Santiago Domínguez Llosá expuso en la sede de la AEM, ante un nutrido público, cómo la Armada auxilió a las tropas españolas durante los sucesos de Annual. La conferencia ofrecida ayer en la Asociación de Estudios Melillenses (AEM) creó gran expectación entre el público melillense, ya que su sala principal se llenó para escuchar la conferencia de uno de sus miembros Santiago Domínguez Llosá, quien detalló cómo fue la intervención de la Armada en los sucesos del llamado Desastre de Annual en 1921. El auxilio marítimo que la Marina española ofreció a las tropas en los emplazamientos nacionales más cercanos a la costa, Afrau y Sidi Dris tuvieron resultados dispares. Además, la conferencia de ayer se complementa con una excursión en la jornada de hoy a los emplazamientos que fueron testigos de estos hechos históricos.
Para contar la evacuación de ambas plazas españolas, es irremediable destacar tres embarcaciones de la Armada que jugaron un papel fundamental en la operación de rescate. El crucero Princesa de Asturias y los cañoneros Laya y Lauria fueron los principales protagonistas, y en un segundo plano Domínguez Llosá también explicó la intervención de otro cañonero, el Bonifaz.
Los hechos ocurrieron meses antes del Desastre de Annual, propiamente dicho. El avance de las tropas de Abdel Krim obligaron a los españoles a ir abandonando las posiciones tomadas anteriormente hasta los emplazamientos más cercanos a la costa. Mientras esto ocurría, la Armada comenzó a desplegar su flota para socorrer a las tropas españolas por vía marítima, ya que el apoyo y asistencia por vía terrestre era imposible, dado el asedio y presión de las fuerzas de Abdel Krim.
Domínguez Llosá explicó las causas por las que la evacuación en cada plaza tuvo un resultado tan dispar. Las tres embarcaciones desplegadas para asistir a las tropas españolas hicieron “lo que pudieron”, apuntó, pues realizar una labor de rescate de esta magnitud, ya de por sí no es fácil, y menos lo es si es bajo el asedio del enemigo.
Domínguez Llosá destacó la operación que se llevó a cabo en Afrau, donde se consiguió contener al enemigo mientras se producía el embarque, lo que facilitó la supervivencia de muchos efectivos. La orografía del terreno en este emplazamiento también fue un punto a favor, pues se aprovechó la playa existente para controlar el dominio español sobre la plaza y conseguir evacuar con éxito a los efectivos españoles.
Sin embargo, en Sidi Dris las embarcaciones que asistieron a las tropas nacionales no lo tuvieron nada fácil. Domínguez Llosá destacó, entre los motivos por los que la evacuación fue un fracaso, la descoordinación entre los mandos de la Armada con los que defendían la plaza en tierra. A ello se suma que las características del terreno, muy rocoso, dificultaron la labor defensiva de los cañoneros. Por ello, de 300 hombres a evacuar únicamente sobrevivieron 25.