La nueva terminal
La nueva Estación Marítima de Melilla se inauguró el 21 de noviembre de 2008 y desde entonces se ha convertido en una obra emblemática que funciona a pleno rendimiento y que no sólo ha logrado trasformar tremendamente la fisonomía portuaria de Melilla, sino sobre todo ofrecer un mejor servicio a los melillenses.
Construida por la empresa OHL Elsan-Pacsa, con un presupuesto final de 21,2 millones de euros, la obra no se ciñó desde un principio a la nueva e impresionante terminal, cuyo mallado de acero para la proyección espacial de su techumbre de geometría variada y oval, no fue el único aspecto espectacular de la edificación.
En sí, la obra comenzó mucho antes con la construcción, por Dragados, de la ampliación del Muelle Ribera I, destinado tras su expansión a servir también y en parte de sustento de la nueva terminal de pasajeros.
Diseñada como un edificio moderno, de grandes espacios, muy diáfano y funcional, con recorridos fáciles e intuitivos y un marco incomparable gracias a las grandes cristaleras de sus laterales, cuenta con dos zonas de atraque: Una de 224 metros de eslora y diez metros de calado, que permite a cualquier crucero, incluso el más grande del mundo actualmente, caso del Queen Mary II, poder atracar en nuestro puerto; y una segunda, fruto de las obras en el Muelle Ribera II, de 180 metros y capacidad para albergar buques de mayor envergadura.
Desde su inauguración hace dos años, el número de pasajeros ha aumentado hasta conseguir un tráfico de casi cien mil. De hecho, de los 518.000 que utilizaron la antigua terminal en 2007, pasamos en 2008 a 539.000 y, en 2009, un año después de la puesta en funcionamiento de la nueva terminal, a 590.000.
Gestión de las mercancías
La nueva terminal también ha permitido un embarque y desembarque más rápido de la mercancía RO-RO, o carga rodada con entrada y salida por la bodega de los buques, al concentrarse de forma más operativa los servicios de control fiscal y aduanero.
La mercancía rodada representa el 70% del volumen total de la carga que se mueve a través del puerto de Melilla. Se trata de los graneles sólidos, frente al 30% de graneles líquidos o gaseosos mayoritariamente, que se descargan con grúa.
La dimensión ciudadana de la infraestructura portuaria
Con la concesión de la gestión y explotación de la nueva Estación Marítima, la Autoridad Portuaria pretende, según su presidente Arturo Esteban, que la nueva terminal cumpla “otro papel más ambicioso, hasta convertirse en dinamizadora de la vida social y económica de Melilla”.
Por tal motivo, se realizó un concurso internacional para la concesión de su gestión y explotación, que se publicó en el Boletín Oficial de las Comunidades Europeas, y que, entre otros aspectos, puntuaba especialmente la creación de riquezas añadidas en una vertiente social y no sólo económica. “Se ha buscado –comentó Esteban- que se pueda convertir en un centro de reunión, que esté abierto 24 horas, en el que haya comercios y una serie de actividades que vengan a descongestionar también otras zonas de Melilla. En resumen, se busca potenciar la dimensión ciudadana de una infraestructura portuaria”.
Así, la concesionaria no sólo gestionaría embarque y desembarque de pasajeros y el de la mercancía RO-RO. Gestionará también la concesión del conjunto de la superficie, dando nuevos espacios para el comercio y otras actividades con repercusión pública y social. “Se trata -señala Arturo Esteban-. de externalizar su gestión conforme al mandato legal que debemos cumplir y que nos obliga a ello, pero el servicio como tal siempre será competencia de la Autoridad Portuaria”.
Un diseño avanzado y funcional
La nueva Estación Marítima cuenta con las más modernas instalaciones y cumple los requisitos internacionales en materia de seguridad, control y calidad
Comenzó a funcionar a pleno rendimiento con el atraque del buque “Santa Cruz de Tenerife” de Acciona Transmediterránea el 24 de noviembre de 2008. La Autoridad Portuaria obsequió por tal motivo al capitán del barco con una metopa como recuerdo de la primera operación realizada en la nueva terminal de pasajeros del puerto de Melilla
La infraestructura, que supuso una inversión de 21,2 millones de euros -18 de los cuales fueron cofinanciados por la Unión Europea- cuenta con 13.000 m2 de superficie distribuidos en tres plantas, que se dividen en zona de embarque, zona de espera de llegadas y otra zona destinada a los diferentes servicios de hostelería, ocio, locales comerciales y oficinas para las navieras y para las fuerzas de seguridad.
La instalación responde a un concepto avanzado y funcional de lo que debe ser la gestión de los tránsitos de pasajeros, vehículos y mercancías rodada. Es por ello que la infraestructura se ha dotado con las más modernas instalaciones e innovaciones técnicas, al mismo tiempo que cumple todos los requisitos internacionales en materia de seguridad, control y calidad, lo que la convierte, según señala el director del Puerto, José Luis Almazán, en “una referencia entre los puertos del entorno”.
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