Medio ambiente

La Ensenada de los Galápagos, un lugar paradisíaco en Melilla

Pese a que el día ha amanecido con un leve chirimiri, algunos ciudadanos han aprovechado para acercarse a la playa de la Ensenada de los Galápagos para disfrutar de la tranquilidad que allí se respira.

El primero en llegar ha sido Yamal, desde Nador, quien ya estaba allí a las 10:50 pese a que no se puede acceder a la playa hasta las 11:15. Según comenta, suele venir con cierta frecuencia, porque le gusta lo "limpia" que está y aprecia la "tranquilidad" que se respira en ella. Además, sólo ha tardado media hora en cruzar la frontera de Beni Enzar, así que todo le ha salido a pedir de boca.

Poco a poco, como un goteo similar al que caía a media mañana en Melilla, han ido acercándose más personas. Rubén, con Cristian y la novia de éste, Sofía, tres cordobeses de visita en la ciudad autónoma, han querido aprovechar la buena calidad que ofrecen tanto la arena como el agua de este lugar, que parece sacado de un cuento, o de una película, el horizonte al fondo como si se tratara de un estrecho pasadizo y con la fortaleza de Melilla la Vieja a ambos lados, cubriendo la playa como unos brazos que acoge, y los torreones a lo alto.

También se ha acercado una chica de Bilbao que lleva 12 años en la ciudad y que, aunque no viene todo lo que le gustaría, este jueves se ha animado. A ella le "encanta" esta playa, que considera "preciosa", con "el agua limpia y fresquita y el mar abierto". La acompañaban otras dos personas en su estancia.

Alguna gente ha accedido al interior de la playa a través de la Puerta de Santiago de paseo, sin pretensión de bañarse, como era el caso de Antonio, quien está en Melilla trabajando en las obras de La Purísima y, según dice, todos los fines de semana acude a esta playa cuasi paradisíaca. Y es que, como bien dice, se trata de un lugar "increíble".

Pero, además de quien acude a pasear, contemplar la belleza que le rodea o bañarse en unas aguas que hoy están cristalinas, algunas personas aprovechan para hacer deporte. Tal es el caso de Chío, miembro del club de surf, quien se ha llevado a sus sobrinos de Murcia, Pablo y Sofía, a hacer una travesía en pádel-surf desde la Ensenada hasta Trápana.

Al principio de la apertura, no había demasiada gente, quizá por aquello del tiempo, pero a mediodía ya se contaba casi una veintena de personas y es previsible que poco a poco vayan llegando más si, como parece, el sol comienza a mostrarse en lo alto del cielo e ilumina el agua de la cala y la fortaleza que la rodea con su manto de color amarillo.

Aforo

Se trata de una playa especial, tanto por su pequeño tamaño como por su ubicación privilegiada. Además, durante la época de pandemia estuvo cerrada durante un tiempo y posteriormente tuvo un aforo restringido. Actualmente no se da ninguna de las dos circunstancias, pero, aun así, muchas veces se forman largas colas a la entrada de gente que quiere llegar a tiempo para colocarse debajo de alguna de las codiciadas sombrilas en hay en la cala. Eso es, exactamente, lo que ha contado Sofía, quien ha agradecido, en este sentido, que hoy no haya habido tanta gente, al menos cuando ella ha tenido que pasar.

A la entrada hay un guarda de la empresa Sureste Seguridad durante los días de semana y dos los sábados y los domingos, en horario de 11:15 horas a 20:00 horas. Además, tres vigilantes, que cuentan con una torre, están pendientes de los bañistas.

Cabe destacar que la entrada al público por la Puerta de Santiago -que está vigilada por la empresa Sureste Seguridad- se cerrará el próximo día 18 de septiembre y que el acceso a este precioso enclave quedará prohibido hasta junio de 2023, previsiblemente.

Los datos del cronista

Por su parte, el cronista oficial de Melilla, Antonio Bravo, ha proporcionado a El Faro algunos datos sobre este magnífico emplazamiento. En primer lugar, ha destacado que, contra lo que se piensa, Pedro de Estopiñán no desembarcó en la Ensenada, ya que, por aquellos tiempos, a finales del siglo XV, la línea de costa llegaba hasta el actual Mantelete -que es donde desembarcó Estopiñán- y la Plaza de las Culturas, y que poco a poco la tierra ha ido ganando terreno.

Además, el foso no se abrió hasta el año 1551 y, según parece, hubo posteriormente un intento de hacer navegable el trayecto entre la Ensenada y la Puerta de Santiago que no llegó a fructificar. Además, hasta que se estableció el paso hasta finales del siglo XX -con el Plan de Rehabilitación de Melilla la Vieja-, era básicamente utilizada por la gente que vivía en El Pueblo, que, además, para acceder a ella tenía que hacerlo bajando desde arriba por las rocas al no haber otro modo de llegar.

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