El Salón de Actos de la Consejería de Cultura ha albergado hoy un encuentro protagonizado por mujeres de distintas culturas para reflexionar sobre el rol femenino a lo largo de la historia. Un acto muy relevante ahora que se aproxima el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre) y muy oportuno dado la diversidad cultural que reina en la ciudad.
La abogada Séfora Vargas Martín ha sido la encargada de encabezar esta conferencia titulada 'La mujer y el peso de la tradición', donde ha destacado la relevancia del papel de la mujer en la historia, independientemente de su cultura, y cómo el machismo es "un problema social y no característico del pueblo gitano".
También ha estado presenta Elena Fernández Treviño, consejera de Educación, Cultura, Festejos e Igualdad, ha recordado como Séfora Vargas participó hace un año en una conferencia online y ahora está aquí en la ciudad. "Una mujer referente en nuestro país. Un placer tenerla aquí", señaló.
Vargas afirmó que era todo un honor estar allí, acompañada de mujeres integrantes de otras culturas e identidades. Todo lo que ha aprendido ha sido en el seno de la cultura gitana; dentro de ese enclave social decidió estudiar sin renunciar a sus derechos.
La ponencia comenzó con un video que recopilaba 48 obras pictóricas que había realizado en los últimos meses y que titulaba 'El despertar de la mujer'. "Las mujeres de mis obras son las injusticias que han producido las tradiciones", explicó.
Vargas explicó que su compromiso es con todas las mujeres en general, no sólo con las gitanas. "Si somos seres humanos nos duele el dolor ajeno, independientemente de la cultura, que siempre es digna y merecedora del respeto", aseveró, ya que la mujer y la tradición son los pilares bases de la historia de la humanidad. "La mujer siempre ha sido condenada y relegada al ámbito doméstico".
Asimismo, destacó cómo el machismo es un problema social y no característico del pueblo gitano. Es "una lacra grave" y "más en un país como España", dijo, ya que cuenta con una constitución, aunque con sus fallos, que "nos permite vivir en democracia".
Aún así, la abogada señaló que era fundamental despertar y abrazar las tradiciones que hacen sentir dignas a las mujeres. "Nosotras nos sentimos orgullosas de ser como somos", ya que sin la resiliencia de la mujer –precursora de los cambios–, "el pueblo gitano no hubiera podido continuar y no habríamos podido estar aquí".
Durante su intervención, Séfora Vargas mencionó La Gran Redada (conocida oficialmente como Prisión general de gitanos), que fue el primer proyecto de exterminio al pueblo gitano y tuvo lugar en 1749. Un compendio de "leyes antigitanas que llegaron a negar todas las señas de identidad y prohibir todas las formas de ser y de estar en familia", explicó.
En medio de esas circunstancias, la mayoría de los hombres fueron condenados a cumplir su pena en las galeras y las mujeres gitanas se quedaron solas en un contexto histórico en el que "quedarse en la calle" ya tenía una connotación negativa porque las mujeres "debían de estar en casa". Fueron entonces ellas quienes se vieron obligadas en desempeñar trabajos de hombre para mantener a sus familias. Un escenario que habla por sí solo de la resistencia y supervivencia que demostraron durante estos tiempos.
Durante La Gran Redada llegaron a estar encerrados entre 8.000 y 9.000 gitanos, muchos de ellos durante 16 años. Después de eso continuaron los episodios de persecuciones. "Hoy por hoy ser gitano y gitana es muy difícil", recalcó Vargas, pues cuesta que se respete a este pueblo en muchas circunstancias.
Al finalizar la ponencia de Vargas, tuvo lugar una mesa redonda donde participaron Laura Segura, jefa de la Unidad Contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno en Melilla; Anyu Doulatram, vicepresidenta de la Comunidad Hindú; Bibinha Bendunam, doctora en Psicología; e Insaf Mohamed, artista y fotógrafa, con el objetivo de reflexionar sobre el peso de la tradición en las distintas culturas.
Séfora Vargas Martín es mediadora cultural y una de las primeras abogadas españolas de etnia gitana. Durante su etapa universitaria, mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Sevilla, promovió agrupaciones, comités, asociaciones y distintas actividades en pos de los intereses y derechos del pueblo gitano. Un ejemplo para muchas mujeres gitanas que continuaron los estudios posobligatorios.
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