En un esfuerzo por reforzar la seguridad vial en la ciudad, la Consejería de Seguridad Ciudadana de la Ciudad Autónoma de Melilla ha puesto en marcha una serie de medidas tecnológicas que buscan reducir los excesos de velocidad y mejorar el respeto a las normas de circulación. José Ronda, consejero de esta área, ha detallado el funcionamiento de los dos radares pedagógicos y los dos sistemas de fotorrojos que se han instalado.
La rueda de prensa ha comenzado con un gesto humano por parte del consejero, quien ha expresado sus condolencias, en nombre del Gobierno de la Ciudad, del Parque de Bomberos y de la Consejería, por el fallecimiento de los bomberos en Alcorcón.
Educación y concienciación
Uno de los pilares fundamentales de este plan es la instalación de radares pedagógicos, dispositivos tecnológicos cuya función no es sancionar, sino educar y concienciar a los conductores. Se han colocado dos de estos radares en puntos estratégicos de la ciudad y su función principal es alertar al conductor sobre la velocidad a la que circula.
Estos radares funcionan mediante tecnología Doppler, que permite registrar la velocidad de los vehículos (incluyendo motocicletas, bicicletas y vehículos de movilidad personal) desde una distancia de aproximadamente 100 metros. A diferencia de los radares tradicionales, no generan multas, sino que ofrecen una señal visual informativa.
Cuando un conductor circula dentro del límite de velocidad permitido, el radar muestra la cifra en color verde y, en ocasiones, incluso agradece el comportamiento con un mensaje de cortesía. En cambio, si se supera el límite establecido, el radar marca la velocidad en rojo y lanza una advertencia.
“Lo que buscamos con estos dispositivos es concienciar, tanto a conductores como a peatones, sobre la importancia de respetar los límites de velocidad”, ha afirmado José Ronda. Además, ha explicado que estos radares permiten registrar datos sobre las velocidades medias en las vías donde están ubicados, lo que servirá como base para futuras decisiones de movilidad y planificación urbana.
Sistemas de fotorrojos: En pruebas
La segunda gran novedad anunciada por la Consejería es la puesta en marcha de dos sistemas de fotorrojos, localizados en la calle General Polavieja y en la calle Álvaro de Bazán. A diferencia de los radares pedagógicos, estos sistemas sí tienen como objetivo la detección de infracciones y, en breve, la emisión de sanciones.
Los sistemas de fotorrojos están diseñados para capturar imágenes de los vehículos que se saltan un semáforo en rojo. Funcionan mediante una secuencia de cuatro fotografías que se toman en el momento en el que el vehículo cruza el semáforo. Para que la infracción sea válida, todas las imágenes deben mostrar claramente el semáforo en rojo. Si alguna no lo está, el sistema descarta automáticamente el expediente.
Durante el primer mes de pruebas, los resultados han sido llamativos: se han registrado 1.490 saltos de semáforo en rojo. Si estas infracciones hubieran sido sancionadas, habrían supuesto multas de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del permiso de conducir por cada una.
“No estamos sancionando todavía porque estamos esperando a que se complete el sistema informático que permitirá emitir las multas”, ha explicado Ronda. “Pero los datos ya nos muestran que hay un problema real que necesita intervención inmediata”.
La previsión del área de Seguridad Ciudadana es que esta fase de pruebas finalice entre abril y mayo, una vez se finalicen los trabajos del equipo informático, que está desarrollando una aplicación que conectará automáticamente los datos de los fotorrojos con la oficina de sanciones. Así, las multas podrán emitirse con la documentación completa, incluyendo las imágenes y los datos del vehículo infractor.
Tecnología al servicio de la seguridad
A las medidas anteriores se suman otras herramientas tecnológicas ya activas en Melilla. Actualmente, la ciudad cuenta con seis cabinas de radar, de las cuales dos están operativas y equipadas con cinemómetros móviles que sí están emitiendo sanciones por exceso de velocidad.
Además, se ha incorporado el uso de drones en las tareas de vigilancia del tráfico. Estos dispositivos son capaces de detectar infracciones en tiempo real desde el aire y alertar directamente al centro de control de la Policía Local. “El dron observa, detecta y transmite. Cuando ve una infracción, avisa directamente al puesto de control”, ha revelado el consejero.
Todo este sistema de control se articula bajo una visión integral de la seguridad vial, que no se limita a castigar, sino que pretende fomentar un cambio cultural en la ciudadanía. Como ha señalado Ronda, “no se trata solo de sancionar, sino de proteger vidas y garantizar una convivencia segura en nuestras calles”.
El compromiso de Melilla con la seguridad vial
La implantación de estas medidas forma parte de una estrategia más amplia para modernizar el sistema de tráfico en la ciudad y adaptarlo a las nuevas realidades urbanas. La combinación de tecnología, datos y vigilancia aérea permitirá a las autoridades actuar de forma más eficiente y preventiva.
El consejero ha destacado que estas iniciativas están siendo bien recibidas por la ciudadanía, especialmente por los colectivos preocupados por la seguridad de los peatones, como padres, personas mayores y asociaciones vecinales. “Hay una gran parte de la población que quiere sentirse segura al caminar por la ciudad y estas herramientas nos ayudan a lograrlo”, ha asegurado.
La instalación de los radares pedagógicos y los sistemas de fotorrojos supone un paso importante en la transformación del modelo de movilidad urbana en Melilla. El Gobierno de la Ciudad apuesta por una movilidad más segura, moderna y sostenible.
Como ha concluido José Ronda, “la seguridad vial no es solo responsabilidad de la Administración, sino de todos los ciudadanos. Y con estas herramientas, todos podremos colaborar mejor para evitar accidentes y salvar vidas”.