En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la brecha digital se manifiesta de manera especialmente aguda en las personas mayores de 70 años. Este grupo enfrenta barreras significativas para integrarse plenamente en una sociedad cada vez más digitalizada. Según el “Estudio sobre el uso de la tecnología entre nuestros mayores”, elaborado por la marca española de electrónica de consumo SPC, la mayoría de las personas mayores reconoce que estas dificultades impactan negativamente su vida cotidiana y sus relaciones sociales.
La encuesta revela que 8 de cada 10 mayores de 70 años (78%) perciben que las dificultades para manejar dispositivos tecnológicos afectan su integración social. Para muchos, la tecnología, lejos de ser una herramienta de conexión, se convierte en un obstáculo que aumenta su aislamiento. En una era donde las videollamadas y los mensajes instantáneos han reemplazado gran parte del contacto presencial, no poder acceder a estas formas de comunicación representa una barrera significativa.
María, de 74 años, lo expresa con un tono de frustración: "Yo quiero hablar con mis hijos por videollamada, pero el móvil me da mil vueltas. Ya no sé si es el dedo o el teléfono el que no me entiende". Para ella, y muchos otros, el teléfono móvil se ha convertido en un aparato incomprensible que más que facilitar la comunicación crea una sensación de desconexión.
Esta desconexión tecnológica se traduce en sentimientos de frustración y dependencia. Un abrumador 88% de los encuestados admite que no puede manejar sus teléfonos móviles de manera autónoma, lo que los hace depender de familiares o amigos incluso para tareas básicas.
A pesar de las dificultades, las llamadas telefónicas siguen siendo el medio más utilizado por las personas mayores para comunicarse, con un 82% de preferencia. Sin embargo, este dato, que podría parecer positivo, revela un desafío aún mayor. Uno de cada tres mayores tiene problemas incluso para realizar o recibir una llamada. Este dato subraya la necesidad urgente de soluciones tecnológicas más accesibles y adaptadas.
Luis, de 80 años, comenta resignado "el teléfono se me apaga solo, parece que nunca le atino". Para Luis, la dependencia del teléfono móvil es palpable, y la falta de habilidad para manejarlo lo hace sentir excluido.
Ante esta problemática, la familia juega un papel crucial en la adopción de soluciones. El estudio destaca que un 61% de los familiares considera que los teléfonos configurables en remoto serían una herramienta clave para mejorar la conexión con sus mayores. Este tipo de dispositivos permitiría a los familiares personalizar ajustes, configurar contactos de emergencia y solucionar problemas sin necesidad de estar físicamente presentes.
José, de 72 años, se muestra esperanzado "si me pudieran configurar el móvil para hacer llamadas a mis nietos sin tener que preocuparme por si toco el botón equivocado, sería un alivio. Solo quiero hablar con ellos sin complicaciones".
El 86% de los encuestados también cree que estas herramientas no solo facilitarían la comunicación, sino que contribuirían significativamente a la seguridad y autonomía de las personas mayores. La capacidad de supervisar y cuidar a distancia brinda a las familias tranquilidad y confianza, al tiempo que fortalece la sensación de independencia de los mayores.
Los beneficios de estas soluciones van más allá de la mera comunicación. Los familiares valoran estas herramientas por su capacidad de aportar seguridad (59%), confianza (45%), cercanía (43%) y tranquilidad (42%). Un teléfono configurable en remoto no solo reduce la brecha digital, sino que también actúa como un salvavidas en situaciones críticas. Por ejemplo, la posibilidad de activar alertas o rastrear la ubicación de un ser querido en caso de emergencia es un recurso invaluable.
Luis, que ha experimentado problemas de salud recientes, confiesa que "me siento más seguro cuando sé que si algo pasa, mis hijos van a poder contactarme inmediatamente". "Con el móvil ya no me siento tan solo, aunque esté en mi casa". La seguridad es, por tanto, uno de los aspectos más valorados de la tecnología aplicada a los mayores.
Además, estas herramientas permiten a los mayores mantener contacto frecuente con sus familiares, lo que puede ayudar a reducir el aislamiento y mejorar su bienestar emocional. Las videollamadas configuradas previamente, los accesos directos a números esenciales y las aplicaciones simplificadas son solo algunos ejemplos de cómo la tecnología puede adaptarse a sus necesidades.
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