Se puede decir más alto, pero no más claro. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, pidió ayer por escrito a la Unión Europea una ayuda de “emergencia” de 45 millones para acometer proyectos “inaplazables y urgentes” en las fronteras de Melilla y Ceuta. El dinero, según adelantó, se empleará en la gestión de los flujos migratorios que mantienen a las dos ciudades autónomas bajo una presión extrema en los últimos dos años, especialmente en lo que llevamos de 2014.
En principio, el número uno de Interior habló de emplear el dinero de Europa en reforzar los perímetros fronterizos y los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETIs) de Melilla y Ceuta y sacar adelante una comisaría conjunta entre agentes españoles y marroquíes.
Las tres son viejas reivindicaciones de los sindicatos policiales y de las asociaciones de guardias civiles de la ciudad que, por fin, han dejado de caer en saco roto.
Fernández Díaz no aclaró si cuando hablaba de reforzar la frontera se refería a destinar más agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a las labores de vigilancia o a reforzar la valla. Pero cualquiera de esas dos opciones es bienvenida entre policías nacionales y guardias civiles.
Que el ministro pida dinero para esos proyectos “inaplazables y urgentes” demuestra que desde Interior se reconoce que no se le puede dar más largas a unas mejoras que se han ido aplazando, sobre todo, por la crisis.
Ayer Fernández Díaz fue contundente y llamó las cosas por su nombre: “Emergencia” a lo que desde hace dos años es ya una emergencia.
Europa es lenta ante las situaciones límite, pero dispone de dinero en el Fondo de Solidaridad para este tipo de imprevistos. España ya ha hecho uso de esta hucha común cuando la catástrofe del Prestige (recibió 8,6 millones), la ola de incendios del año 2003 (1,3 millones) y el terremoto de Lorca (20 millones).
Si finalmente el dinero para mejorar la gestión de la inmigración en Melilla y Ceuta saliera de este fondo, sería la mayor aportación (45 millones) que habría hecho Bruselas a nuestro país.
Nos tranquiliza saber que la comisaria europea de Interior, Cecilia Malsmtröm, se mostró ayer comprensiva con la petición de España. También que el ministro le haya pegado un cordial tirón de orejas por sus declaraciones en las redes sociales y los medios de comunicación sobre la actuación de la Guardia Civil en Ceuta.
Aún así, en la reunión de ayer en Bruselas mantenida por todos los ministros del Interior y Justicia de la Unión se habló de “lo legal y lo ilegal” en la gestión de la inmigración. Sólo Francia nos mostró su apoyo. Pintan bastos.
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