La cercanía del Aid El Kebir dispara el tránsito fronterizo en Beni Enzar

Los porteadores se afanan en cruzar la frontera el mayor número de veces, pues el precio del fardo sube de 3 a 15 euros. SUP y UFP solicitan una reunión urgente con Riesco para tratar el problema de las agresiones y la falta de agentes. A medida que se acerca la celebración de la Fiesta del Sacrificio o Aid El Kebir el tránsito fronterizo se intensifica de tal manera que sólo en esta semana se han producido tres cierres de frontera, provocados por avalanchas de porteadores y el pasado jueves la agresión con un ladrillo a un subinspector de la Policía Nacional. Los sindicatos policiales están muy preocupados y alarmados por el desarrollo de los acontecimientos y de la “inacción” de las autoridades. En consecuencia, SUP y UFP presentaron ayer un escrito solicitando al jefe superior de Melilla, Ángel Riesco, una reunión urgente para tratar la problemática que se está viviendo en la frontera de Beni Enzar, que es la que soporta la mayor carga del tránsito de personas entre Melilla y Marruecos.

Colapso en Beni Enzar
La comunidad musulmana melillense se prepara para la celebración de la Fiesta del Sacrificio. Cada día cruzan la frontera de Beni Enzar marroquíes cargados de fardos con provisiones para la Pascua, no solamente los que viven en la provincia de Nador. Fuentes policiales afirmaron a El Faro que el cierre de la frontera entre Marruecos y Argelia, provoca que aquellos porteadores se desplacen a Melilla, al igual que otros procedentes de Casablanca y Fez viajan a la ciudad para comprar mercancías y llevárselas a Marruecos.
Este inusitado incremento de transeúntes en la frontera provoca el colapso de la misma e incluso avalanchas como la del pasado lunes, pues los porteadores quieren cruzar el mayor número de veces para transportar más mercancías que vender en el país vecino y ganar más dinero. De hecho, el precio del fardo aumenta, pasando de tres euros a quince en estos días previos al Aid El Kebir.
Sin embargo, éste no es el único factor que influye en los sucesos que se están registrando en los pasos fronterizos. Estas mismas fuentes afirman que las avalanchas se producen por la aplicación de las autoridades marroquíes de una tasa aduanera aleatoria y arbitraria. Generalmente, a los porteadores no les cobran nada en Marruecos por las mercancías que llevan desde Melilla, pero en estos días, sí se ha visto que a algunos porteadores “les cobran un euro o más por cada fardo y lógicamente si otros días no les cobran nada corren para intentar no pagar lo que las autoridades marroquíes les exigen en frontera”.

Agresiones e impunidad
También explicaron a este diario que el comercio atípico es contrabando para Marruecos, no para Melilla, pues aquí los productos se compran legalmente. El problema viene cuando cruzan la frontera y la policía marroquí aplica tasa aduanera o no. “Si hubiera un canon para los porteadores no habría estos problemas”, afirmaron fuentes policiales.
Pero entre la muchedumbre, que simplemente viene a “buscarse la vida”, también se camuflan indocumentados y menores que quieren cruzar la frontera ilegalmente.
La labor de la policía española de garantizar la seguridad en los pasos fronterizos estos días se está viendo sobrepasada. Los sindicatos policiales están más que preocupados por las agresiones que se están registrando, como el pasado jueves, cuando un ladrillo impactó contra un subinspector de Policía Nacional.
Los sindicatos policiales SUP y UFP enviaron ayer un escrito al jefe superior de Policía de Melilla, Ángel Riesco, solicitándole una reunión urgente para tratar “exclusivamente” la problemática de la frontera, pues consideran que la situación es “insostenible”. Y no solamente por la cercanía de la Fiesta del Sacrificio.
La falta de efectivos en la frontera provoca que la seguridad no pueda estar garantizada en todo momento ni para los transeúntes ni para los propios agentes, como están demostrando los hechos. “No es lógico que un sábado haya cuatro agentes en la frontera para todo el tránsito de personas que se registra. Así no pueden contener una avalancha”, asegura el responsable del SUP en Melilla, Jesús Ruiz. La tierra de nadie, afirmó en declaraciones a El Faro, es la “zona de guerra”. Los agresores se aprovechan de la impunidad que les otorga esa parte de la frontera, pues saben a ciencia cierta que las autoridades españolas no pueden detenerles allí. Así se produjo la agresión al subinspector el jueves.
Pero, los maleantes también se prodigan en el paso fronterizo de Barrio Chino. Allí, las autoridades españolas han decomisado hasta dos cuchillos de grandes dimensiones, que ciudadanos marroquíes utilizan para amenazar a la Policía y Guardia Civil en la frontera y para robar a sus compatriotas cuando cruzan a Marruecos.

Más policías
La inseguridad es palpable. El secretario de Organización de la UFP en Melilla, José Guerrero, explicó a este diario que es necesario doblar la plantilla actual de policías en frontera. “Es un servicio que debería ser prioritario”, afirmó tanto Guerrero como Ruiz, pero ambos responsables sindicales están “indignados” por la inacción de las autoridades melillenses. “A día de hoy no sabemos cuándo van a empezar las obras en la frontera de Beni Enzar y deberíamos saberlo ya porque hay que coordinar la seguridad”, aseveró Guerrero.
“Estamos hartos”, lamenta Ruiz porque faltan policías para garantizar la seguridad en la frontera y deben soportar agresiones y provocaciones a diario. Sus compañeros en Beni Enzar le transmiten su inquietud. “Están atados de pies y manos” ante agresores que desde la tierra de nadie lanzan piedras o lo que tengan en la mano. “La zona de nadie es para el tránsito, no para que las personas permanezcan allí”, explica el responsable del SUP. Además, lamenta que después de cuatro años de lucha sindical, reivindicando más efectivos y el reconocimiento y atención especial al servicio de frontera, las autoridades policiales y políticas “no se comprometan”. “La Delegación y el Ministerio del Interior afirman que hay buenas relaciones con Marruecos y no se ve. La comunicación en Beni Enzar es inexistente”, critica Ruiz.