El consejero de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Hassan Mohatar, ha anunciado que la Ciudad Autónoma va a reordenar la plazoleta del Rastro, en la calle García Cabrelles, “una cuestión fundamental para revitalizar económicamente un barrio” que, según ha dicho, estuvo abandonado por “la dejadez y la desidia” del anterior Gobierno durante 19 años.
Se trata, según ha dicho, de una plaza “deteriorada, con aspecto tercermundista” y para la que los vecinos y comerciantes llevan tiempo reclamando un arreglo.
Para tratar de mejorar la vida que allí, donde hay una serie de cafeterías, se va a retirar la pérgola, que tiene mucho tiempo ya y que, según el consejero, es incluso peligrosa para quienes están debajo. También se van a hacer jardineras o a poner bancos nuevos, al igual que se va a cambiar la red de saneamiento de la zona. Además, se crearán pasos peatonales, se establecerá una nueva pavimentación, se pondrá fibra óptica para telecomunicaciones y una red de agua potable, así como otra de alta y baja tensión, entre otras iniciativas.
Con este proyecto para crear zonas verdes en una zona con edificios antiguos, lo que se intenta, según Mohatar, junto con un proyecto que pronto será presentado, es “que haya una zona más agradable, que invite a pasear y donde predomine el peatón y no el vehículo”. Se pretende, así, mejorar la movilidad urbana, da prioridad al peatón al fomentar el urbanismo de proximidad o mejorar las infraestructuras hidráulicas y aumentar la eficiencia de los recursos hídricos para, en definitiva, incrementar la garantía de suministro de agua potable.
La obra, que está a punto de comenzar, ha sido adjudicada a la empresa Doranjo SL por un importe de 726.000 euros, el 90 por ciento de los cuales serán pagados mediante el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y consta de un tiempo de ejecución de seis meses.
Además, para revitalizar el barrio, el consejero ha recordado que también está en marcha la obra en la calle García Cabrelles –casi 3,5 millones-.
Mohatar ha reconocido que las obras son molestas y, precisamente por ello, ha negado que tengan tinte electoral alguno. En este sentido, ha recordado que, debido a la pandemia de covid-19, la Administración ha estado casi dos años parada y un proyecto como este necesita, como mínimo, un año, que, contando con la licitación y la adjudicación, se puede ir al año y medio. Al respecto, el consejero ha admitido que pueden producirse ciertas molestias para los comerciantes, durante las obras, con las zonas de carga y descarga, pero que no se puede remodelar una calle sin levantarla, aunque se intentará dejar paso para llevar las mercancías hasta las puertas de los negocios.
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