La ciudad acogió la pasada semana el último campo de trabajo de este verano organizado por el Instituto de la Juventud de España y la Viceconsejería de Juventud.
Un año más, Melilla acoge un campo de trabajo en el que unos 30 jóvenes han ayudado al Instituto de Cultura Mediterránea en sus labores de recuperación del patrimonio de la ciudad. Los campos de trabajo permiten a los chicos menores de 30 años visitar diferentes ciudades en las que realizan una tarea durante la mañana y por las tardes, disfrutan de diferentes actividades. El campo de trabajo de este año ha sido organizado en colaboración con el Instituto de Cultura Mediterránea que ha coordinado una excavación entre el Parador de Turismo y el Fuerte Victoria Grande. Del 9 al 15 de julio y del 16 al 22 han estado dos grupos de jóvenes de todas las comunidades compartiendo horas de esfuerzo bajo el sol con un pico, descubriendo no sólo el patrimonio enterrado de Melilla, sino disfrutando de una ciudad multicultural que les ha sorprendido.
La historiadora María del Carmen Lechado ha dirigido los dos grupos de jóvenes que durante una semana han estado trabajando en este proyecto.
Lechado indicó que estos chicos han estado descubriendo los cuarteles, el camino cubierto y la planta del reducto de San Antonio del cuarto recinto fortificado, que está situado en el cerro del Cubo, a las espaldas del Parador de Turismo y frente al fuerte de Victoria Grande. “Todo esto forma parte del sistema defensivo del cuarto recinto fortificado de la ciudad”, tal y como apuntó.
Al Instituto de Cultura Mediterránea le parecía interesante trabajar sobre esta zona porque hay un proyecto para la recuperación del Parque Lobera y del cuarto recinto fortificado, de forma que todo se integre y rehabilite a la vez.
“Los chicos están escavando y sacando a luz el camino a los cuarteles y la planta de los cuarteles. Están escavando por los muros para que se pueda ver bien el sistema defensivo”, comentó.
Lechado explicó que ésta es una zona en la que no se había escavado nunca, por lo que ha sido una buena experiencia para todos, en la que avanzaban a la vez. Lo que se encuentre en esta parte del cuarto recinto fortificado se enviará al Centro de Arqueología, donde lo clasificarán.
La coordinadora de este proyecto indicó que esperan que en un futuro se puedan acometer medidas de conservación y preservación y seguir descubriendo parte del camino.
Los voluntarios
Para algunos de estos chicos, la arqueología era una materia por descubrir, mientras que para otros formaba parte de sus planes de futuro. Tras recibir una charla sobre el lugar en el que iban a actuar y sobre algunas técnicas de escavación, estos chicos se pusieron manos a la obra.
Con el pico pequeño fueron quitando la tierra y con recogedores y cepillos la van retirando. Todo esto con mucho cuidado para no quitar piedras que pertenezcan a los muros.
Una de las sorpresas del campo de trabajo de este año ha sido que la pasada semana dos chicas encontraron un pedazo de una bala de cañón. Así, pudieron comprobar la trayectoria de la bala y cómo esto afectaba al muro, colocando piedras donde no debería de haber.
La experiencia de los chicos
Clara, de Madrid, tiene 22 años y ésta era la primera vez que acudía a un campo de trabajo, aunque aseguró que no sería la última. Se lleva de Melilla una muy buena experiencia, tanto del trabajo realizado en la escavación como de la convivencia durante una semana con chicos de su edad de diferentes regiones de España. Ella estudia Biología, pero le llamó la atención que Melilla tuviera un campo de trabajo sobre arqueología y se apuntó. Esta chica destacó la amabilidad de los melillenses.
Beatriz, de Murcia, conoce muy bien a sus 22 años esta iniciativa. El campo de trabajo de Melilla era el cuarto que realizaba y lo recomienda a todos los jóvenes, puesto que se conoce a mucha gente y se realizan un gran número de actividades. Era la primera vez que venía a en Melilla y escogió esta ciudad porque quería viajar lejos de casa. Estudia Magisterio, pero es el tercer año que se apunta a actividades de arqueología porque le encanta. Así, destacó que encontraron una bala de cañón y que, otros años, como mucho descubrían clavos y cosas que no tenían mucho valor. En cuanto a Melilla, Beatriz destacó que la encontró muy distinta a como sale en las noticias.
Rollana tiene 20 años y es de Valladolid. Éste ha sido su cuarto campo de trabajo y el segundo de arqueología. En un principio pensó que sería muy cansado, pero con los días nublados de la pasada semana pudieron trabajar bien. En cuanto a Melilla, se llevó una buena impresión de la ciudad.
Ali es una sevillana de 22 años que por primera vez asistía a un campo de trabajo. Su intención era cambiar de aires y hacer algo productivo en el verano, ya que deseaba emplear su tiempo en algo más que en irse de fiesta. Ella es estudiante de Historia de Arte y aunque no conocía las técnicas de escavación, aseguró que ha sido una experiencia muy buena. Además, destacó que ha conocido a mucha gente y que durante las tardes siempre han disfrutado de otras actividades, como el piragüísmo. Ali eligió Melilla porque su abuelo había estado en la ciudad como militar y algunos de sus tíos habían nacido aquí. Ella tenía curiosidad por descubrir la Melilla de la que hablaban en su familia. “No me la imaginaba así. Nos decían que solo había militares y teníamos una idea equivocada”, apuntó.
Otras opiniones
María Ángeles es de Mérida y tiene 19 años. Éste era su segundo campo de trabajo, pero el primero sobre arqueología. También destacó que una de las mejores cosas de estas iniciativas es conocer a gente y ciudades nuevas. “Estudio Economía, pero me esta gustando mucho descubrir el patrimonio histórico a pico y pala”, aseguró.
En el caso de Silvia, de Logroño, Melilla fue una elección, ya que está cursando estudios de conservación y protección del patrimonio. Este año pasa a segundo curso y quería descubrir si realmente le gustaba lo que será su futura profesión. En un principio, pensó que este trabajo sería más cansado, pero ha descubierto que le encanta la idea de restaurar la historia y unir las piezas del pasado. “No hemos notado mucho el calor”.
Antonio de 20 años también es de Mérida y el único que estudia Historia y al que le gustaría en un futuro dedicarse a la Arqueología. Este joven destacó la amabilidad de la gente y mostró su sorpresa por comprobar la mezcla y convivencia de culturas en una ciudad tan pequeña.
Christian, de 29 años y procedente de La Rioja, se apuntó en primer lugar al campo de trabajo de Ceuta, pero como no quedaban plazas pensó que sería una buena idea viajar a Melilla. Le encanta viajar y utiliza estas iniciativas para desconectar de su trabajo en el mundo de las finanzas.
Este chico destacó el contraste de culturas y la arquitectura de la ciudad. Además, indicó que se deberían de realizar más esfuerzos para poder restaurar y conservar el patrimonio que ellos estaban descubriendo.
Vanesa es de Navarra y tiene 24 años. Se apuntó al campo de trabajo de Melilla porque le coincidía en las fechas que ella deseaba viajar y aseguró que durante esta semana disfrutó mucho de la convivencia con el resto de chicos.
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