Según explica en una carta durísima remitida al líder de su formación, Alberto Garzón, a su secretario de Organización, Ismael González, y a la responsable institucional en Izquierda Unida, Amanda Meyer (hija del ex eurodiputado Willy Meyer), se va de IU porque considera que los que optaron por apoyar el pacto con Podemos en las pasadas elecciones del 26-J “se han vendido por cuatro sillones”.
A Rosendo Quero le abrieron en junio pasado un expediente de expulsión de Izquierda Unida por contrariar a la directiva nacional y apoyar al PSOE en Melilla cuando el resto de militantes del partido en la ciudad y el país habían votado respaldar el pacto entre Garzón y Pablo Iglesias.
El “juicio sumarísimo” tuvo lugar el pasado lunes y Quero sabía que lo iban a echar. Por eso decidió anticiparse y anunció ayer su decisión “irreversible” de abandonar Izquierda Unida. Y lo hizo cuestionando, en primer lugar, a los miembros de la comisión encargada de estudiar su caso: un “trolero y mentiroso compulsivo” (Francisco Javier Viondi) que engañó, según Quero, a todos en Getafe (Madrid) con un currículo de falso médico; una militante que odia al PSOE pero ha ocupado cargos en la Junta de Andalucía (Amanda Meyer) y una responsable financiera (Lola Sánchez) a la que responsabiliza de la “desastrosa situación económica del partido”.
Todos, insiste Rosendo Quero, “han destruido el proyecto político de Izquierda Unida”, al integrarla en Podemos para jugar lo que el ex coordinador de la formación en Melilla considera que es “un papel subsidiario y residual”.
Para Rosendo Quero, el pacto entre Iglesias y Garzón es “una traición que nadie ha asumido y él considera que no es descabellada su propuesta de apoyar en Melilla al PSOE, la segunda fuerza política más votada.
En definitiva, se reafirma en su decisión de aparecer en la pegada de carteles del pasado 26-J junto a la socialista Gloria Rojas.
Entre las palabras que Quero utiliza para referirse al que hasta ayer fue su partido están: burocracia, mediocridad, oportunismo y mentira. Ninguna de ellas invita a votar las siglas de una IU que a todas luces se presenta decadente.
Según Quero, hay mucha gente dentro de Izquierda Unida que piensa como él y que tarde o temprano hará lo que él: pegar un portazo. Puede que el suyo parezca anecdótico, pero es un síntoma de desintegración.
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