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Javier Moreno: "Desde el primer momento tenía muy claro mi inmersión al agua"

El pasado lunes sobre las 19:00 horas, la Delegación del Gobierno informaba que una embarcación había colisionado contra una patrulla Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil a la altura de Aguadú. En dicha embarcación se encontraban 11 migrantes de origen magrebí, el patrón de la embarcación, y en el interior del camarote la mujer de este hombre y su bebé.

A través de la colaboración ciudadana de Melilla que se encontraba en alta mar por la Playa de Horcas Coloradas y los GEAS, se procedió al rescate de todos los integrantes de una embarcación compuesta de fibra y de unos cinco o seis metros de longitud.

Posteriormente, fueron trasladados hacia el Puerto Noray donde los efectivos de la Cruz Roja y del 061 procedieron a atenderlos.

Como en todas las historias contadas, cada cual tiene su propia versión, su héroe y su villano. El Faro tuvo la posibilidad de hablar con el "héroe de esta historia", Javier Moreno, un ciudadano melillense que se encontraba en las inmediaciones de Aguadú disfrutando en el barco de su amigo junto a su propio hijo.

El rescate

Cuando comenzaron los hechos, en la embestida de la embarcación contra la patrulla de los GEAS de la Guardia Civil fueron muchos los ciudadanos melillenses que se encontraban con sus barcos y motos de aguas disfrutando en alta mar.

En este preciso instante, mientras Moreno se encontraba disfrutando con su hijo y le enseñaba diferentes técnicas de buceo, un ciudadano en una moto de agua se acercó al barco donde se encontraban para pedir unas gafas de buceo y ayuda inmediata para rescatar a los migrantes que se encontraban en el mar tras la colisión del embarque contra los GEAS.

Tanto él como su amigo no vieron la embestida que se produjo en Aguazú, relata que él se encontraba disfrutando como un día más junto a su hijo. Lo que si afirma es que el ambiente que se respiraba en la zona no era como otros días normales "sentía una sensación rara en el ambiente, de hecho estuvimos a punto de abandonar el mar por la situación que se respiraba".

"Yo estaba en un barquito de un amigo mío disfrutando de la tarde de agua junto a mi hijo. De repente, pues están doblando motos de agua, unos cuántos barcos alrededor y gritando que la Guardia Civil estaba persiguiendo a una barca  que se estaba colando y había volcado. En este caso, la embarcación era de fibra normal con un camarote que no llegaba a seis metros. Todo el mundo comenzó a subir hacia arriba, y de repente, nos bajó una moto de agua y nos pidió unas gafas de aguas", explica Javier Moreno.

Así pues, según ha hecho saber el propio protagonista a este diario, "no dudó ni un solo momento en saber que tenía que ir a ayudar y que realizaría la inmersión necesaria para poder colaborar junto a la Guardia Civil e intentar rescatar a las personas que se hundieron".

"En el momento que este hombre en la moto de agua nos pide las gafas de agua, me preparé conscientemente para tirarme al agua. Realmente, yo no sabía ni siquiera a lo que me enfrentaba, pero lo único que tenía claro es que de alguna forma tenía que intentar salvar a estas personas", añadió el melillense.

Javier Moreno es un aficionado nato del buceo. Comenzó a bucear desde pequeño junto a su padre, cuando éste le enseñaba técnicas de buceo y acabó siendo una de sus principales pasiones.

Aprovechando su experiencia, Moreno procedió a realizar su primera inmersión en el interior del agua para controlar cómo era el tamaño de la embarcación e intentar ampliar su campo de visión "quitando toda la tela y botellas" a ciegas.

Fue a la cuarta o quinta inmersión, según hace saber a este medio, cuando logra "tocar la pierna de la madre del niño y no pudo sacarla por la fuerza que ella estaba ejerciendo". Una vez que pudo comprobar que estaban vivos, Javier volvió a sumergirse bajo el agua para conseguir coger la pierna del bebé.

En ese preciso instante, la madre acabó agarrándole del bañador y el ciudadano melillense, agarrado a la pierna del bebé, "tiró de la mano hacia afuera con ella" consiguiendo sacar del interior del camarote tanto a la madre con a su propio hijo.

"Yo salí con el bebé y no me di cuenta que la madre también salió al exterior al mismo tiempo. Nada más soltar al niño, me vuelvo a sumergir al agua para ver si había alguien más. Si dejo que la madre me tire del bañador, nos íbamos los tres para abajo" cuenta el protagonista.

Una sensación de vacío

Es como se siente el ciudadano melillense tras los hechos ocurridos el pasado lunes. Así lo expresa a El Faro cuando fue preguntado por la sensación que siente al haber rescatado a una mujer junto a su bebé. Son días de reflexión personal, de sentir una sensación de vacío en su interior y un nudo en su estómago.

Moreno se siente mal, por una parte por su hijo quien no quiere que vuelva a sacar el tema del suceso frente a los medios de comunicación, y por otra, porque no es consciente todavía de haber salvado dos vidas.

Además, cuando llegó a su casa cuenta que se fundió en un abrazo con su mujer y sus hijos donde rompieron a llorar.

"Cuando habéis contactado conmigo, mi hijo me ha pedido que no volviera a hablar sobre esta situación. Tampoco quiere volver a bucear y subirse al barco, creo que tiene un trauma. Sobre mí, no soy consciente todavía de lo que ha pasado, sigo asimilando los hechos y he llorado mucho estas noches. Es una sensación de vacío, rara, como si tuviese un nudo en el estómago del que no me puedo deshacer". En el momento que llegué a casa nos fundimos en un abrazo toda la familia y lo primero que pidió mi hijo fue una pastillita para olvidar todo lo que había sucedido, recalca el melillense.

El ciudadano ha querido señalar que los únicos que se han puesto en contacto con él han sido los medios de comunicación para conocer todos los hechos de antemano.

Siente que psicológicamente "está siendo muy duro" y que ninguna de las autoridades de la ciudad autónoma le ha contactado para preocuparse por su hijo ni por él.

"Duele también este tipo de cosas que nadie se ha parado a descolgar el teléfono y llamar para preocuparse por mi hijo o incluso por mí. Esta situación para los agentes de la Guardia Civil es cotidiana y, a lo mejor, no necesitan asistencia psicológica. Yo soy un simple ciudadano autónomo que tiene su empresa y ha tenido que enfrentarse a una situación dura y complicada. Ni desde la Delegación del Gobierno ni de la Ciudad han preguntado por nosotros", subraya dolido Javier Moreno.

 

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