En la encrucijada entre la calle Sidi Abdelkader y la calle General Prim se erige en un chaflan un edificio acristalado y de tonos verdosos, es la Casa de los Cristales. Este edificio, situado en el número 18 de la calle General Prim, es una de las joyas arquitectónicas de Melilla y una de las edificaciones más admiradas tanto por los melillenses como por aquellos que se dejan caer por la ciudad.
Además, forma parte del Conjunto Histórico Artístico de la Ciudad de Melilla, por lo que adquiere la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC).
En un principio este edificio fue pensado como hotel y el proyecto para construirlo surgió a mediados de los años 20. Según explica el historiador Antonio Bravo a El Faro, se sabe poco de su autor. Bravo investigó y averiguó que la Casa de los Cristales fue ideada por un ingeniero que llevaba la contrata del puerto de Melilla y que se llamaba Ramón Gironella.
“Al parecer sabía construir e ideó hacer un gran hotel porque Melilla no tenía otro en esos momentos”, explica Bravo. Aunque el ingeniero no intervino en la dirección de obra, señala el historiador, y esto podría ser porque Gironella no tenía el tiempo o la permanencia suficiente en la ciudad para poder dirigir los trabajos.
La dirección de la obra corrió a cargo del célebre arquitecto melillense Enrique Nieto. Pero Bravo apunta que este edificio no es una de sus obras características. “No es su estilo ni su forma de ser”, indica.
La Casa de los Cristales llegó a ser ‘El Gran Hotel Reina Victoria’, inaugurado en 1927, y en su momento destacó por su ostentosa entrada, que acababa impresionando a todo aquel que entrase en el edificio. “Se entraba por el chaflán a un ‘hall’ impresionante donde se abría una escalera magnífica, cosas propias de un sitio muy fastuoso y cuyo principal objetivo era impresionar al entrar”, explica Antonio Bravo.
Ese ‘hall’ no ha podido llegar como tal a nuestros días y parte de la escalera se ha perdido. Aunque quedan restos de esta y de los bajos permitiendo ver parte de lo que fue aquello.
Antes esos detalles que se veían estaban estucados y ahora se han pintado en una de las últimas reformas, aún así el historiador recomienda visitar el edificio porque “la escalera es impresionante”. Es una escalera muy bonita con muchas curvas y con columnas nazaríes.
Pero la gran característica de este edificio es que tiene toda la fachada de cristal, por eso toma el nombre de la Casa de los Cristales. “Es una osadía estética plantear eso, y ha llegado bien a nuestros días”, explica, señalando que se restauró no hace mucho.
Una de esas intervenciones, según expuso en un artículo en uno de los números de Akros, revista de Patrimonio, uno de sus responsables, el arquitecto Fernando J. Barceló, fue en la carpintería metálica y los vidrios que conforman la fachada, entre otras cuestiones, muchas de ellas relacionadas también con el mantenimiento del edificio.
Otra peculiaridad de la Casa de los Cristales es la mezcla de estilos andalusíes en su fachada. Los arcos de herradura que se ven son de estilo califal cordobés; las columnas son de arte nazarí granadino y las yeserías, diseñadas como si fueran paños de rombos, son también características del arte almohade.
También se pueden ver las ménsulas de la parte baja de la fachada también tienen un diseño con caligrafía árabe “para dar ese ambiente orientalizante y diferente”. “Intentaba ser un sitio distinto y único por las riquezas y lo fastuoso que era”, relata Bravo.
La Casa de los Cristales comenzó siendo un hotel cuando se inauguró pero aquello no duró mucho. Tras una remodelación en 1935 pasó a contar con locales en la planta baja, oficinas en la entre planta y el resto del inmueble se dedicó a viviendas. Esa continúa siendo su finalidad.
Entre sus espacios de oficinas estuvo una asociación cultural muy importante para Melilla, la Agrupación Artística Tallaví. La compañía de teatro fue famosa porque uno principales responsables fueron los hermanos Segura, sobre todo César Jiménez Segura.
Muchos melillenses conocerán su monumento de bronce en la calle Chacel. “Es un señor de bronce sentado en un banco de las calles peatonales”, indica Antonio Bravo.
Actualmente hay decenas de familias que residen en la Casa de los Cristales, hay oficinas y también locales en sus bajos. Elena es una de sus habitantes y comenta que la distribución es muy curiosa porque hay pisos en los que hay dos vecinos con casas grandes, luego un piso grande y luego otro dividido en apartamentos.
“Es hasta un poco difícil saber cuánta gente vive dentro y cómo se organiza aquello”, comenta, indicando que puede ser por la antigua distribución que tenía como hotel.
Otro de sus antiguos inquilinos, Diego, comenta a El Faro que antes de entrar a vivir allí el edificio ya le había llamado la atención, por lo que “fue un punto muy a favor” cuando fue a ver el apartamento en iba a vivir unos meses.
“Más allá de la fachada, la foto que todo el mundo conoce, lo que más me enamoró fue el interior de ese edificio. El pasillo con la escalera que tiene un hueco muy grande, los escalones son muy largos y merece la pena ver cómo están decorados”, explica.
Además, un elemento curioso y que a este joven conquense le llamó la atención fue una polea que siempre veía colgada. Y es que cuando había obras o algo que arreglar los operarios siempre subían por ahí los instrumentos y materiales, “como si fuese muy antiguo”.
El edificio ha servido de escenario para programas de televisión, entrevistas, películas y cortometrajes, tanto por su interior como su azotea. “Es el edificio más alto del centro y tiene una panorámica, un ‘skyline’ de toda la ciudad brutal, ahí se han grabado muchísimas cosas”, indica Elena.
Incluso tras una de sus reformas, con las que los colores de los estucados del interior pasaron a ser en blanco y negro, llama mucho la atención porque, según Elena, “recuerda a una peli”.
En este momento de hacer este reportaje, se estaban llevando a cabo las obras de peatonalización del centro de la ciudad, pero las actuaciones en la calle no han impedido la continua observación a este impresionante edificio del Ensanche Modernista melillense. La Casa de los Cristales es un edificio que suele impresionar al viandante por su visualización directa desde muchos ángulos.
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