mostró inconmensurable en esta faceta y se convirtió en una pesadilla para unos visitantes que vieron como Abel remataría alto en el punto de penalti perdonando el segundo. No lo haría Juanfran, que sería el encargado de anotar el segundo gol a la media hora de encuentro. Tras una falta botada desde la izquierda por Juanjo, el delantero del Arroyo superó por bajo al arquero con el exterior de su bota derecha. El equipo de que dirige Juan Moya estaba irreconocible.
El Melilla intentó rehacerse sin éxito del arreón local. Su mejor acercamiento fue un balón rematado por Chota en el segundo palo, que se marchó desviado por centímetros. Los atacantes melillenses se mostraron indolentes durante todo el choque, sólo Guille Roldán creó problemas con sus internadas en velocidad a la defensa local.
Lejos de la esperada reacción, la segunda mitad comenzaría con un dominio más acusado del conjunto de Juan Marrero, que pronto dispuso de nuevas ocasiones. Espinar y Juanfran fueron un quebradero de cabeza constante para los defensas del Melilla, que ni siquiera con las incorporación de Sufián y de Montes en el tramo de descanso pudieron hacerse con el control de la situación. De hecho, el conjunto ajedrezado pudo haber sentenciado tras la reanudación pero Munir se encargó de mantener con esperanza a los ayer rojinegros.
Y es que fueron incapaces durante la segunda mitad los de Juan Moya de poner en problemas a la defensa local, tan solo en un estéril empujón final lograron disponer de alguna ocasión. La más clara la tuvo Nacho que remató de cabeza en el primer palo, entonces apareció Juanma, inmaculado en el partido hasta ese momento, que desvió la pelota con su guante derecho estrellando el esférico en el larguero. El ataque de orgullo final solo tuvo como saldo la expulsión de Juan Gutiérrez ya cuando el tiempo agonizaba.
La UD Melilla encaja así la tercera derrota consecutiva en un partido en el que tal y como se esperaba las acciones a balón parado iban a resultar claves. Los locales gozaron de una gran efectividad ya que convirtieron en gol los dos primeros remates entre los tres palos defendidos por el meta Munir.
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