Hoy se cubrirá una etapa más en el calendario de normalización de nuestra principal institución local, con la investidura oficial por cuarta vez de Juan José ROBLES PACO como presidente de la Ciudad de Melilla. El acto, convertido en una ocasión solemne desde que decidiera separarse de la constitución formal de la Asamblea, supone la antesala inmediata del nombramiento de un nuevo Gobierno que, se espera, quede oficializado mediante decreto presidencial el próximo lunes, para que el martes sus miembros tomen posesión de sus cargos.
Del nuevo Gobierno ROBLES PACO, tal cual se ha venido barajando mediante filtraciones de fuentes bien informadas, ya dimos cuenta en nuestra edición de ayer, aunque finalmente se han producido variaciones que no pueden quedar en la mera anécdota. La principal en cualquier caso es el destino final del consejero Robles, ampliamente criticado y contestado en su gestión por el director-gerente de TVM, como se sabe cargo de confianza del Gobierno de turno, lo que implica que sus críticas se producían desde el mismo seno del staff del Ejecutivo melillense.
Se asegura que la exclusión de Robles del organigrama del nuevo Gobierno no es causa del duro pulso que echó al consejero el director de la tele pública local, Juan José Medina, sino de otros muchos factores.
Robles ha llevado a cabo una gestión muy criticada en lo relativo al empleo del voluminoso montante económico con el que contaba para promocionar el deporte profesional y también el deporte base. La cuestión del seguro o mutua de los deportistas originó denuncias fundamentadas por Medina, que acabaron promoviendo una comisión de estudio que realizara una debida auditoria, aunque de sus trabajos y conclusiones nada se ha sabido hasta ahora.
Sinceramente el ámbito deportivo se me escapa, Robles personalmente siempre me ha caído bien, mi trato con él, por la proyección social de la Semana Náutica, me ha permitido aproximarme a un gestor que, en mi opinión, lo ha hecho mejor que peor y que, desde mi visión lejana y distante, parecía recoger muchos apoyos y felicitaciones, tal cual se puso de manifiesto en la última gala del deporte que desde hace ya numerosos años viene organizando la asociación de la prensa deportiva.
Robles lleva al frente del área de Deporte si no me equivoco desde el año 99, cuando precisamente se inició asumiendo casi a contrapelo la organización de la Semana Náutica. Consiguió variarla por completo e hizo que una regata de elite, en la que Melilla pretendía competir con los grandes eventos de la vela a costa de pagar a muy alto coste la presencia de ‘pura sangres’, acabará convertida en un evento de clara vertiente social y enfoque turístico, con su mayor apertura al conjunto de los melillenses y su apuesta por la clase club o no profesional.
Creo que no erraría si digo que su apoyo al deporte de la vela ha sido crucial para que esta disciplina deportiva saliera extramuros del Club Marítimo y se convirtiera en una práctica al alcance de muchos más melillenses de los que son socios del mismo Club o cuentan con mayores posibilidades económicas.
Más allá del pulso extremo y público que le ha echado Medina, desconozco cuáles son las razones para ‘defenestrar’ a Robles, aunque también creo que todos los Gobiernos deben renovarse y que ningún cargo debería eternizarse, aunque las circunstancias políticas a veces demuestren que el ideal del límite de mandatos políticos no siempre es la solución más adecuada cuando las tensiones dominan en exceso el escenario político. Una realidad demasiado presente en Melilla, incluso en épocas de mayor estabilidad política como las que venimos viviendo desde la primera década de este nuevo milenio.
La comidilla hoy por tanto pasa por la exclusión de Robles del nuevo Gobierno, cuando en principio es sabido que el reelecto presidente contó con él para continuar al frente de la misma área deportiva. Sin embargo, su inminente cese no es lo único que llama la atención. Ramón Antón también ha cubierto una etapa de avance en Seguridad Ciudadana e igualmente queda fuera del nuevo equipo de Gobierno.
Sólo el presidente ROBLES PACO podrá deshojar las margaritas de tanto interrogante, incluso las que aún quedan pendientes respecto de un nuevo Ejecutivo que aún podría verse sometido a variaciones sobre lo que se anda previendo.
Al presidente de la Ciudad corresponde, en cualquier caso, la responsabilidad de formar Gobierno y de dirigirlo en aras a cumplir al máximo el ambicioso programa electoral que el PP presentó en las pasadas elecciones. Y como todos los Gobiernos, el que se acabe formando también tendrá derecho a cien días mínimo de inicio antes de empezar a considerar la idoneidad de su composición.
Hoy, la actualidad pasa por todo esto, por los que se quedan y los que se van del Ejecutivo local, y los que se incorporan con carácter totalmente novedoso. Pero pasa también por un discurso programático que pondrá negro sobre blanco y sin opción a la duda y las interpretaciones cuáles van a ser las principales prioridades del nuevo Gobierno ROBLES PACO. En cierto modo pueden preverse porque ya se han adelantado en discursos varios. No obstante, más allá de la especulación llega la hora de la comprobación y hoy especialmente sabremos cómo y de qué forma ROBLES PACO está dispuesto a afrontar los nuevos cuatro años al frente de la Presidencia de la Ciudad.
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