Uno de los quince refugiados sirios del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla que desde el pasado lunes están en huelga de hambre ingresó el pasado viernes inconsciente en el Comarcal con una bajada de azúcar, según confirmó a El Faro José Palazón, responsable de la ONG Pro Derechos de la Infancia (Prodein).
Ayer por la tarde los facultativos del centro hospitalario de Melilla ya le habían dado de alta, pero Palazón teme que habrá más problemas porque los sirios “están débiles, pero muy firmes en la huelga”, comentó a este periódico.
Entre los huelguistas hay otros tres jóvenes con los niveles de azúcar bajos, según la información que han hecho llegar a El Faro.
El pasado lunes un refugiado sirio del CETI decidió iniciar una huelga de hambre para protestar por su estancia indefinida en Melilla. Al día siguiente se fueron sumando compatriotas hasta llegar a los quince que actualmente se niegan a comer hasta que desde la Dirección del centro o desde la Delegación del Gobierno les informen en qué punto está la tramitación de sus salidas de la ciudad.
Ninguno de los sirios en huelga de hambre ha solicitado protección internacional. Como la política del CETI es priorizar la salida de los refugiados que sí piden asilo, estos jóvenes han visto pasar hasta ocho meses desde su llegada a Melilla sin que se concrete su fecha de salida de la ciudad hacia la península, que sigue siendo incierta.
Por eso se han puesto en huelga de hambre y por eso han entregado sendas cartas a la Dirección del CETI y a la Delegación del Gobierno, pidiendo que se aceleren los trámites que les permitan salir de Melilla, llegar a la península y continuar camino hacia Alemania, Bélgica o Reino Unido.
En esos países les esperan familiares que les ayudarán a encontrar trabajo para poder sacar de Siria a las esposas e hijos que han dejado detrás.
No es la primera vez que un grupo de sirios sin cargas familiares protesta en Melilla por la dilación de su salida de la ciudad.
Cuando apenas había peticiones de asilo, seguían relegados a un segundo plano porque el centro priorizaba la salida de las familias con niños a su cargo.
Ha habido, incluso, protestas de jóvenes sirios frente a la Comisaría de la Policía Nacional o en la Plaza de España.
La manifestación más testaruda que se recuerda fue la que tuvo lugar en la Navidad de 2013, cuando un centenar de sirios acampó en la Plaza de España, exigiendo su salida de Melilla.
A duras penas la Policía Nacional consiguió convencer a los manifestantes para que acamparan en la mezquita del cementerio musulmán, donde permanecieron hasta que en cuestión de un mes fueron trasladados a la península.
Desde el CETI recomiendan a los sirios en huelga de hambre que soliciten asilo para salir cuanto antes de Melilla, pero ellos no quieren porque eso les podría acarrear problemas para establecerse en otro país de la Unión Europea.
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