LA DÉCIMA EDICIÓN de la Africana, celebrada este pasado sábado, fue, según muchas voces, la mejor de todas las celebradas hasta el momento. Para empezar, en cuanto a la organización, un 10, ya que todo salió a pedir de boca y la coordinación de los 2.500 participantes –récord de todas las ediciones– en la prueba no dejó ningún fleco suelto. Para tener una idea de la dificultad de organizar y coordinar la prueba, a cargo del Tercio Gran Capitán de La Legión, hay que tener en cuenta también que eran 2.500 participante, que 750 de ellos habían venido de fuera de la ciudad y que muchos de éstos lo habían hecho acompañados por familiares y amigos. En total, según el Patronato de Turismo, entre corredores y acompañantes, llegaron el fin de semana a Melilla unos 1.500 visitantes, lo que provocó también que se colgara el cartel de lleno en todos o casi todos los hoteles de la ciudad. También los restaurantes se vieron beneficiados de todos estos visitantes y difícilmente se pudo encontrar sitio para comer el sábado en alguno de ellos. Las fotografías que se han podido contemplar del recorrido alrededor de toda la ciudad –desde Aguadú a Rostrogordo– muestran bien a las claras el interés que despertaron en los habitantes de la ciudad autónoma tanto los 75 kilómetros en bicicleta como los 50 kilómetros de carrera de atletismo. Y no sólo eso, porque hay que recordar que la Ciudad Autónoma organizó, para un evento de esta magnitud, una serie de conciertos, habilitó barras y programó actividades varias en la Plaza de las Culturas, que, entre todos los lugares de Melilla, se quedó particularmente pequeña ante la afluencia de espectadores. Dentro de la estrategia del Gobierno local para fomentar el turismo en Melilla, el deporte es un elemento capital, y, dentro del deporte, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que La Africana es la joya de la corona. Y eso que solamente tiene diez años de existencia, lo que nos lleva a pensar que, si se sigue promocionando adecuadamente, puede aumentar todavía más su valor, tanto en presencia de deportistas cada vez más prestigiosos como en la atracción de otras personas que tengan curiosidad o interés en seguir la prueba y puedan decidir venir y, de paso, conocer más a fondo la ciudad autónoma. El alto valor deportivo de pruebas como La Africana, que logró atraer tamaña presencia de foráneos en Melilla ha demostrado que, ya sea con eventos deportivos o de otro tipo –cultural, gastronómico o arquitectónico, por ejemplo–, es posible atrae turismo a Melilla. Los bonos son, qué duda cabe, una buena ayuda. Poco a poco, el turismo va arrancando en la ciudad, como viene demostrando durante el pasado puente de diciembre. Ahora sólo queda seguir en la línea de promoción de la ciudad y preparar una prueba aún mejor para el año que viene.