Opinión

La dimisión interruptus de Yeray Díaz

El pasado 1 de marzo, el gerente de Televisión Melilla, Yeray Díaz, dimitió ante el Consejo de Administración de Televisión Melilla antes de que se votara su cese a petición del PP y con el apoyo de Vox. A estas alturas no sabemos qué tenía pensado votar CpM, cuyos representantes en el ente público salieron halagando un gesto (el de Yeray Díaz) que, según el cepemista Mohamed Ahmed, "le honra" después de haber sido linchado injustamente, como dio a entender el consejero de Distritos.

Mucho me temo que Mohamed Ahmed ha hecho de abogado del Diablo porque lo de Yeray Díaz no llegó al rango de gesto. Se quedó en fuego fatuo. Efectivamente, renunció de boca para afuera, pero no presentó al día siguiente la carta de dimisión que dijo que presentaría. Es más, este miércoles tenía un acto de conciliación con Inmusa en la oficina de mediación de la Delegación del Gobierno. Dijo que dimitía, o sea, que renunciaba a su cargo y luego ha demandado al ente público presidido por su partido, por desavenencias con el despido, según ha denunciado la diputada Isabel Moreno (PP).

¿Como se puede renunciar a un cargo y estar en desacuerdo con el despido? Se le olvidó al camarada que su sueldo y su despido lo pagamos todos con dinero público.

No sabemos a ciencia cierta qué reclama una persona que dimite ante un Consejo de Administración integrado por representantes de la ciudadanía. Esto más que un gesto "que le honra", es un show que produce vergüenza ajena: Dimito, pero no quiero que me despidan.

No olvidemos que en CpM no tenían claro el voto en contra de la destitución de Yeray Díaz. Al menos el día antes de la votación confirmaron a la prensa que se habían reservado la decisión para esa tarde cuando se celebró una reunión con Mustafa Aberchán que, como ya hemos comentado, lo tiene todo atado y muy bien atado en su partido.

Sabemos que en esa reunión con Aberchán se habló de la abstención o, de evitar la votación del cese de Yeray Díaz, convocando a la Junta de Accionistas para obligar a todos los miembros del Parlamento autonómico a retratarse. Básicamente buscaban poner a Gloria Rojas y a Treviño ante los focos.

En definitiva, teniendo en cuenta el férreo control de Aberchán sobre su partido, es evidente que las declaraciones de Mohamed Ahmed Al Lal estaban en el guión pactado. En CpM no hay versos sueltos. Por tanto, damos por hecho que también debe haber estado en el guión la soledad de Fatima Kaddur en la inauguración de la Semana del Mayor, que solo contó con la asistencia de Dunia Almansouri.

Nunca antes de Fatima Kaddur, una mujer musulmana había conseguido representar el sentir de toda Melilla en un medio nacional. Ella, con su sonrisa, su naturalidad sin artificios y su pañuelo hizo sentir orgullo a una inmensa mayoría de melillenses, independientemente de culturas, ideologías o religiones.

Fatima Kaddur ha conquistado el corazón de gran parte de Melilla y en su partido, lejos de arroparla, la dejan sola, diana del ataque furibundo de quienes opinan que traer una vedette trans a Melilla, el día antes del inicio del Ramadán, va en contra de sus principios.

Más escandalosa, aún, ha sido la soledad de Rachid Bussian en la inauguración de las luces de Ramadán de este lunes. El consejero de Infraestructuras, de lo mejorcito que tiene CpM a día de hoy, apareció en O' Donnell tristemente escoltado por Emilio Guerra. El hombre de confianza de Aberchán ni se molestó en disputar un trocito de espacio a la representación socialista en el posado ante los medios. El PSOE capitalizó el encendido de la galería de luces del mes sagrado de los musulmanes de Melilla. ¿Ha sido intencionada la soledad de Bussian? Esa respuesta solo la puede dar Aberchán.

Volviendo a Yeray Díaz me cuesta imaginar qué se le pasó por la cabeza para despedirse de la Televisión pública con este espectáculo pirotécnico. Es comprensible que su renuncia forzosa (él no quería y así lo dijo a la prensa) haya sido un golpe muy duro para él, independientemente de que se confirme o no que las bajas laborales del 25% de la plantilla de TVM durante esta legislatura responden a su manera de ejercer el poder o por el contrario, tienen cualquier otro tipo de motivación. No es eso lo que estamos cuestionando. Lo que cuestionamos es la falta de seriedad y la poca garantía de la palabra empeñada por un político de Melilla que pretendía representarnos en el Parlamento Europeo.

Tenga o no razón Yeray Díaz, una dimisión (en este o en cualquier caso) no deja de ser y sentirse como un fracaso personal. Los seres humanos no asimilamos las derrotas con la misma fuerza con que asumimos los triunfos. Y es peor cuando el resbalón se experimenta a tan temprana edad. A él todavía le queda una vida por delante, pero la mochila que lleva a la espalda es demasiado pesada como para creer que un nuevo amanecer está a la vuelta de la esquina. Especialmente si aspiraba a vivir de la política.

Es comprensible que Yeray Díaz pelee por su reputación en los juzgados, pero lo que no se entiende es que lo haga asestando un golpe mortal al partido que le ha permitido ganar un sueldo, en mi opinión inmerecido y más que generoso, durante tres años; sin resultados de audiencia en TVM que avalen su paso por el ente público o sin que haya renunciado a día de hoy a su cargo en la Ejecutiva regional a la que está dejando en muy mal lugar.

Lo que está haciendo, a dos meses de las elecciones, pone al PSOE de Melilla a los pies de los caballos. No es justo que haga lo que está haciendo, vuelvo y repito, tenga o no la razón sobre la denuncia que pesa en su contra. Un cuadro de un partido ha de tener claro que la política es un oficio de paso y que hay que saber irse con elegancia y con humildad. Hay que acatar la decisión de la mayoría, nos guste o no lo que hayan decidido. Así funciona el juego democrático.

El 29 de junio de 2020 escribí un artículo titulado "La inmadurez política de Yeray Díaz" y en él opinaba sobre su falta de experiencia para asumir responsabilidades importantes dentro del organigrama del PSOE de Melilla. El tiempo me ha dado la razón. En él le pedía a Yeray Díaz que demostrara que no había venido a la política a chupar de la teta de la vaca. Pues bien, ya no tiene nada que demostrar. Está todo meridianamente claro.

A Gloria Rojas le gusta decir que el PSOE es el partido que más se parece a Melilla. Lo que está haciendo Yeray Díaz, no sólo deja muy mal al PSOE. También deja mal a Melilla. Este circo se podía haber evitado.

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