Juegos con pelotas que ayudan a hablar

La Asociación TEAMA emprende talleres de baloncesto para niños con trastorno autista.

Mira a la pelota la coge y aprende a lanzarla. Por ahora sólo sabe hacer eso. Lleva dos semanas en el taller de baloncesto y es pronto para saber si algún día podrá jugar a este deporte como otros niños de su colegio, pero lo cierto es que su familia ya está observando las mejoras que esta actividad está causando en su forma de comunicarse. Tiene síndrome del espectro autista y es muy complicado para él hablar o interactuar con su entorno. Aunque cuando está en este taller de baloncesto consigue comunicarse con su monitor y cumplir con algunas de las instrucciones que dan. Con unos pictogramas, le enseñan a pasar la pelota, tirarla a algún lugar concreto e incluso a correr tras ella. Este juego adaptado le divierte. Por eso, su familia cree que es un complemento más para la formación que le ayudará a expresar mejor lo que piensa o siente.
El taller de baloncesto es el primer proyecto que emprende la Asociación TEAMA (Trastorno del Espectro Autista Melilla) una entidad que nace con el objetivo de proporcionar una terapia alternativa a la que se ofrece en la ciudad a las personas afectadas por esta patología y a sus familias. Así lo asegura la presidenta de la asociación, Susana Morillo. Hasta ahora en Melilla sólo se ofrece la atención de expertos en un despacho. TEAMA lleva a los profesionales que tratan el autismo a la casa y a la escuela para que todas las personas que están alrededor de la persona que padece este trastorno se comunique de la misma forma y evite así confundir aún más al paciente. La terapia utiliza pictogramas y lengua de signos para mejorar la interacción con la persona con autismo y da muy buenos resultados.

Terapia pionera
Morillo explica a El Faro que esta nueva terapia se dio a conocer en Melilla en un curso organizado por Aspanies hace dos años. Tiene una niña con autismo y contrata los servicios de los profesionales que trabajan con este método para que tanto en su casa como en la escuela se utilice la misma forma de comunicarse con su hija. Pero el coste de este tratamiento le suponía unos 1.500 euros al mes. En su casa no tienen problemas para llegar a fin de mes aún costeando este tratamiento porque tanto ella como su pareja están trabajado. Sin embargo, asegura que es un coste tan elevado que hay pocas familias que se pueden permitir este gasto. Por ello, fundó la asociación hace unos meses. A través de TEAMA se ha firmado un convenio de colaboración para que las familias que lo deseen puedan contar con un logopeda y psicoterapeuta en sus casas por unos 250 euros al mes.
Es consciente de que sigue siendo un precio elevado que muchas familias no pueden pagar por esta atención. Pero la meta de TEAMA es solicitar subvenciones públicas para poder conseguir financiación y ofrecer la terapia de forma gratuita a las familias melillenses.
Morillo afirma que hay muy pocas ayudas para los niños con autismo y sus familias. Es cierto que hay profesionales que ofrecen sus servicios terapéuticos a través de los centros educativos, el Imserso o el Ingesa, apunta. Pero añade que son muy pocas las horas que se dan de refuerzo educativo o de terapia para que estos niños noten una mejoría. Por este motivo, la mayor parte de las familias que pueden costearse sesiones individuales con especialistas, como un logopeda o un psicólogo, pagan por estos servicios.
Con la asociación, lo que se pretende es hacer actividades para que les sea más económico a las familias la atención de los niños con autismo.

Dos formas de trabajar
La presidenta de la asociación afirma que ya hay otra institución que agrupa a familias con miembros con trastorno del espectro autista en Melilla. Destaca que la otra asociación tiene una forma de trabajar distinta a la de TEAMA. No obstante, apunta que es positivo que haya dos instituciones pues  los padres podrán escoger entre una u otra y además, se proporcionan más servicios a los melillenses con autismo.
La siguiente actividad de TEAMA será la creación de juegos adaptados en unas instalaciones de ocio que les ofrece de forma gratuita una empresa de la ciudad. Morillo asegura que los niños con autismo tienen tanta carga de horas de aprendizaje que también necesitan un espacio en el que divertirse sin más y en el que compartir experiencias lúdicas.