Kiriko Gutiérrez es un músico melillense, pero también es promotor de muchos espectáculos locales, como Música a la Luna. Carga a sus espaldas con decenas de ediciones de las famosas Jornadas de Jazz de la UNED, además de una larga trayectoria musical.
La XIII edición de Música a la Luna sigue atrayendo al público fielmente, que llena los conciertos hasta los topes después de tantos años. “¿Por qué va el público? Eso es muy difícil de saber. Hay muchas veces que tú planeas cosas y no te salen, aunque pones el mismo empeño, la misma profesionalidad y el mismo cariño”, explica Gutiérrez.
"¿Por qué va el público? Eso es muy difícil de saber. Hay muchas veces que tú planeas cosas y no te salen, aunque pones el mismo empeño, la misma profesionalidad y el mismo cariño", dice.
Por eso, echando la vista atrás, cree que Música a la Luna causó sensación entre el público melillense desde su primera edición. Entre los factores que pudieron determinar su éxito, Gutiérrez cree que uno de ellos, el más fundamental, fue el enclave histórico. “La Plaza de Armas y Pedro de Estopiñán son dos sitios mágicos, que –aunque ahora están muy de moda– cuando surgió la idea desde el Patronato de Turismo, por aquel entonces no se hacía nada”.
La “clara idea” que tanto Turismo como Cultura han tenido siempre sobre el ciclo puede ser otra de las claves en las que reside su éxito. Tanto la producción como la iluminación son muy “cuidadas” y las propias plazas sirven como recintos. “Lo que hay siempre detrás de los escenarios es piedra con una iluminación que potencia los edificios”.
Junto a estos ingredientes, los conciertos acústicos que conforman la programación desde sus inicios consiguen que Música a la Luna sea una de las citas favoritas de los melillenses cada verano. El formato, como recuerda el promotor, siempre suele ser “muy íntimo” con dúos y tríos.
Pero la llave, al fin y al cabo, reside en el público, que continúa llenando hasta la bandera ambas plazas concierto tras concierto y año tras año. “Yo siempre he tenido la sensación desde el primer día –como músico y melillense– que habíamos conseguido que subiera allí toda Melilla”.
Se considera de los que ve siempre el vaso medio lleno, así que es optimista en cuanto a la situación que atraviesa la industria musical en la ciudad. “Tendemos a pensar que Melilla adolece de una serie de cosas, que tiene carencias y las cosas están muy mal, y que fuera todo es mejor”.
Gutiérrez destaca que él, como músico y promotor, que se mueve por la península y también por otros países, como la gira en la que se encuentra con Clara Montes, cree que en otras ciudades existen las mismas dificultades y las mismas carencias que aquí porque, al final, “en todos sitios se cuecen habas”.
En nuestra ciudad hay varios factores más limitantes que en la península, dice, eso es cierto, como es el tema del transporte y que hay un mar de por medio que nos aísla e impide que los artistas puedan “coger el coche” y actuar en otros lugares, como ocurre en Málaga o en Sevilla, por ejemplo.
“Pero, una vez que quitas eso, en la península las cosas no son más fáciles. Por estar en la península no vas a llenar una sala si no la llenas en Melilla. La llenas por lo que vales, por lo que cantas, ya sea allí o aquí”.
Por eso, considera que quien diga que el panorama de la música en Melilla es peor, está desinformado. La música en directo en España nunca ha tenido una buena presencia. En países como Francia, donde la actividad musical está totalmente reglada con la Seguridad Social y los músicos cuentan con ciertos apoyos, la profesión está mucho más dignificada”.
Una situación muy distinta a la de nuestro país, dice, a pesar de la cantidad rebosante de talento y las ganas de escuchar que tiene el público. “Música a la Luna es un guisante comparado con otros grandes festivales que llenan día tras día”, señala.
En Melilla, aunque puedan faltar algunas cosas, afirma que siempre se puede contar con el apoyo y la sensibilidad de las instituciones, independientemente del color que sean. Por eso, cree que en nuestra ciudad hay un tejido cultural y musical acompañado de un boom de nuevos talentos que se ha producido en los últimos años.
Y no solo en el terreno musical, sino en todas las disciplinas artísticas acompañado al interés cultural que despierta en la ciudad y que llena todas las actividades, como el Festival de Teatro del Hospital del Rey.
Por lo que asegura que Melilla no es la misma que hace 20 o 30 años, cuando él comenzó en la industria musical y, orgulloso de su optimismo, se muestra positivo respecto al futuro cultural de la ciudad.
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