La Ciudad Autónoma realoja a cuatro vecinos del edificio siniestrado en Ibáñez Marín

La Ciudad Autónoma de Melilla ha prcedido al realojo de los vecinos afectados por el derrumbe parcial de un edificio de viviendas en la calle Ibáñez Marín, número 49, ocurrido este jueves 20 de marzo a primera hora de la tarde. El incidente, que generó una importante movilización de servicios de emergencia, no ha causado víctimas mortales, aunque sí ha dejado un herido leve y ha obligado a evacuar la zona por motivos de seguridad.

El consejero de Seguridad Ciudadana, José Ronda, informó de que en el momento del colapso solo una persona se encontraba en el interior del edificio. Esta persona sufrió una lesión en una pierna al resbalar mientras trataba de abandonar rápidamente el inmueble tras percatarse del derrumbe. La evacuación fue inmediata y no fue necesaria la intervención de medios de rescate especializados, como el equipo Cinológico de la Guardia Civil, ya que se descartó la presencia de más personas bajo los escombros.

Una mujer embarazada que también residía en el edificio había salido momentos antes del desplome, evitando así consecuencias más graves. El inmueble, destinado al alquiler residencial y con actividad comercial en los bajos, ha quedado gravemente dañado y su estructura será evaluada por los técnicos competentes para determinar si procede su demolición completa.

La Consejería de Políticas Sociales y Salud Pública, encabezada por Randa Mohamed, se desplazó al lugar del suceso para ofrecer asistencia inmediata a los afectados. Desde el primer momento, se puso en marcha un dispositivo de atención social para proporcionarles una solución habitacional provisional. Esta medida permanecerá activa hasta que los informes técnicos determinen si es posible la rehabilitación del edificio o si, por el contrario, deberá ser derribado por completo.

El área fue acordonada por motivos de seguridad y se cortó al tráfico rodado la calle Ibáñez Marín para evitar riesgos adicionales, dado que seguía existiendo peligro de nuevos desprendimientos. Técnicos de emergencias, Policía Local, Protección Civil y Bomberos participaron en el dispositivo desplegado, que se prolongó durante toda la tarde del jueves.

Los Bomberos han realizado un informe técnico que será entregado a la Consejería de Fomento este viernes. Para facilitar la evaluación de daños, se utilizaron drones que permitieron inspeccionar las zonas más comprometidas de la estructura, especialmente la azotea, en busca de fallos o elementos inestables. Estas imágenes aéreas facilitarán la decisión final sobre el destino del inmueble.

Según las primeras valoraciones ofrecidas por el consejero Ronda, el origen del derrumbe podría estar relacionado con unas obras de excavación que se realizan en un solar colindante al edificio afectado. Estas intervenciones habrían comprometido la estabilidad estructural del inmueble. Tanto los propietarios del edificio como los responsables de la obra aseguran que no había más personas en el lugar durante el derrumbe.

La Ciudad Autónoma también está a la espera de los peritajes de las compañías aseguradoras, tanto de la empresa constructora como de la propiedad del edificio siniestrado. Estos análisis serán clave para depurar posibles responsabilidades y facilitar el acceso a indemnizaciones o reparaciones, en caso de que correspondan.

El suceso ha causado preocupación entre los vecinos del entorno, quienes han manifestado su inquietud por el estado de otros edificios antiguos de la ciudad. La calle Ibáñez Marín, ubicada en una zona consolidada de Melilla, alberga numerosos inmuebles con varias décadas de antigüedad, lo que ha generado debate sobre la necesidad de reforzar los controles de seguridad estructural y el seguimiento de obras cercanas que puedan afectar a fincas colindantes.

Mientras se resuelve la situación del edificio, las personas desalojadas permanecerán alojadas en recursos facilitados por la Ciudad Autónoma. Las autoridades locales han reiterado su compromiso de acompañar a los afectados durante todo el proceso y de garantizar su bienestar, no solo en términos materiales, sino también sociales y emocionales.

La rápida actuación de los servicios públicos ha evitado una tragedia mayor, pero el incidente deja sobre la mesa la necesidad de revisar los mecanismos de prevención, inspección y control en obras urbanas y en edificaciones antiguas. La investigación técnica y administrativa continuará en los próximos días para aclarar las causas del derrumbe y evitar que se repita un suceso similar en el futuro.