El goteo de personas que se acercan a la tumba de Benito López Franco es continuo. Sobre sus restos hay un mar de flores, de todas clases y colores. Pero no solo en el Día de Todos los Santos, también el resto del año. Falleció en 1950, pero la devoción de los melillenses por el ‘soldadito de los milagros’ continúa estando muy viva, y su nicho sigue siendo un lugar de peregrinaje.
Como cada año, la Casa de Aragón en Melilla protagonizó una ofrenda floral en el lugar en el que reposan los restos del joven soldado, que fue encontrado ahorcado cuando tenía 22 años, o esa fue la versión que contaron a la familia. Él procedía de Cetina (Zaragoza), desde donde se desplazó su sobrino Vicente para estar este jueves en el homenaje que se le rinde cada año.
“Llevo 41 años viniendo a Melilla y veo que la gente sigue con la tradición de dejarle flores durante todo el año, para mí es un orgullo”, decía su sobrino, emocionado. “La gente no pierde la fe”, agregaba, asegurando que él mismo piensa que el soldadito Benito sí que concede milagros de verdad.
“Una vez iba en coche, en París, por una carretera con cinco carriles y hubo alguien que dio un frenazo, dando lugar a un accidente con unos 20 o 30 vehículos. Yo pasé por el medio conforme colisionaban y ni me rozaron”, expone Vicente. Para él, está claro que tras este suceso del que escapó ileso se encuentra su tío Benito.
El hombre aseguró que en su pueblo también se le sigue recordando como era, una persona joven y alegre. “Muchos han venido para visitarlo, aunque esté lejos”, recalca el sobrino.
Por su parte, el presidente de la Casa de Aragón en Melilla, Marcos Lacal, subrayó que el contacto que mantienen con los familiares del ‘soldadito milagroso’ es continuo. Tras la ofrenda, fueron con los miembros de la asociación a disfrutar de una comida.
Pepi es una de las personas que este jueves acudió a la tumba del soldado Benito para rezarle y acariciar su cruz. “Le tengo mucha devoción porque todo lo que le pido me lo concede”, aseguró esta melillense. Según relató, sus hijos han estado enfermos y Benito cumplió con sus plegarias: que se pusieran bien. “Ayer me llamó mi hija pequeña desde Málaga, donde ha ido por problemas de salud, y me dijo que todo le había ido estupendamente”, sostenía la mujer.
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