Josep Buades, responsable de la sección Frontera Sur del Servicio Jesuita a Migrantes, señaló que cuando terminó el primer estado de alarma que restringía la movilidad, un grupo de solicitantes de asilo de distintos países se dispusieron a viajar y se encontraron con que la Policía Nacional les impidió salir de Melilla, una situación que sigue ocurriendo a pesar de que la Justicia la ha declarado contraria a la ley. Recalcó que han sido testigos de cómo muchas personas que tienen admitida a trámite su solicitud de asilo.
Este 20 de junio se celebra el Día Mundial del Refugiado y en julio de 2020, el SJM recibió la sentencia favorable del Tribunal Supremo fechada el 29 de julio de 2020 que sienta jurisprudencia sobre el derecho a la libre circulación por todo el territorio nacional de los solicitantes de asilo documentados, con la mera obligación legal de comunicar los cambios de domicilio: derecho que no puede restringirse a quienes solicitan protección internacional desde Melilla o desde Ceuta. Aseguraron que el Comisario General de Extranjería y Fronteras no puede restringir derechos fundamentales sin apoyarse directamente en la ley, y la ley de asilo no le permite impedir la libre circulación de los solicitantes de asilo.
El Tribunal Supremo desmontó la interpretación que hace el Ministerio del Interior del sentido de los controles policiales de documentación previo al embarque entre Melilla (o Ceuta) y el resto del territorio español, incluso del territorio Schengen. Buades recalcó que están poniendo una restricción que “no está fijada por la ley”. “El Ministerio del Interior, a través de la Policía Nacional, sigue vulnerando la ley en lo que respecta a la libre circulación de los solicitantes de protección, imponiendo sus propias normas internas que no están soportadas por ninguna norma de rango legal”, expresó.
Aseguró que entiende el temor de algunas voces que señalan lo que podría suponer un efecto llamada, según expresaron fuentes consultadas por El Faro, sin embargo, Buades enfatizó que España es un Estado de Derecho.
Añadió que con las fronteras cerradas, las entradas de posibles solicitantes de asilo ha bajado.
Buades relató el caso de un varón yemení, solicitante de asilo, que pasó por Melilla y luego Ceuta, cuya historia que han elevado a instituciones como el Consejo de Europa o la Santa Sede. Se trata de un hombre que trabajó en el Ministerio del Interior de Yemen antes de la guerra civil, la cual sigue activa. Iniciado el conflicto, como trabajó para el Gobierno, tuvo que salir huyendo del país en un convoy junto a unas 50 personas que también habían trabajado en el Ministerio de Interior.
Durante dos años pudo vivir en Egipto, hasta que comenzó a recibir amenazas por el conflicto en Yemen e intentó pasar a Europa, pero no lo podía hacer directamente y cruzó el norte de África hasta llegar a Nador.
Desde allí, se dirige a la sede de ACNUR en Rabat para pedir asilo, pero Marruecos no reconoce como refugiados a los yemeníes a pesar de estar el país en guerra.
Vuelve a Nador y desde allí sale en una embarcación, que es interceptada. El segundo día de Ramadán, intentó junto a otro grupo de yemeníes cruzar a Melilla, pero fueron interceptados por la Guardia Civil y fueron rechazados en frontera. En Marruecos, lo condenaron brevemente a ingresar en prisión y lo mandaron a una ciudad a 900 kilómetros al sur de Nador.
Luego, estando en Casablanca, le llega el rumor de que en Ceuta es fácil entrar y que casi no hay vigilancia. Con un grupo de yemeníes, se dirige a Castillejos y se echan al mar. Después de dos horas, llegan a una playa de Ceuta, se adentran en la ciudad hasta Cruz Roja. Desde allí, los acompañan hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta. También contactó a personal de ACNUR que ya estaba en Ceuta y después de 15 horas de entrar en la ciudad y de avisar a ACNUR de su situación, unos militares españoles los devolvieron a Marruecos.
Así pues, Buades señaló que este hombre fue rechazado en frontera en Melilla, aplicándose la disposición décima de la Ley de Extranjería, sin que se le diese la oportunidad de mostrar su voluntad de solicitar protección internacional.
En Ceuta, entraron junto a las miles de personas que traspasaron la frontera ceutí con Marruecos el pasado mayo por la crisis bilateral entre España y Marruecos. Buades expuso que una cosa es llevar de vuelva a una persona que acaba de cruzar la frontera y otra es hacerlo con una que lleva 15 horas en la ciudad, que ha pasado por el CETI y que personal de ACNUR la reconoció como solicitante de asilo. “Es una devolución sumaria sin ningún procedimiento”, señaló. Recalcó que esta persona no debería seguir arriesgando su vida para ser reconocido como refugiado. “Tenemos que ser escrupulosos en el cumplimiento de la ley y en lo que es un derecho como el de asilo”, subrayó.
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