La asociación Pro Derechos Humanos de Melilla ha pedido el cese del ministro del Interior, Fernando Grande- Marlaska, y su sustitución por alguien "respetuoso con la Ley", por considerar "grave" que avalara la "violencia institucional injustificada" ante los más recientes saltos masivos a la valla fronteriza de la ciudad. En la solicitud hecha al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, la entidad ha dicho que la respuesta de Marlaska no ha sido menos graveque "la brutal y cobarde agresión de unos agentes de la autoridad a un negro indefenso y pacífico" o "la expulsión sumaria por la alambrada de unos niños negros", que se han visto en los medios de comunicación y que "deshonran la imagen de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado". Según ha comparado la asociación, las imágenes de la citada agresión parecen propias de personas "violentas y racistas", así como las declaraciones públicas de quienes defienden tan "salvaje actuación". En palabras de la asociación, sin embargo, "no resulta extraña" la actitud de Marlaska porque "a lo largo de su actividad pública ha demostrado escasas convicciones democráticas, impropias en un Gobierno con el 'sello' de progresista". De hecho, ha recalcado que el propio nombramiento del ministro "no vino avalado por su trayectoria pública, sino más bien, parece, por razones de imagen". La asociación defensora de los derechos humanos ha expuesto también un problema que se está dando en España y otros países de la Unión Europea, que es "la infiltración en los Cuerpos y las Fuerzas de Seguridad del Estado de elementos de la extrema derecha".
A Melilla se entra pagando, nadando o saltando la valla
Por otro lado, han recordado que Melilla es una de las puertas del sur de Europa y, como tal, recibe refugiados de muchos puntos del mundo, "fundamentalmente del África subsahariana y de Oriente Medio", como sucede desde el inicio de los noventa del siglo pasado y con la entrada en vigor del Tratado de Schengen. "Las sucesivas 'olas' de refugiados han sido fundamentalmente consecuencia de guerras, aunque también por hambrunas o el cambio climático", ha sentenciado la entidad antes de recalcar que, por eso, poco después del inicio de las guerras de Sudán, Siria, Libia o Irak, se ha producido la llegada de refugiados de esos países. Asimismo, ha resaltado que estas personas "únicamente pueden acceder a la ciudad de tres formas": pagando "importantes cantidades de dinero a organizaciones clandestinas", que las ayudan a entrar camufladamente en automóviles o en barcas; nadando, por lo que con frecuencia terminan ahogados en las playas; o saltando la valla. En palabras de la asociación, esta última opción normalmente es escogida por "varones negros del África subsahariana con gran preparación física", que pasan "meses o años" de espera en los montes cercanos a la ciudad, para, en primer lugar, "saltar las alambradas de Marruecos, de mayor peligrosidad que las españolas, atravesar el foso que separa ambas fronteras, y finalmente, saltar las alambradas de Melilla". De hecho, han dejado claro que estos saltos suelen provocar lesiones y heridas en refugiados y agentes de la autoridad, pero que, el terreno abrupto, la oscuridad, los forcejeos o los elementos cortantes de las alambradas son la "causa principal" de las lesiones y los cortes.