El mes sagrado de Ramadán 2025-1446 ha dado comienzo hoy domingo 2 de marzo. Así quedó establecido en la noche del pasado viernes 28 de febrero, cuando los expertos del país vecino no pudieron ver el creciente lunar (hilal), un hecho que ha establecido que no sólo aquí, sino que en la ciudad hermana de Ceuta y en Marruecos, esta conmemoración haya empezado un día después que en el resto del mundo.
Comienza por tanto hoy, un periodo de entre 29 y 30 días que sumará a la comunidad musulmana de Melilla en un periodo de reflexión y acercamiento a Dios.
Este primer día de ayuno ha caído en domingo, por lo que afecta sin duda a la rutina de las personas que secundan esta conmemoración. Y es que el Ramadán permite llevar a cabo una rutina normal de vida o de trabajo, pero al arrancar un día de descanso, el ritmo se altera. Un parón que puede suponer, no obstante, una oportunidad para hacer un alto en la rutina y reflexionar.
No es igual ayunar un día de diario que en festivo, tanto por el ritmo en el que transcurre la jornada como por las actividades que pueden llevarse a cabo.
Para los hermanos Hakin y Nordin, este primer día se estaba llevando de forma llevadera, aunque con la problemática de no tener demasiadas opciones para pasar el día.
Si bien el primero iba a ver los partidos de La Liga, su hermano se disponía a ir a pescar hasta la caída del sol.
En el caso de la joven Dunia, esta melillense reconoce que los primeros días se hace pesado el ayuno. Y es que según ha afirmado a este medio, se trata de jornadas donde el cuerpo se está adaptando al cambio, por lo que realmente "cuesta más". No obstante, esta joven asegura que merece la pena.
El Ramadán es una conmemoración que llena a esta joven. Un periodo en el que se dedica a "estar con Dios" y a pasar un mayor tiempo con sus allegados.
Otro caso es el de Brahim, para quien si bien el primer día estaba transcurriendo de forma más que tranquila, temía que el mes fuera a hacérsele duro. Por lo pronto, dijo confiar en que podría aguantar con fuerza estos días de ayuno.
Mientras tanto, este joven se disponía a pasar la tarde en Aguadú, hasta que llegará el momento de romper el ayuno.
La tradición en el iftar es romper el ayuno comiendo un dátil y bebiendo un vaso de agua o leche. Una vez se realiza este ritual, ya se ingiere la harera y demás platos.
Esta tradición obedece al mismo paso que seguía el profeta Mahoma, según narraba Anas Ibn Malik:
"El Mensajero de Al-lah (s.w.s) solía romper su ayuno con dátiles frescos antes de rezar. Si no había dátiles frescos, entonces con dátiles secos, y si no había, bebía unos sorbos de agua."
(Abu Dawood 2356, Tirmidhi 696)
El Ramadán es el noveno mes del calendario lunar, que coincide con el momento en el que el Profeta Mohamed recibió su primera revelación del Corán por parte del arcángel Gabriel. El día exacto en el que empieza depende del calendario lunar, por lo que hasta dos o tres días antes o incluso horas, no se sabe cuándo se va a dar comienzo. El último día de Ramadán se celebra la fiesta del Eid al-Fitr, con una duración de tres días de festejo.
El periodo de Ramadán es una etapa de rezo, de compartir y de sentimiento de comunidad. Entre las prácticas que se realizan destaca el ayuno, que consiste en abstenerse de comer y beber desde el alba hasta el ocaso. Es decir, desde que sale hasta que se pone el sol, por lo que las horas de ayuno están determinadas por las horas de luz solar que haya en el momento en el que se realicen.
Su nombre proviene de las raíces árabes de ar-ramad, que significa "calor abrasador". Durante este mes sagrado, los miembros de la ummah se acercan a Dios y al Corán.
A lo largo de este mes, los miembros de la comunidad musulmana deberán abstenerse de ingerir cualquier tipo de alimentos y bebidas desde el amanecer hasta el ocaso, a excepción de mujeres embarazadas o con la menstruación, niños pequeños, enfermos y viajeros. No obstante, si las condiciones de una persona durante el Ramadán son ocasionales e impiden que pueda realizar el ayuno, sí que existe la posibilidad de realizar Ramadán durante otros días fuera de este periodo, para así devolver los días en los que el ayuno no se pudo realizar.
Asimismo, también estará restringido fumar y mantener relaciones sexuales durante el día.
Cuando cae el sol, se realiza la comida del Iftar. Al ser la principal comida del día, se recomienda que se ingieran elementos calóricos y proteicos. Más allá de que sea un momento esperado, ya que han pasado varias horas de ayuno, es un momento de encuentro para compartir, en el que se reúnen las familias y amigos. Por otro lado, está el Suhur, que es la primera comida antes del alba. Otra acción muy recomendable para poder afrontar una nueva jornada de Ramadán.
El ayuno de Ramadán es obligatorio para todos los musulmanes adultos y sanos. Sin embargo, hay algunas excepciones, como los niños, los ancianos, los enfermos, las mujeres embarazadas o lactantes y los viajeros.
En este punto cabe señalar que quedan exentos de realizar el ayuno las personas que por motivos de salud no sea recomendable que lo hagan, las mujeres cuando les baja el periodo, personas que están de viaje, musulmanes que tengan que realizar actividades que requieran mucho esfuerzo físico o niño pequeños. Si las condiciones de una persona durante el ramadán son ocasionales e impiden que pueda realizar el ayuno, cabe la posibilidad de realizar Ramadán durante otros días fuera de este periodo, para así devolver los días en los que no se pudo realizar.
Además del ayuno, el Ramadán es un tiempo para aumentar la oración, la lectura del Corán y la caridad. Es un tiempo para reflexionar sobre la propia vida y fortalecer la conexión con Dios.
Todo musulmán debe realizar cinco oraciones diarias, pero la llegada del mes de Ramadán supone añadir otra oración más, esta de carácter nocturno. Se trata del Tarawih.
Estos rezos nocturnos son más largos, llegando a durar hasta una hora y media, dependiendo de la mezquita.
Dejando a un lado el ayuno, el Ramadán trata de promover una serie de hábitos más espirituales, como la relación con Dios o la promoción de una serie de lazos fraternales con familiares y allegados.
En conclusión, el Ramadán es un periodo de reflexión, piedad, espiritualidad, purificación e introspección. Pero también es una etapa para reunirse con familiares, intercambiar regalos o presentar respetos a los seres queridos fallecidos.
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