Aunque las tensiones actuales entre los gobiernos de Marruecos y de España prefieren prácticamente no tenerlo en cuenta, el capítulo del Desastre de Annual es de los más tristes de cuantos han escrito ambas naciones.
Precisamente en 2021 se hizo un siglo desde que el Ejército español encarara una de las mayores derrotas de su historia en este punto remoto de la región marroquí del Rif (a 60 kilómetros de Melilla en línea recta y a 50 de la ciudad de Nador), donde murieron entre 8.000 y 13.000 soldados que intentaban llegar a Melilla.
Hace poco más de dos años fue rescatada de un mercadillo de Valladollid una cinta cinematográfica sobre la expedición benéfica que movilizó en 1921 a esa ciudad para recaudar fondos con los que ayudar a sus soldados, víctimas del Desastre ocurrido entre el 22 de julio y el 9 de agosto en Marruecos, y que tendría a Melilla como uno de sus escenarios.
Recoge la historia publicada por El Norte de Castilla, que esta campaña solidaria nació de la "suscripción patriótica" convocada por el alcalde albista Federico Santander para conseguir dinero y mostrar "la adhesión fraternal de la ciudad a los soldados que sostienen en África nuestra bandera y nuestro nombre", entre los que había muchos vallisoletanos, integrantes de los regimientos de Isabel II y de Farnesio.
En medio del dolor de la población por los hombres enviados a la guerra y las plegarias que el arzobispo Remigio Gandásegui llamaba a hacerle "al Dios de los Ejércitos" para proteger a los "hermanos" que "pelean por el honor de España en la ingrata tierra africana", el alcalde Santander apeló a la solidaridad.
Cuentan que para el 9 de octubre ya se habían conseguido 83.000 pesetas (unos 500 euros hoy) y que las aportaciones totales de la provincia llegaron a 125.000 pesetas, casi 18.000 de ellas procedentes de la Asociación de la Prensa. "Nunca creí que la recaudación en la capital pasara de 75.000 pesetas", expresó entonces Santander.
Con lo recaudado se compraron dos camiones de tipo militar para cada uno de los dos regimientos. Uno, de marca Renault, que costó 20.000 pesetas y se trasladó hasta Melilla a través de Málaga. El otro, un Fiat de 19.000 pesetas, que salió desde Génova.
Además, se adquirieron 420 pares de botas e igual cantidad de fajas de abrigo, jerséis y calcetines. "Las mujeres de casi todos los hogares vallisoletanos" y profesoras y alumnas de la Escuela Normal de Maestras confeccionaron chalecos de lana, a los que después les metían cajetillas de tabaco y pitillos y les prendían una medalla del Santo Cristo de Limpias.
A las 500 libras de chocolate reunidas por los confiteros, se sumó el aporte de los alumnos (a quien Santander pedía al menos "una peseta"), con el que se obtuvieron libros para los enfermos, "guitarras, bandurrias, acordeones, panderetas y otros instrumentos".
No pocas donaciones fueron objetos eclesiásticos porque la marquesa de Cavalcanti había afirmado que la iglesia de Nador necesitaría un palio. Y no solo se encargó un palio, sino que llegaron casullas, campanillas, un cáliz del siglo XVIII y un cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro.
Después de que la madre de un soldado de la cuota vallisoletana en Melilla le explicara a Santander que las fuerzas que ocupaban Zeluán no podían cumplir sus deberes religiosos "por falta de elementos", el alcalde logró que el arzobispo Gandásegui costeara un altar portátil. La película sacada del rastro (que se cree sea única) contiene imágenes de la entrega de ese altar, con servicio completo de plata y ropas para celebrar, para que las tropas destinadas en el monte Arruit escucharan misa en el campo de batalla.
Dicen que un "enorme gentío", pasó el domingo 7 de noviembre por la Casa Consistorial de Valladolid para ver todo lo que se enviaría a Marruecos. Además del altar de campaña, colgaba del techo una lámpara donada para la iglesia de Nador y en el patio había tres carros aljibes construidos en la capital para el 14 regimiento ligero de Artillería. "Valladolid a sus soldados" podía leerse en colgaduras que adornaban las columnas.
Según El Norte de la época, la mercancía se embaló en 73 cajas que viajaron en tres vagones acompañadas por una comitiva liderada por Santander y cuyos representantes "se sufragan particularmente sus gastos".
El paso por Melilla
Después de una parada en Madrid, donde la reina Doña Cristina y el ministro de la guerra Juan de la Cierva y Peñafiel elogiaron la campaña, la comisión vallisoletana llegó a Melilla el 11 de noviembre de 1921.
Al día siguiente, tras una visita oficial a los generales Berenguer y Fresnedas, la columna Sanjurjo desfiló por las calles de la ciudad, "con los balcones y terrazas llenas de gente", y la comitiva entregó una arqueta antigua con dulces y libros para los convalecientes de los hospitales de la Cruz Roja.
El domingo 13 la expedición visitó a las fuerzas del regimiento de Isabel II. Aunque al muelle ya había llegado parte de lo donado por Valladolid, no todo estaba en Marruecos porque un mal tiempo hizo que uno de los barcos tuviera que regresar a Málaga.
Por otro lado, la comisión hizo una excursión para ver cómo había quedado la iglesia de Nador luego de que la marquesa de Cavalcanti recibiera los regalos hechos por el pueblo de Valladolid.
Ya con la carga del segundo barco en Melilla, el miércoles 16 se instaló el altar portátil en el monte Arruit sobre una fosa de 295 metros de longitud en forma de cruz "en la que yacen las víctimas de la guerra". Allí, después de una misa, hubo discursos del alcalde Santander y de José Selgas Ruiz, coronel del regimiento de lanceros de Farnesio; y soldados cantaron "varios zortzicos y otras obras".
Junto a la comitiva vallisoletana en estos actos estuvieron el infante Alfonso, el príncipe Felipe, la marquesa de Cavalcanti, el general Cabanellas; los regimientos de Farnesio, Treviño, Garellano y Borbón; y el primer batallón de zapadores. En ellos se repartieron los objetos donados y son los mismos que aparecieron casi un siglo después registrados en la película salvada en un mercadillo para beneficio de la memoria histórica española.
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