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La cetrería, un método "verde" para facilitar el vuelo de aviones

Es una herramienta eficaz, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, señalan desde la Consejería

El uso de aves rapaces entrenadas para controlar la presencia de otras especies en las inmediaciones del aeropuerto de Melilla se ha consolidado como una herramienta eficaz, sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

La Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza utiliza la cetrería como una estrategia preventiva para garantizar la seguridad aérea durante las operaciones de despegue y aterrizaje, evitando la presencia de aves que puedan interferir con el tráfico aéreo o provocar incidentes. Esta práctica, con siglos de historia, se presenta como una solución verde frente a tecnologías modernas como los drones o los sistemas de ultrasonido, que no siempre resultan tan eficientes.

La cetrería, considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, ha sido históricamente utilizada como arte de caza, pero en la actualidad se ha adaptado a nuevos usos, especialmente en entornos aeroportuarios. En el caso de Melilla, esta técnica se aplica como parte de un plan de manejo de fauna silvestre que busca reducir el riesgo de colisiones entre aves y aeronaves, un problema conocido como bird strike, que puede provocar desde retrasos hasta incidentes de mayor gravedad.

En el entorno del aeropuerto de la ciudad autónoma, las aves rapaces participan en vuelos disuasorios que ahuyentan a otras especies como gaviotas, palomas o estorninos, que suelen congregarse en la zona atraídas por restos de comida, espacios de anidación o el propio paisaje.

Los cetreros, expertos en el manejo de halcones, águilas o azores, trabajan junto al personal técnico en una tarea de vigilancia continua. Su objetivo no es capturar ni dañar a los animales, sino mantenerlos alejados de las áreas críticas mediante la presión visual y territorial que ejercen las rapaces.

Desde Medio Ambiente destacan que la cetrería representa una alternativa ecológica frente a otros métodos que podrían alterar los ecosistemas locales. En comparación con sistemas tecnológicos, esta técnica permite una actuación más selectiva y natural, sin generar residuos ni afectar a otras especies no objetivo. Además, no depende de baterías, sensores o redes de comunicación, lo que garantiza su operatividad incluso en condiciones adversas.

A nivel estatal, el uso de aves rapaces en aeropuertos está contemplado dentro de los planes de gestión de riesgos por fauna silvestre, que son regulados por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y el Ministerio de Transportes. En su documento sobre medidas para el control de fauna en aeródromos, se reconoce la utilidad de la cetrería como parte de una estrategia integral que incluye también el mantenimiento del entorno, la eliminación de fuentes de alimento y la modificación del hábitat para disuadir la presencia de animales.

Según este mismo informe, en muchos aeropuertos españoles se ha constatado una reducción significativa en los incidentes por bird strike tras la implementación de programas de cetrería. La clave del éxito radica en la combinación entre la presión ejercida por las rapaces y la vigilancia activa de los operarios, que evalúan de forma continua las zonas de riesgo y adaptan los vuelos disuasorios según las especies detectadas y las condiciones meteorológicas.

El interés por esta técnica milenaria ha crecido en los últimos años, incluso fuera del ámbito aeroportuario. Tal como destaca un artículo de Meristation, ni los drones ni los ultrasonidos han logrado igualar la eficacia de las aves rapaces en determinados contextos. En muchos casos, las tecnologías modernas generan habituación en las especies objetivo o requieren mantenimiento técnico constante, mientras que los halcones, una vez entrenados, conservan su instinto depredador y logran resultados inmediatos con una intervención mínima.

En Melilla, la apuesta por la cetrería también responde a un compromiso institucional con la sostenibilidad y el respeto al medio natural. La ciudad, al estar rodeada de espacios protegidos y zonas de gran biodiversidad, debe compaginar la operatividad de infraestructuras críticas como el aeropuerto con la conservación ambiental. El uso de técnicas tradicionales adaptadas a necesidades contemporáneas representa un equilibrio entre eficiencia y responsabilidad ecológica.

Además del control de fauna, la cetrería en el aeropuerto de Melilla tiene un componente educativo y de sensibilización. En varias ocasiones, los cetreros han participado en actividades abiertas al público o con escolares, mostrando cómo trabajan con las aves y explicando la importancia de respetar el entorno natural. Esta dimensión pedagógica refuerza la percepción positiva de una práctica que, pese a su antigüedad, sigue demostrando su utilidad en pleno siglo XXI.

La experiencia de Melilla se alinea con una tendencia más amplia en el ámbito del transporte aéreo, donde se valora cada vez más la integración de soluciones basadas en la naturaleza. Frente a un contexto de creciente preocupación por el cambio climático, la reducción del impacto ambiental de las infraestructuras se ha convertido en una prioridad. En ese sentido, iniciativas como la cetrería no solo mejoran la seguridad, sino que también contribuyen a una gestión más ética y sostenible del espacio aéreo.

Mientras en otros lugares del mundo se exploran métodos disruptivos, la ciudad autónoma demuestra que mirar al pasado puede ofrecer respuestas eficaces a los retos actuales. Lejos de ser una curiosidad anacrónica, la cetrería se ha convertido en una herramienta moderna con raíces profundas, capaz de garantizar la convivencia armónica entre la actividad humana y la fauna silvestre en uno de los entornos más sensibles de cualquier ciudad: su aeropuerto.

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