La Confederación de Empresarios de Melilla (CEME) pide la “revisión y adecuación” del Tratado de Buena Vecindad con Marruecos que se publicó en el BOE en febrero de 1993, al objeto de “ser tratados como vecinos de verdad” y, de ese modo, “dar seguridad jurídica, psicológica y confianza” a las poblaciones de las dos ciudades españolas en el norte de África.
Así consta en un documento con propuestas para la mejora de la situación económica melillense que, bajo el epígrafe de ‘Unidos por el futuro de Melilla’, piensan plantear a todas las organizaciones empresariales, comerciales, culturales, políticas y económicas antes de elevar su contenido a la consideración de las cámaras legislativas y organismos europeos “que se consideren oportunos en la defensa del legítimo interés” de los melillenses.
La idea es presentar esta iniciativa en Madrid el próximo martes, día 22. El documento ha sido desarrollado por la patronal en colaboración con expertos en economía y representantes de diversos sectores empresariales y sociales de la ciudad.
El objetivo es “proporcionar una hoja de ruta clara y práctica” para mejorar la economía de Melilla y promover su desarrollo sostenible durante los próximos años. De ahí que se incluyan medidas destinadas a mejorar la inversión en infraestructuras, atraer nuevas empresas, impulsar el turismo y fomentar el emprendimiento local.
La CEME pretende que el documento esté suscrito por el más amplio abanico socioeconómico de la ciudad. Por ello invita a políticos, agentes sociales y ciudadanía en general “a unirse a este proyecto para trabajar juntos y lograr una Melilla más próspera y sostenible”.
El primer punto de ese documento está relacionado con la necesidad de “revisar y adecuar” el Tratado de Buena Vecindad al momento presente, dado que cuenta ya con 30 años de vigencia y no siempre ha beneficiado a los intereses melillenses. “Ceuta y Melilla son ciudades ya acostumbradas a las ‘políticas de Estado’ de los diferentes gobiernos que tienen o han tenido responsabilidad de gestionar el país pero que no siempre son coincidente con los intereses o prioridades de sus ciudadanos”.
“Queremos ser tratados como buenos de vecinos de verdad”, reza en el documento, que tiene en la frontera y la reapertura de la aduana comercial uno de sus principales asuntos. “Reivindicamos una frontera con todas las garantías, segura y fluida, que permita el tránsito comercial y que facilite a las personas, dentro de las normas sanitarias y aduaneras, el aprovisionamiento de productos alimenticios para consumo individual o familiar dentro de la normativa para el tránsito de viajeros”.
La patronal melillense no es ajena a las veces en que las autoridades españolas han incumplido los plazos y fechas que han dado para conseguir esa frontera que reivindica. “El incumplimiento en los plazos y fechas ha sido evidente; incluso tras la celebración de la XII Reunión de Alto Nivel nada hemos avanzado y persisten las mismas inseguridades e incertidumbres del pasado”, señala el escrito.
Además, se muestran críticos con los resultados de la cumbre bilateral celebrada en Rabat los días 1 y 2 de febrero pasado. “Nada o casi nada se puede extraer de la reunión”, salvo en su punto 41, donde se expresa que los dos países “se comprometen a poner en marcha una gestión moderna de los controles fronterizos”.
La CEME aboga claramente por un mejor tráfico fronterizo tanto peatonal como de vehículos. “Las restricciones y los controles documentales merman la deseada fluidez, que convierten en penoso el cruce de apenas doscientos metros, invirtiendo en ello de tres a cinco horas, sin las infraestructuras necesarias ni en uno ni en otro lado”.
“Consideramos que la sistemática e intencionada ralentización del tránsito fronterizo supone una vulneración, por la vía de hecho, de un derecho constitucional que afecta especialmente a los melillenses y ceutíes, que debe ser defendido por el Gobierno ante cualquier instancia. Asimismo, supone una vulneración de la Declaración Universidad de Derechos Humanos y del Tratado de Buena Vecindad, que afecta tanto a los ciudadanos españoles como marroquíes”, añade.
Y por estos motivos, y hasta que no concluyan las “indefinidas conversaciones” con Marruecos para el establecimiento “de unas relaciones regladas y duraderas”, el restablecimiento de la aduana comercial y la revisión del Tratado de Buena Vecindad, la patronal propone dos medidas. Por un lado, la reciprocidad en el régimen de viajeros; por el otro, la adecuación de la infraestructura fronteriza para un tránsito “más amable y cómodo” con la instalación de sombras, asientos o la posibilidad de ofrecer suministros básicos como el agua.
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