La acusación del ‘crimen de la catana’ concluye que los procesados “fueron a matar” a la víctima

• La Fiscalía y el letrado de la familia de Fares M. B. solicitan una condena de 20 años de prisión para los tres acusados de asesinato

• De no ser así, piden que se contemple el homicidio con agravante de superioridad

Ayer tuvo lugar la última sesión del juicio por el ‘crimen de la catana’ en la sala de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial. Una vez practicadas las pruebas testificales, llegó el momento de exponer las conclusiones finales. La Fiscalía de Melilla y el letrado que representa a la familia de la víctima, Fares M. B., solicitaron que los procesados Abdelilah M. A., Mimon M. A. y Mimon A. B. fuesen condenados a 20 años de prisión por un delito de asesinato. De forma subsidiaria, pidieron que respondieran de un delito de homicidio con agravante de abuso de superioridad, castigado con una pena de hasta quince años de cárcel. Al parecer de la acusación, los tres procesados tenían la “clara intención” de terminar con la vida de Fares en la madrugada del 29 de octubre de 2012. Según subrayaron, lo tenían todo organizado y premeditado antes de darle muerte en la calle Mar Chica, en el Real. “Fueron a matarlo, eso es incuestionable”, apuntó la fiscal, con el respaldo de la acusación particular. Así, desecharon la posibilidad de que el fallecimiento del finado pudiera obedecer a un accidente en una pelea con armas blancas que se había ido de las manos.

“Los tres asesinaron a Fares y así lo demuestran las pruebas”, sostuvo la representante del Ministerio Público. Aseguró que los procesados “se la tenían jurada” a la víctima después de que interveniera, unas horas antes de su muerte, en una pelea en Barrio Hebreo entre un amigo suyo y uno de los encausados. Para la acusación pública y particular, este fue el detonante por el que Abdelilah, Mimon y Mimon se pusieron “de común acuerdo” para matar a Fares.

“Estuvieron buscándolo por la calle a bordo de un Mercedes 190 de color oscuro; cuando lo vieron, se bajaron del mismo con armas blancas, con clara intención de terminar con su vida”, expuso la fiscal. “Lo abordaron de forma sorpresiva y obraron con pleno conocimiento y voluntad”, insistió.

No responden a la acusación

Para la representante del Ministerio Fiscal y el letrado de la familia de Fares, resulta sospechoso que los encausados no quisieran responder a las preguntas de la acusación. “No quisieron responderme para no salir del hilo conductor preparado por las defensas, para no entrar en contradicciones”, reprochó la fiscal.

Además, alegó que los letrados de la defensa lo que pretendían era desacreditar la labor de la policía para confundir a los miembros del jurado. “Quieren hacerles ver que fueron a por los acusados porque les tenían ganas”, manifestó la representante de la Fiscalía. Sin embargo, incidió en que no se había compartido ningún móvil por el que los investigadores podrían haber obrado de esta manera. “No se dejen llevar por expresiones genéricas sin argumento alguno: fueron las pruebas las que llevaron a estas personas”, señaló.

Para la fiscal y la acusación particular, había quedado aclarado a lo largo del juicio que los encausados y Fares se conocían y que entre ellos había una manifiesta enemistad. “La víctima tenía miedo y había tenido problemas con ellos”, sostuvo la representante del Ministerio Público, incidiendo en que los encausados “son personas que se mueven en el ámbito delincuencial”.

Testigos protegidos

La acusación recordó que dos personas acogieron a la figura del testigo protegido para contar en comisaría lo que habían visto. “Fueron muy valientes y describieron perfectamente dónde recibió Fares las lesiones”, argumentó la fiscal. Según agregó, no solo estos dos individuos con identidad desconocida señalaron a los procesados como los autores del crimen ante la policía, pero si fueron los únicos que vencieron el miedo para firmar esta declaración.

Aunque el ‘testigo protegido uno’ no llegó a ratificar su versión ante el juez instructor, la parte acusadora insistió en que el ‘testigo protegido dos’ sí relató en el juicio cómo se produjo el asesinato de Fares, observado por él a menos de unos 50 metros de distancia. “Dijo que lo que vio aquella noche no lo iba a olvidar en la vida”, rememoró la fiscal. “Conocía de vista a los procesados, por eso no tenía ninguna duda de que eran ellos”, remarcó.

La versión de un testigo fue suficiente para que la acusación llegase a la conclusión de que los encausados estuvieron buscando armas blancas tras el incidente en el Barrio Hebreo. Como pusieron de manifiesto las acusaciones públicas y particular, más de un testigo señaló en el juicio haber visto a personas empuñando armas de tipo catana, cortacaña y sables.

Además, la fiscal apuntó que varias personas señalaron a lo largo de la investigación y en el juicio que vieron a los autores del crimen huir en un vehículo Mercedes 190 de color oscuro, el cual coicinde plenamente con el coche que solía utilizar uno de los procesados, aunque no fuese el titular. En este sentido, incidió en la casualidad de que al día siguiente saliera a Marruecos a través del paso de Beni Enzar.

Para la acusación, no hay dudas de que la intención de los tres encausados era matar a Fares. “Había sangre en todo el camino hasta que cayó al suelo después de que fuera brutalmente agredido”, expuso la fiscal. Tiene claro que la víctima pensaba que iba a sobrevivir, motivo por el que señaló que no desveló la identidad de los agresores a la policía. “Les dijo que ya se encargaría él”, subrayó. “La víctima murió de un shock hipovolémico a consecuencia de la sección de la arteria femoral”, recordaron desde la acusación. La fiscal, al finalizar su intervención, pidió justicia para Fares y su familia.